Francisco: diez años de pontificado en diez preguntas (7)

Fuente: FSSPX Actualidad

El Papa Francisco en 2018

El 13 de marzo de 2013, el cardenal Jorge Mario Bergoglio fue elegido Papa y tomó el nombre de Francisco. Diez años después, el aniversario de esta elección se celebró de manera particularmente discreta: el Papa ofició una misa privada con los cardenales presentes en Roma, en la capilla de la residencia de Santa Marta.

El balance realizado por los vaticanistas se reduce a diez preguntas esenciales. Las cuatro primeras son: "¿Hay un Papa mediático (simpático) y un Papa real (autoritario)?"; "¿Es Francisco ante todo un hombre de su tiempo?"; ¿Su gobierno es más personal que sinodal?"; "¿Es una modalidad jesuita de gobierno?"; "¿Qué es la sinodalidad según Francisco?"; "La sinodalidad para pastoralizar el dogma y dogmatizar la pastoral?" Veamos ahora la séptima:

7. ¿Hacia una centralización administrativa y una descentralización doctrinal?

Gobierno rígido (centralizado) y magisterio líquido (descentralizado), tal parece ser la situación actual en Roma. Así lo escribe en La Nuova Bussola Quotidiana del 2 de marzo, Stefano Fontana:

"El 20 de febrero pasado, mediante el Motu proprio Diritto nativo [Derecho Nativo], Francisco estableció que las propiedades de las entidades e instituciones bajo la autoridad de la Santa Sede no deben entenderse como propiedad privada de estas últimas, y ​​administrarse como tales, sino como propiedad de la Santa Sede. […]

"En los últimos días, además, se publicó un nuevo rescripto papal, firmado el 13 de febrero durante una audiencia concedida al secretario de Economía, Maximino Caballero Ledo, en el que se establece que los apartamentos vaticanos serán otorgados a los cardenales por las entidades propietarias previo pago de un alquiler según las condiciones del mercado, es decir, a los "mismos precios aplicables a los que no desempeñan un cargo en la Santa Sede", debiendo decidir el Papa mismo las posibles excepciones.

"Estas medidas se suman a otras dos que, aunque provenientes de ámbitos diferentes, parecen confirmar la actual tendencia 'centralizadora' del Papa: la reducción de la competencia de los obispos para autorizar la Misa según el rito antiguo, y la nueva configuración de la organización de la diócesis de Roma".

El periodista luego comenta: "Lo que sorprende es el contraste de estas disposiciones con lo que sucede en el ámbito doctrinal de la fe y la moral, donde el proceso sinodal parece más bien retirar las competencias del centro [Roma] para otorgarlas a la periferia, hasta el punto de cuestionar la naturaleza misma de la Iglesia y la jerarquía de sus misiones".

Y señala lógicamente: "Hoy está previsto delegar las competencias de la Iglesia universal y del soberano pontífice a los sínodos continentales, nacionales o diocesanos, encomendar tareas de definición doctrinal a las conferencias episcopales y, en el futuro, asociar al obispo a un sínodo permanente compuesto por sacerdotes y laicos para la toma de decisiones. En nombre del principio de subsidiariedad, nos gustaría cambiar la estructura de la Iglesia de 'monárquica' a 'democrática'".