Estambul: la Iglesia deplora la islamización forzada de un santuario bizantino

Los frescos de San Salvador de Cora
Casi cuatro años después de la transformación en mezquita de la basílica de Santa Sofía de Constantinopla, es el turno de la iglesia de San Slavador de Cora, situada en la antigua capital bizantina, de correr la misma suerte. Una decisión del presidente turco condenada por los episcopados de la Unión Europea (UE).
Los musulmanes se agolparon, el 6 de mayo de 2024, en el interior de la antigua iglesia de San Salvador de Cora, que acababa de abrir sus puertas al culto del islam después de cuatro años de restauración. Desde Ankara, la capital, Recep Tayyip Erdogan celebró la transformación de una iglesia en mezquita: la decisión se tomó en agosto de 2020, un mes después de la reapertura de Santa Sofía para el mismo uso.
En cuanto a la restauración, se trataba principalmente de adaptar la iglesia a los cánones del islam que prohíben la presencia de obras figurativas: ahora una gruesa alfombra de color ladrillo cubre el suelo y unas cortinas desmontables cubren dos mosaicos, uno de los cuales representa a Cristo. Parte de los frescos y mosaicos siguen siendo visibles, al menos por el momento, como constataron los periodistas de la Agence France-Presse presentes en el lugar.
Construida por los bizantinos en el siglo V, la iglesia de San Salvador de Cora, también llamada iglesia de Cora (Kariye, en turco), ya se había transformado por primera vez en mezquita tras la toma de Constantinopla por los otomanos en 1453, y en un museo después de la Segunda Guerra Mundial.
La decisión del presidente Erdogan fue considerada como un intento de removilizar la base islamista de su electorado, después de que las últimas elecciones municipales parecieran un desautorización del actual presidente turco.
En cualquier caso, la reapertura de San Salvador de Cora al culto musulmán no es bien vista por parte de la Comisión de Episcopados de la Unión Europea (COMECE) que deploró, en un comunicado de prensa publicado el 23 de mayo, una “dilución de las raíces históricas de la presencia cristiana en el país", así como una "decisión lamentable que hará más difícil la convivencia religiosa".
Cabe señalar que la noticia extinguió las esperanzas de los representantes de los episcopados europeos que se habían reunido un mes y medio antes durante su asamblea plenaria de primavera –del 17 al 19 de abril de 2024– en Lomza (Polonia) para abogar por la ampliación de la UE, a pocas semanas de las elecciones europeas.
Pesimista, el Padre Manuel Barrios Prieto, secretario general de la Comece, confía en los temores de los prelados de la UE: "con esta acción, cualquier iniciativa de diálogo interreligioso promovida por las autoridades del país perderá inevitablemente su credibilidad".
Baste decir que la ilusión de un diálogo interreligioso fructífero, sinónimo de un mañana brillante –basado en el famoso “principio de reciprocidad” establecido en la Instrucción Erga migrantes de 2004 (n. 64), escrita a raíz de Vaticano II– todavía sobrevive , y esto de forma evidente.
Una ilusión que nació muerta, si se piensa detenidamente, al considerar la esencia misma de la religión islámica: “El islam no es una religión como el judaísmo o el cristianismo. El islam invade el campo social; añade a lo propiamente religioso los elementos del modo de vida, de la civilización y de la cultura. Este carácter omnicomprensivo es característico del islam”, escribió hace unos años Tariq Ramadan, teórico de un islam “frecuente” en el Viejo Continente.
Baste decir que cualquier intento de diálogo aquí está condenado al monólogo. Que el destino de San Salvador de Cora sea la ocasión de un vigoroso despertar en la Iglesia y de un retorno a la voluntad de Cristo de convertir a todos los hombres, incluso a los musulmanes.
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Fuentes: Comece/AFP – FSSPX.Actualités
Imagen: Flickr / Emmanuel Parent (CC BY-NC 2.0)