Estados Unidos: a un año de la victoria del derecho a la vida

Fue hace apenas un año: el 24 de junio de 2022, mientras la Iglesia Universal celebraba la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús, la Corte Suprema de Estados Unidos revocó la sentencia Roe v. Wade que, desde 1973, permitía a las mujeres estadounidenses la posibilidad de recurrir al aborto en todo el país.

Esta decisión dio a cada uno de los cincuenta Estados de la Federación la opción de prohibir o autorizar el aborto. Un año después, una docena de estados prohibieron el aborto, obligando a las clínicas a cerrar o reubicarse. Texas, Luisiana e incluso Mississippi no prevén ninguna excepción en caso de violación o incesto.

Es probable que otros cuatro Estados sigan este camino: Indiana, Wyoming, Ohio y Montana, mientras que otros siete han preferido restringir el acceso al aborto. Por otro lado, en diez Estados, incluidos California, Nueva York y Washington, se ha ampliado la posibilidad de abortar.

El primer aniversario de Dobbs v. Jackson, sentencia por la cual el tribunal supremo de Estados Unidos revocó su decisión de 1973, se celebró en una amplia variedad de formas en todo el país, pero con una preocupación común: la gran elección de noviembre de 2024.

Kristen Hawkins, presidenta de Students for Life of America, resumió muy bien las expectativas del ámbito pro-vida: "Cuando te presentas ante los votantes para postularte para un cargo federal, al menos debes reconocer que el aborto es un problema federal". Un mensaje recibido alto y claro por el ámbito republicano.

Mike Pence, candidato declarado del Grand Old Party en las primarias presidenciales de 2024, viajó el 24 de junio al Lincoln Memorial para pronunciar un discurso a favor del derecho a la vida: "Defendemos a los niños por nacer y su derecho inalienable a la vida", declaró el exvicepresidente, prometiendo que él y su familia política no descansarán ni se rendirán hasta que el carácter sagrado de la vida sea restaurado en el corazón de la ley estadounidense en todos los Estados del país".

El expresidente Donald Trump, también candidato a las primarias republicanas, no se quedó fuera, prefiriendo por su parte intervenir en el marco de la reunión anual de Faith & Freedom Coalition, que agrupa a los protestantes evangélicos, el grupo religioso más abiertamente opuesto al aborto en el país: "Pusimos fin a Roe v. Wade", declaró Trump, recordando que este resultado se logró gracias a los jueces que él mismo designó para la Corte Suprema durante su mandato.

Del lado demócrata, la cosa era más seria, pero las apuestas políticas siguen siendo las mismas: el 24 de junio, tres demócratas, Michelle Obama, Hillary Clinton y Kamala Harris -actual vicepresidenta que podría reemplazar a Joe Biden en caso de un impedimento grave de este último-, intervinieron en las redes sociales para deplorar un "desgarrador paso atrás": "Seguiremos haciendo todo lo posible para proteger el derecho a decidir sobre el propio cuerpo", insistió la vicepresidenta.

Pero ¿qué piensan los estadounidenses? Una encuesta reciente de Gallup indica que el 61 % de los encuestados considera que la decisión de la Corte Suprema del año pasado es "algo malo", mientras que el 38 % opina lo contrario. No obstante, aunque casi el 70% cree que el aborto debe ser legal durante el primer trimestre del embarazo, la mayoría se inclina por prohibirlo a partir del cuarto mes.

Estas cifras son el signo de una sociedad que se seculariza progresivamente, pero en la que la cuestión del derecho a la vida sigue estando en el centro de las cuestiones políticas, a diferencia de la vieja Europa que parece haber dejado estas cuestiones fundamentales en la polvorienta sección de las ideas que considera obsoletas.