Estados Unidos: una campaña que vale su peso en oro

Fuente: FSSPX Actualidad

A pocos días de las elecciones presidenciales, mientras cada campo se esfuerza por ampliar su electorado –especialmente entre los católicos– en los estados clave donde se desarrollarán las elecciones, los dos candidatos ya han logrado que la campaña de 2024 sea la más alta en términos de presupuesto en la historia de Estados Unidos.

No se trata de lluvias torrenciales, sino de millones de dólares que desde hace varios meses llueven sobre las cabezas de los candidatos a las elecciones presidenciales. En la carrera por la Casa Blanca, Kamala Harris acaba de recibir la friolera de 150 millones de dólares de Bill Gates; el jefe de Microsoft nunca ha ocultado su preferencia por la mujer que, según él, encarna el progresismo.

Por su parte, Elon Musk acaba de crear una lotería de un tipo particular: cada día hasta el 5 de noviembre, una persona elegida al azar –y que previamente haya firmado una petición a favor de Donald Trump– recibirá un millón de dólares.

El fundador de Tesla y SpaceX, a quien el candidato republicano prometió integrar en su administración si es elegido, incluso creó un comité electoral que permitió recaudar más de 75 millones de dólares a través de la red social X.

Un análisis publicado por el grupo de investigación OpenSecrets a principios de octubre reveló que un puñado de donantes poderosos están desempeñando un papel de liderazgo en la configuración de la carrera presidencial de 2024, y que muchos de estos multimillonarios están del lado de Donald Trump.

El empresario Timothy Mellon donó 125 millones de dólares al comité pro-Trump “Make America Great Again”, mientras que Miriam Adelson, viuda del propietario de casinos, Sheldon Adelson, donó 95 millones de dólares. En el frente demócrata, el exalcalde de Nueva York, Mike Bloomberg, donó 19 millones de dólares al comité formado para la elección de Kamala Harris.

A estas cifras transmitidas por la agencia religiosa SIR se suman las donaciones en criptomonedas: 7.5 millones para el expresidente y un millón para la candidata demócrata. En total, las dos campañas electorales han logrado recaudar casi dos mil millones de dólares, o alrededor del 37% del producto interno bruto de Sierra Leona, según los últimos datos del Fondo Monetario Internacional.

La campaña de 2024 promete ser la más cara de la historia de Estados Unidos, pero quizás también la más indecisa, de ahí la importancia de no descuidar a ningún electorado, en particular a los católicos. Lo que ha entendido muy bien Donald Trump al asistir a la última cena de gala de Al Smith ofrecida por organizaciones benéficas católicas.

En declaraciones al canal EWTN durante la comida, el expresidente se burló de la decisión de su competidora de no asistir a esta comida - "es una marxista profundamente irrespetuosa hacia los católicos", declaró, repitiendo que él encarna "todo lo que representa la Iglesia", y que el Papa Francisco alude a él cuando dice que hay que “votar por el mal menor”.

Estos esfuerzos parecen estar dando frutos en las encuestas, ya que una encuesta realizada por encargo del National Catholic Reporter muestra que el republicano se sitúa en el 50% de las intenciones de voto de los católicos en los swing states: Arizona, Georgia, Michigan, Nevada, Carolina del Norte, Pensilvania y Wisconsin, frente al 45% para la demócrata.

Del lado de Silicon Valley, se observa desde hace varios meses un movimiento a favor del candidato republicano: tradicionalmente más abiertos a los demócratas debido a su progresismo social, los líderes tecnológicos tienden a mirar hacia el Grand Old Party, menos exigente en términos de regulación y libertad en el ámbito digital.

En cualquier caso, las urnas deberían emitir su veredicto después del 5 de noviembre: a menos que los resultados sean tan ajustados que ninguna de las partes admita la derrota, abriendo el camino a una crisis institucional que los miles de millones de los gigantes del Nasdaq tal vez no sean suficientes para resolver.