Entrevista con Mons. Alfonso de Galarreta, primer Asistente General de la FSSPX
Monseñor Alfonso de Galarreta, primer Asistente General de la Fraternidad San Pío X, respondió a las preguntas hechas por FSSPX.Actualidad para una videoentrevista. He aquí la transcripción.
Usted ya había desempeñado antes el cargo de Asistente del Superior General...
Sí, efectivamente, fui Asistente durante 4 años. Al final del mandato anterior, es decir, hace 12 años. Fui nombrado Asistente del Superior General, al mismo tiempo que ocupaba el cargo de Superior en España.
¿Qué otros cargos ha ocupado en la Fraternidad San Pío X?
Desde el año 1985, fui nombrado superior del Distrito de América del Sur; posteriormente, fui Superior de la Casa Autónoma de España; más adelante, fui director del seminario de La Reja en dos ocasiones, para ayudar a resolver problemas, por así decirlo... Después de esto, permanecí en Ginebra, donde radico actualmente, debido a todos los viajes (que tengo que realizar) como obispo, y también como parte de mi ministerio como obispo encargado de los religiosos y las religiosas.
¿Cuáles son sus responsabilidades con respecto a las comunidades religiosas?
Se trata de comunidades contemplativas o de vida activa, masculinas o femeninas..., mi responsabilidad depende de las necesidades que tengan estos religiosos de una autoridad eclesiástica. Por lo que es un ministerio bastante amplio e interesante, pues estas comunidades se están multiplicando por todo el mundo, y es muy consolador ver que la Tradición está tan extendida y consolidada. Para dar un ejemplo, estos últimos años, ha habido un gran crecimiento en las vocaciones contemplativas. Sobre todo en las carmelitas, dominicanas, franciscanas, benedictinas...
¿Qué países ha visitado y cuáles le han dejado recuerdos más memorables?
¡Todos los países! Sería muy tardado mencionarlos todos, porque vamos a todas partes. Los obispos (de la Fraternidad San Pío X) ejercen un ministerio no territorial, sino en todos los lugares donde está presente la Tradición, es decir, en los cinco continentes.
Hablando generalmente, una de las cosas que siempre me sorprende es el hecho de encontrar en todas partes el mismo espíritu de fe, la fe católica, el amor a la Tradición. En todos los países nos sentimos como en casa, aunque no hablemos el idioma, aunque las costumbres sean completamente diferentes, ya sea que estemos en México, en Europa, en Corea, en Indonesia, siempre encontramos en los fieles el mismo espíritu católico, el mismo amor a la fe, a la Santa Misa, a la Santísima Virgen María...
Un hecho específico - relacionado con lo que acabo de decir -, es que un día, una mujer mexicana de edad avanzada, una indígena con el cabello blanco, se puso de rodillas para besarme el anillo episcopal, y después, me besó los pies. No tuve tiempo de reaccionar, ella simplemente me besó los pies. Entonces, recordé los pies de aquellos que evangelizan (cf Rom. 10, 15, citando a Isaías 52,7: "¡Qué hermosos son los pies del mensajero que anuncian la Buena Nueva!") Y veinte años después, cuando ya no recuerdo exactamente donde sucedió, me acuerdo de ella y ¡vuelve a sorprenderme del mismo modo!
Otra cosa que nunca deja de sorprenderme, y que resulta muy consoladora, es el hecho de ver este espíritu de fe en todas partes y cómo nuestros fieles buscan este espíritu con nosotros: el espíritu católico, el espíritu de la Iglesia, hasta el grado de besar (en este país lejano) los pies del predicador. Sin duda, esto es lo que más me llena de consuelo...