Giros y vueltas en el proceso de reforma de la Orden de Malta

Fuente: FSSPX Actualidad

El gran canciller de la Orden de Malta, Albrecht von Boeselager

La conmoción no deja de generarse en la reforma de la Orden de Malta. Después de meses de tensión, los días 25 y 26 de enero se produjo una pausa. Pero a partir del lunes 31 del mismo mes, todo fue puesto en tela de juicio por el propio Papa Francisco.

La Soberana Orden Militar y Hospitalaria de San Juan de Jerusalén, de Rodas y de Malta lleva más de cinco años en crisis.

Una crisis con raíces profundas

Si bien el hecho no está en el origen de las dificultades, contribuyó a ellas y reveló una lucha de poderes dentro de la Orden: el 24 de enero de 2017, Matthew Festing, el 79° Gran Maestre presentó su renuncia al Papa Francisco, quien, como más tarde se supo, se la había solicitado. Su partida concluyó un asunto que había enfrentado al Gran Maestre contra el Gran Canciller de la Orden, Albrecht von Boeselager.

Este último, acusado de haber encubierto que la Orden habría distribuido preservativos y medios abortivos en África y Asia, había sido despedido por Matthew Festing. Pero después de una lucha entre bastidores, finalmente fue el Gran Maestre quien tuvo que ceder, y el Gran Canciller fue reintegrado.

Pero la dificultad fundamental radica en la reforma constitucional iniciada en junio de 2017. Dos elementos han sido fuente de graves disensiones dentro de la Orden durante años. En primer lugar, los intereses económicos y financieros, cuya gestión sigue siendo conflictiva.

El problema principal concierne a la esencia misma de la Orden: ¿debe seguir siendo un organismo, con una fuerte impronta religiosa, ligado a la doctrina católica, como siempre lo ha sido? ¿O debería evolucionar hacia una estructura más secular, más como una ONG liberada de ciertos deberes?

Lo que está en juego es inmenso: por un lado, se trata del control de una institución con una presencia inigualable en el mundo, que actúa en varios niveles de la sociedad civil, y cuyos recursos humanos y financieros son significativos. Pero, por otro lado, se trata del estatuto de una Orden muy antigua que ha atravesado los siglos difundiendo el bien, y que corre el riesgo de perder su carácter propio.

En otras palabras, ¿es la Orden de Malta una orden de hermanos religiosos hospitalarios, por lo tanto, sujeta a la Santa Sede en calidad de "religiosa", desplegando en particular una actividad de ONG humanitaria y médica? Como es la preferencia del Papa. ¿O una organización médica y humanitaria, pero no estructurada como una orden religiosa y, por lo tanto, en parte autónoma de la Santa Sede?

Tras el nombramiento del cardenal Silvano Tomasi en noviembre de 2020 como cardenal protector, encargado de ayudar al proceso de reforma, las cosas parecían haberse calmado gradualmente.

Pero, por desgracia, el proyecto de reforma contenía un cambio en la soberanía que irritó a algunos miembros. En efecto, actualmente la Orden se define como un "sujeto de derecho internacional" con todas las relativas "funciones soberanas". Sin embargo, el plan preveía que la Orden se convirtiera en "un sujeto de la Santa Sede que la reconocería y protegería como cuerpo de derecho internacional".

Esto fue suficiente para que el Gran Canciller Boeselager enviara una carta a todos los caballeros argumentando que la revisión corría el riesgo de debilitar la soberanía y contradecía la garantía papal de no tocarla.

Finalmente, la reunión romana de los días 25 y 26 de enero concedió algunas garantías en cuanto a la preservación de la soberanía de esta institución en relación con la Santa Sede. Incluso se registró formalmente el principio de independencia gracias a la resistencia interna y a muchas discusiones.

Albrecht von Boeselager escribió a los más altos funcionarios de la Orden expresando su satisfacción: "Hemos recibido garantías satisfactorias de que no hay intención de violar, en modo alguno, la soberanía y el derecho de gobernar la Orden de Malta de forma autónoma. Por consiguiente, varios artículos de la Constitución propuesta se han modificado a tal efecto".

El Papa retoma el control de la Orden de Malta 

Pero el respiro duró muy poco. Un cambio dramático ocurrió el sábado 29 de enero. Después de haber recibido en audiencia privada al cardenal Tomasi y al jesuita Gianfranco Ghirlanda, uno de los mayores expertos en derecho canónico, el Papa decidió tomar cartas en el asunto, cuestionando el acuerdo anunciado la víspera, e imponiendo la suspensión de toda actividad conexa a esta reforma hasta que él mismo tome una decisión, amenazando a los que se niegan a obedecerle.

Por ello, el cardenal Tomasi dirigió una carta, el domingo 30, a varios altos funcionarios de la Orden de Malta, pidiendo en nombre del Papa, congelar toda iniciativa y actividad hasta que Francisco reciba personalmente una delegación de esta institución para "tomar una decisión final" sobre la base de un "proyecto concreto de reforma" que deberá serle presentado.

Para imponer la obediencia, el delegado del Papa Francisco recurrió a la amenaza: "cualquier otra actividad" con miras a la reforma de la Orden "será considerada un acto de desobediencia al Santo Padre".

Muchos en la Orden de Malta dicen sentirse "conmocionados" por estos métodos de gobierno tan autoritarios, aunque otros, favorables a una reforma drástica, se sintieron tranquilizados.

Por el momento, el Jefe Ejecutivo de la Orden de Malta, Albrecht Freiherr von Boeselager, Gran Canciller, tomó nota, mediante una carta interna fechada el lunes 31, de la decisión de Francisco, expresando su "agradecimiento" y prometiéndole "fidelidad" en nombre de la Orden.

¿Qué sucederá en el siguiente episodio?