Francisco: diez años de pontificado en diez preguntas (2)

Fuente: FSSPX Actualidad

El Papa Francisco en 2013

El 13 de marzo de 2013, el cardenal Jorge Mario Bergoglio fue elegido Papa y tomó el nombre de Francisco. Diez años después, el aniversario de esta elección se celebró de manera particularmente discreta: el Papa ofició una misa privada con los cardenales presentes en Roma, en la capilla de la residencia de Santa Marta.

El Vaticano transmitió una sencilla entrevista con Francisco. Sin embargo, los vaticanistas han intentado hacer un balance de los últimos diez años. Más que una valoración, es una serie de interrogantes y dudas que pueden reducirse a diez preguntas esenciales. La primera fue: "¿Hay un Papa mediático (simpático) y un Papa real (autoritario)?" (Ver primer artículo). Compartimos la segunda:

2. ¿Es Francisco ante todo un hombre de su tiempo?

En La Verità del 15 de marzo, Marcello Veneziani escribe que "el décimo aniversario del pontificado de Bergoglio se celebró con cierta discreción: pocos comentarios, muy pocas alabanzas, solo artículos fríos". Sin embargo, intenta identificar el rasgo bajo el cual el Papa se ha manifestado principalmente durante la última década:

"¿Cuál es el rasgo específico que lo ha caracterizado durante estos años? Ha sido percibido como un hijo de su tiempo más que de la Iglesia, un hijo de la globalización más que de la tradición. Pero una globalización inversa, proveniente [no de Occidente, sino] de todos los países del hemisferio sur, de todas las periferias, una globalización de la recepción de la pobreza. […]

"Un Papa abierto a los más lejanos, que ama a su prójimo más lejano, abierto a los musulmanes antes que a los cristianos, a los protestantes antes que a los católicos, a los pobres más que a los fieles. Al menos así ha aparecido ante la opinión pública y así ha sido presentado por los medios de comunicación. Todo esto ha sido ennoblecido por un retorno al cristianismo primitivo.

"Y eso ha generado un consenso y simpatía por parte de los más alejados de la Iglesia y de la fe cristiana. Y la desconfianza, e incluso la oposición, de los más apegados a nuestra Santa Madre, la Iglesia católica apostólica romana".

Sin embargo, con esta pauta, el pontificado del Papa Bergoglio debe afrontar, según Marcello Veneziani, "tres factores de crisis que le superan: el eclipse de la fe y la religión, el declive de la tradición y la civilización cristianas, y la poca influencia de los católicos en la política". El periodista italiano precisa:

"El primer fenómeno no tiene su origen en el pontificado de Francisco, sino en un proceso secular, es decir, la descristianización del mundo, la irreligión occidental, la pérdida de la fe, la perspectiva del otro mundo y de la práctica religiosa.

"Pero este proceso histórico se ha acentuado y acelerado en los últimos tiempos, como lo demuestra la disminución de la devoción, las vocaciones, el número de fieles que asisten a Misa y el debilitamiento del sentimiento religioso. La llegada del cardenal Bergoglio al papado no frenó, ralentizó, atenuó este declive, sino que coincidió con su aceleración y agravamiento. Este no es un buen resultado pastoral, es una derrota religiosa.

"El segundo fenómeno se deriva directamente del primero: la extinción de la tradición, del sentimiento común, de la identidad cristiana y de la civilización. La Iglesia del Papa Bergoglio no es ecuménica sino global, sin vínculo espiritual ni identitario con la civilización cristiana. Hasta el punto de aparecer en algunos casos como una gran ONG, una especie de Emergency [ONG italiana, comparable a "Médecins du monde", NDLR] en sotana, perdiendo el vínculo vivo con la tradición".

El tercer fenómeno "concierne más a Italia": "Desde hace años, las elecciones políticas registran la insignificancia del voto católico. Y no me refiero solo al papel de las parroquias y sacristías en la orientación de los creyentes sino a cuestiones religiosas o relativas a los temas importantes para la Iglesia.

"La conciencia religiosa ha desaparecido en las urnas. Por primera vez en nuestra historia civil, los católicos no juegan ningún papel en la orientación política. -Esta observación se refiere también a la Iglesia católica en Francia, con un episcopado muy consensuado frente a los representantes políticos, y una práctica religiosa de un 5%.

En conclusión, Marcello Veneziani retoma la famosa respuesta de Francisco en el avión de regreso de la JMJ de Río (julio de 2013), sobre un presunto prelado homosexual, respuesta que dio un aspecto desestabilizador a todo el pontificado: "El Papa se refugió detrás de la humildad cristiana y dijo: '¿Quién soy yo para juzgar?'

"Habría que responderle: 'Usted es el Papa, es decir, el Santo Padre, y tiene no solo el derecho sino el deber de juzgar, guiar, exhortar y condenar. De lo contrario, estaría faltando a su deber pastoral, a su misión evangélica".

"Por el contrario, ¿quién es él para juzgar, incluso relativizar y borrar la tradición católica, el pensamiento de los Papas, teólogos y santos, la doctrina, la vida, el ordo missæ, el ejemplo de los mártires y de los testigos de la fe? ¿Por qué doblegar la verdad al tiempo y la tradición milenaria a los usos y fobias del presente?

Esta pregunta nos devuelve al punto de partida: el Papa Francisco aparece como un hijo de su tiempo más que de la Iglesia, un hijo de la globalización más que de la tradición". Y señala dolorosamente in fine: "El Papa tiene más éxito con los ateos y los no creyentes que con los cristianos creyentes y devotos". No hay nada que celebrar, sobre todo porque esta simpatía no se traduce en una conversión [de ateos y no creyentes]".