Felicitaciones navideñas a la Curia: las críticas silenciadas de Francisco

Este 21 de diciembre de 2024, los árboles de Navidad, repletos de adornos, engalanados para las celebraciones de la Natividad, contrastaban con los rostros sombríos de los altos prelados que habían acudido para asistir a la tradicional ceremonia de felicitaciones navideñas en presencia del Sumo Pontífice.
Con el paso de los años, el habitual intercambio de felicitaciones navideñas se ha convertido en un Vía Crucis para los miembros del Sacro Colegio presentes en Roma, que han adquirido la costumbre de meditar sobre la proximidad entre Belén y el Gólgota.
Más de un porporato recordará las felicitaciones navideñas de 2014, durante las cuales el Papa Francisco enumeró las "enfermedades" de la Curia, entre ellas el "Alzheimer espiritual", la "vanidad" y la "charlatanería". El año pasado, incluso se advirtió a los cardenales contra el "riesgo de convertirse en lobos rapaces"...
En este final del 2024, el "tono" del discurso papal fue "más suave", según las palabras bastante inusuales publicadas en el portal oficial de noticias del Vaticano. Se trató de una felicitación más fraterna, en la que el pontífice argentino describió la Curia como "un gran taller de humildad" que vive "en alegre y fraterna armonía en la medida en que sus miembros recorren el camino de la humildad, renunciando a pensar mal y a hablar mal de los demás".
Pero más allá de las referencias a maestros espirituales como Doroteo de Gaza -un Padre de la Iglesia que no fue elegido al azar dado el doloroso contexto que viven los cristianos en Oriente-, no hace falta ser licenciado en la Pontificia Academia de Eclesiología para percibir las espinosas alusiones dirigidas por el inquilino de Santa Marta a sus colaboradores.
"No busques conocer el mal de tu prójimo, y no albergues sospechas contra él. Y si nuestra malicia las suscita, trata de transformarlas en buenos pensamientos", insistió el Pontífice, recordando también que el trabajo en la Curia puede volverse “a menudo árido y seco a la larga, si no nos recargamos de experiencias pastorales, de momentos de encuentro, de relaciones amistosas, con espíritu de agradecimiento”.
El tema de fondo es la transformación de la Curia romana, que se está llevando a cabo con gran esfuerzo desde hace varios años, y más aún en una coyuntura económica difícil.
Hace unos meses, el 16 de septiembre de 2024, en una carta al Colegio Cardenalicio, el Papa Francisco pidió medidas drásticas para reducir los gastos superfluos en el Vaticano, instando a sus colaboradores a abrazar un espíritu de "esencialidad" en su trabajo, "evitando lo superfluo y seleccionando cuidadosamente (las) prioridades, favoreciendo la colaboración mutua y las sinergias".
"Debemos ser conscientes de que hoy nos enfrentamos a decisiones estratégicas que hemos tomar con gran responsabilidad, porque estamos llamados a asegurar el futuro de la Misión", concluyó el Pontífice.
Más preocupante aún, el 21 de noviembre, el sucesor de Pedro volvió a escribir a los responsables curiales para alertarles sobre la situación deficitaria del Fondo de Pensiones del Vaticano: "No son decisiones fáciles de tomar, requerirán particular sensibilidad, generosidad y voluntad de sacrificio por parte de todos", repitió.
En resumen, el ambiente es pesado y propicio a murmuraciones de todo tipo, lo que arroja una luz particular sobre la ceremonia de felicitaciones navideñas a la Curia el 21 de diciembre.
"Necesitamos hacer los Ejercicios Espirituales todos los años", declaró el Sumo Pontífice al final de su mensaje. Es difícil haberlo expresado mejor, porque en Roma, y no solo en los pasillos de la Curia, hay que releer las reglas de discernimiento de los espíritus recibidas por el fundador de los jesuitas en su cueva de Manresa. Y aplicarlas.
Fuentes: Salle de presse du Saint-Siège/Vatican News – FSSPX.Actualités
Imagen: Banque d’images Alamy