Genética: el Vaticano no pretende quedarse atrás

Fuente: FSSPX Actualidad

La Santa Sede organizó un simposio sin precedentes sobre ingeniería molecular y celular. El objetivo: mantener el control de una ciencia en constante evolución, lo que requiere el desarrollo y la actualización de sólidas salvaguardias éticas para los científicos.

"Esta ciencia avanza como un tren a toda velocidad: en lugar de lamentarnos, debemos recuperar el control, subirnos a este tren, intervenir y, si es necesario, cambiar de carril". Para Ralf Stutzki, responsable del área ética del departamento de ingeniería molecular de la Universidad de Basilea (Suiza), es urgente que la Iglesia ayude a los investigadores a formular normas éticas que orienten su trabajo.

Este fue el sentido del primer congreso internacional sobre la ética de la ingeniería de lo vivo, organizado conjuntamente por la Academia Pontificia para la Vida y el hospital pediátrico Bambino Gesu, los días 26 y 27 de septiembre de 2022.

Para abordar los aspectos éticos de la ingeniería celular y molecular, el simposio reunió a profesores de ética y filosofía, así como a científicos involucrados en la edición y secuenciación del genoma humano.

En sus palabras de apertura, monseñor Vincenzo Paglia, presidente de la Academia -desafiado por ciertas posiciones progresistas- dijo que el objetivo de esta reunión era reflexionar sobre los desarrollos científicos y tecnológicos de hoy, en particular en el área de la vida y la salud.

En la actualidad, con el fin de tratar patologías muy diversas, la investigación ha conseguido fabricar microtejidos celulares, a partir de células madre adultas o embrionarias: en este último caso, la Iglesia se opone a esta práctica porque supone la destrucción del embrión, pero apoya la investigación sobre células madre adultas con fines terapéuticos.

Sin embargo, la era digital está moviendo el cursor cada vez más, como explicó en su discurso Hans Clever, genetista holandés, director de Research and Early Development (pRED) en Roche, una poderosa compañía farmacéutica con sede en Suiza.

En efecto, cuando los científicos rompen los estándares éticos y trabajan con células madre embrionarias, pueden crear "embrioides", es decir, estructuras que parecen un embrión, pero que carecen de algunas células esenciales para superar esta etapa inicial.

Según Hans Clever, "a medida que avanza la investigación, estos 'embrioides' tendrán todas las propiedades de los embriones reales, lo que planteará nuevas cuestiones éticas, y ahí es donde necesitamos directrices realmente sólidas".

Presente en el simposio, Marie-Jo Thiel, doctora y profesora de ética en la Universidad de Estrasburgo, recordó la "importante contribución" que la teología católica puede y debe hacer en esta área específica: "Los valores y la ética no son límites ni barreras a la innovación y el cambio; representan una brújula que señala la mejor dirección para un futuro sostenible", dijo.

Hans Clever resume bien el problema: según él, hay una necesidad urgente de "involucrar a los especialistas en ética en las reuniones de investigadores, porque estos últimos son incapaces de retroceder, queriendo ir siempre más allá para ver qué sucede en el siguiente paso".

Aunque signifique chocar contra la pared: "La ciencia sin conciencia es solo la ruina del alma", ya advertía Rabelais en su momento. Queda por ver si el eco de este simposio en el mundo científico estará a la altura de las esperanzas de sus organizadores.