Filipinas: ¿el divorcio a punto de ser legalizado?

Fuente: FSSPX Actualidad

El presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, tiene la intención de que el parlamento apruebe su proyecto de ley sobre el divorcio antes de la Pascua de este año, comenzando así un nuevo enfrentamiento con la Iglesia católica.

El portavoz del Senado confirmó que se presentará ante la asamblea una versión definitiva del proyecto de ley "sobre el divorcio y la disolución del matrimonio", durante la tercera y última sesión llevada a cabo el 23 de marzo de 2018.

La Iglesia católica alzó la voz inmediatamente: distintas asociaciones y movimientos de católicos laicos han firmado una carta en la que recuerdan que la "constitución filipina reconoce el matrimonio como una institución social inviolable que constituye el fundamento y base de la familia y que debe ser protegida por el Estado."

Uno de los movimientos más importantes del país "Parejas para Cristo" recordó que: "el matrimonio no procede de la Iglesia ni del Estado, sino de Dios: ni la Iglesia ni el Estado pueden modificar la definición intrínseca del matrimonio, con su indisolubilidad."

Por su parte, el obispo auxiliar de Cebu, Monseñor Oscar Florencio, reafirmó "el carácter sagrado del matrimonio y de la vida familiar, que debe conservarse a toda costa", advirtiendo al mismo tiempo contra "los estragos y la inmoralidad resultantes del divorcio."

Monseñor Rómulo Valles, arzobispo de Davao, y presidente de la Conferencia Episcopal de Filipinas, señaló igualmente el impacto emocional y psicológico que el divorcio ejerce sobre los niños: "Cada vez más niños crecerán desorientados y privados del cuidado y presencia de sus dos padres", declaró en una carta pastoral contra el proyecto de ley del gobierno filipino.

En este aspecto, la Iglesia no se hace ilusiones: en una encuesta reciente realizada por el instituto social Weather Stations, el 53% de las personas interrogadas - ¡de las cuales el 54% son católicas! - apoyan la legalización del divorcio, contra el 32% de opiniones contrarias y el 15% de indecisos, una prueba más de la creciente secularización de la sociedad que la Iglesia no puede detener.