Francia: peregrinación de París a Chartres ¿una respuesta a Traditionis custodes? (2)

Fuente: FSSPX Actualidad

La peregrinación de París a Chartres, cuya capellanía está a cargo de los sacerdotes de la Fraternidad San Pedro, reunió a 16,000 participantes para Pentecostés 2023. Esta afluencia excepcional fue presentada por los organizadores como una brillante respuesta al Motu proprio Traditionis custodes (16 de julio de 2021) que reduce severamente la posibilidad de celebrar la Misa Tridentina. La primera parte de esta serie de artículos mostró las ambigüedades presentes detrás de esta gran participación. 

Poner fin a la guerra litúrgica, pero ¿con qué medios?

Este deseo de poner fin a las polémicas litúrgicas puede leerse en un artículo de opinión publicado en La Croix el 6 de junio, de la pluma de Jean Bernard, colaborador de La Nef, que recomienda una renovación del misal de San Pío V según dos objetivos tomados de la constitución conciliar Sacrosanctum Concilium [SC] sobre la liturgia.

"Primero, la restauración de 'una lectura más abundante, más variada y mejor adaptada de la Sagrada Escritura' (SC 35), si es necesario adoptando el rico leccionario de la Misa de Pablo VI; luego, el fortalecimiento de la 'participación activa de los fieles' (SC 48), por ejemplo, permitiendo a la comunidad cantar juntos el común de la Misa y el Pater Noster".

Por tanto, según Jean Bernard: "Este misal tradicional renovado permitiría aplicar, según la regla del desarrollo orgánico de la liturgia, las inspiraciones del Concilio Vaticano II, de modo que ya no se le pueda reprochar al Misal su rechazo a este último Concilio". Y procede con cautela:

"Evidentemente, las propuestas arriba expuestas no pueden por sí solas constituir una solución milagrosa a la crisis que vive la Iglesia, crisis que se debe en particular, en el plano teológico, a la relación del cristianismo con la modernidad y, en el moral, al desastre de los escándalos. Su único propósito es alimentar el necesario debate sobre los medios para poner fin a la guerra litúrgica entre católicos. Porque esta guerra, iniciada hace más de cincuenta años y que ha sobrevivido tres generaciones de fieles, definitivamente ha durado demasiado".

Este final de la guerra litúrgica es deseado también por el Padre Benoist de Sinéty, párroco de San Euberto, en Lille, pero de manera más radical. En el sitio web Aleteia del 4 de junio, se pregunta por qué la peregrinación a Chartres de Nuestra Señora de la Cristiandad se adjudica el derecho de prohibir la celebración de la misa nueva durante los tres días de marcha. 

"Lo que me preocupa, escribe, no es que se pueda celebrar la Misa según su forma extraordinaria. No, lo que me preocupa es que se prohíba celebrarla según la forma ordinaria. Como si fuera algo indigno o indigente. A este respecto, señala muy acertadamente el Padre Gabin Hachette en La Porte Latine del 9 de junio: "El Padre de Sinety plantea algo de lo que no se ha hablado, intenta presionar a los organizadores para que expongan explícitamente el motivo subyacente de su negativa".

¿Habrá una respuesta de los organizadores? En La Nef del 6 de junio, Elisabeth Geffroy bajo el título: "¿Una polémica superada?" -una respuesta que no puede sino alegrar al Padre de Sinéty- señala: "Parece que un sacerdote diocesano que se unió a sus hermanos peregrinos para marchar y orar junto a ellos, que estaba allí para enseñarles y darles los sacramentos, fue 'autorizado' a celebrar, durante la peregrinación, su misa privada en la forma ordinaria del rito romano.

"Las comillas son importantes, porque el derecho canónico es claro, ninguna autoridad tiene el poder de prohibir a un sacerdote celebrar su Misa en la forma ordinaria. Sin embargo, la peregrinación de Nuestra Señora de la Cristiandad había rechazado hasta ahora que los sacerdotes que participan en la peregrinación celebren en privado según el rito de su elección: era obligatoria la forma extraordinaria.

"No se puede reprochar a los organizadores su apego a la liturgia tradicional, que es la piedra angular de esta peregrinación, y su postura inflexible con respecto a las tres misas públicas. Pero ¿qué pasa con las misas privadas celebradas en la más estricta intimidad? Se trata de una práctica incomprensible, que no se asemeja a una actitud de la Iglesia, y que equivale de facto a sembrar sospechas intolerables sobre la forma ordinaria del rito romano, sobre el modo en que la Iglesia universal celebra la Misa desde hace varias décadas".

Pasando de la información hipotética a un hecho establecido, Elisabeth Geffroy continúa: "No todos conocemos el lado oculto de las cartas, los acuerdos alcanzados en buenos términos, el probable enfrentamiento entre un obispo y la organización de la peregrinación para que esta última cediera terreno, pero ese precedente ahora existe, y no podemos dejar de regocijarnos por ello".

Una vez más, el Padre de Sinéty se regocija a la par de La Nef. Pero, ¿qué dicen al respecto los organizadores? Especialmente porque es muy poco probable que todos los participantes de la peregrinación se regocijen al unísono.

Lex orandi, lex credendi

En el sitio web Renaissance Catholique del 6 de junio, Jean-Pierre Maugendre respondió al Padre de Sinéty, deplorando una "negativa a abordar la cuestión fundamental que es la de los frutos de la reforma litúrgica y la licitud de expresar reservas o hacer preguntas sobre la actas del Magisterio".

Y recuerda que la reforma conciliar "sigue planteando a la conciencia católica, más de cincuenta años después de la publicación del Breve Examen Crítico de la Misa Nueva de los cardenales Ottaviani y Bacci, interrogantes formidables, sobre todo cuando se recuerda la observación de los dos cardenales: "El Novus Ordo Missae (…) se aleja de manera impresionante, tanto en su totalidad como en sus detalles, de la teología católica de la Santa Misa tal como fue formulada en la XXII sesión del Concilio de Trento'".

Maugendre añade: "La preocupación no puede sino aumentar cuando el cardenal Arthur Roche declaró, ex officio, el 19 de marzo de 2023 sobre la Misa: "La teología de la Iglesia ha cambiado". Habría, pues, en la Iglesia, los defensores de la antigua teología y los de la nueva".

Esta increíble declaración del Cardenal Roche, prefecto del Dicasterio para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, también fue señalada por el Padre Davide Pagliarani, Superior General de la Fraternidad San Pío X, en una entrevista concedida el 5 de mayo a FSSPX.Actualidad:

"Se quiera o no, a partir del motu proprio Traditionis custodes, esta Misa está prácticamente prohibida en la Iglesia; como recordaba recientemente el Cardenal Roche, con el Concilio 'ha cambiado la teología de la Iglesia' [en BBC Radio 4, el 19 de marzo de 2023] y en consecuencia la liturgia, que es su expresión.

Tomando en cuenta las comunidades ex-Ecclesia Dei, el Padre Pagliarani afirma: "Los miembros de estos Institutos, como muchos sacerdotes que quieren celebrar el rito tridentino, viven con tal temor que se condenan al silencio ante la vida actual de la Iglesia, porque saben bien que el día que deseen expresar sus reservas ante lo que hoy sucede, la espada de Damocles podría caer sobre ellos.

"El Cardenal Roche está dispuesto a recordárselos en cualquier momento. Lo digo con toda caridad: esta situación provoca una dicotomía permanente entre el ámbito litúrgico y el doctrinal, que corre el riesgo de hacer vivir a estos sacerdotes en la desilusión y paralizarlos irremediablemente en la necesaria profesión pública de su fe".

En vez de querer "superar" pragmáticamente, incluso subrepticiamente, la disputa litúrgica que ha durado 50 años, sería más sensato y eficaz esforzarse por resolverla, cada uno desde su modesto lugar, tomando como punto de partida las causas doctrinales, puesto que las mismas causas doctrinales producirán siempre los mismos efectos litúrgicos.

El adagio "lex orandi, lex credendi" expresa un vínculo estrecho entre la regla de la fe y la de la oración, esta profunda coherencia es una necesidad vital para cada alma. No puede satisfacerse por la hibridación de elementos heterogéneos.