Estados Unidos: un resplandor que trae esperanza
Catedral de San Patricio, en Nueva York
Aunque sacudida por conflictos internos que, según observadores críticos del actual pontificado, son la señal de un declive institucional, la Iglesia católica aún conserva una influencia significativa sobre las elites estadounidenses en 2024.
En Estados Unidos, el catolicismo es parte de la efervescencia intelectual actual. Se observa en las principales universidades estadounidenses e “incluye a seis de los nueve jueces de la Corte Suprema”.
Como señala Matthew Schmitz en el New York Times (NYT) del 14 de agosto de 2024, “la doctrina social de la Iglesia influye en el debate público”, hasta el punto de constituir una fuente de inspiración a la que recurren cada vez más políticos que quieren “poner fin tanto a la cultura de la izquierda como al liberalismo desenfrenado defendido por una parte de la derecha”.
El candidato republicano a la vicepresidencia de Estados Unidos, James David Vance, ilustra a su manera esta tendencia. Bautizado en 2019, el compañero de fórmula de Donald Trump se unió a la letanía de estas élites que han iniciado un giro hacia la Iglesia y hacia un supuesto conservadurismo político, exterminador de los delirios del wokismo y la cancel culture.
El NYT cita a “los abogados Erika Bachiochi y Ardian Vermeule, el politólogo Darel Paul, el columnista de opinión del NYT Ross Douthat, el teólogo Russell Ronald Reno [editor jefe de First Things] y el escritor [y editor jefe de la revista Compact], Sohrab Ahmari”, entre otros.
El objetivo no es convertir a estos intelectuales en líderes de opinión. Por ejemplo, JD Vance generó controversia en julio, cuando declaró en el programa político de NBC Meet the Press que se uniría a la Corte Suprema en su deseo de no prohibir la píldora abortiva a nivel federal.
Pero hay que reconocer que las diversas contribuciones de estas élites que han llegado al catolicismo a menudo, al margen de lo que piensen, mueven las líneas en Estados Unidos, incluso si eso significa hacer tambalear el edificio progresista.
Estos intelectuales tienen en común que comparten una misma idea que combina "el conservadurismo social y el deseo de cuestionar" ciertos dogmas del Partido Republicano relacionados con el libre comercio, explica el NYT. Para ellos, el catolicismo constituye un recurso incomparable para repeler los excesos del liberalismo tanto cultural como económico.
Cabe recordar la admiración ilimitada de François-René de Chateaubriand por la Iglesia, a la que consideraba la única capaz de contener “la ola del racionalismo que había roto con el espíritu de la Ilustración”, recuerda el NYT. Y la escritora británica Evelyn Waugh, que describió el catolicismo como “un contrapeso a un Estado materialista y tecnocrático”.
Como prueba de esta influencia, Matthew Schmitz cita el caso de Robert Lighthizer, que ejerció bajo la administración Trump un papel equivalente al de Ministro de Comercio en Francia, y que no dudó en citar, en el ejercicio de sus funciones, las enseñanzas pontificias de León XIII.
Por ello, pidió “promover una economía del bien común” y rechazar “los dogmas de la religión del libre comercio”, cita el NYT. Es difícil imaginar el grado de indignación que tales comentarios provocarían en Francia...
Asimismo, JD Vance declaró en 2023, durante una visita a un piquete de huelga, que él también seguía "atentamente las enseñanzas del Papa León XIII sobre la relación entre los empleados y su empresa", cita nuevamente Matthew Schmitz.
Esta atracción de determinadas elites por el catolicismo y su doctrina social es tanto más tranquilizadora cuanto que, al más alto nivel de la jerarquía católica, parece haber un esfuerzo por disolver la Iglesia en el mundo, sugiriendo que esta última ya no tiene la voluntad para resistir los aspectos más siniestros de la sociedad posmoderna.
Es de esperar que, aunque con retraso, este despertar también se produzca en Europa.
Fuente: New York Times – FSSPX.Actualités
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