Guerra en Sudán: la Iglesia en primera línea para ayudar a los refugiados
Campamento de refugiados sudaneses en Chad
Es difícil imaginar la intensidad del drama que se desarrolla a casi cuatro mil kilómetros del continente europeo: mientras la guerra civil asola Sudán desde hace un año y medio, la Iglesia católica está en primera línea para ayudar a los refugiados y lamenta la indiferencia general ante un conflicto que corre el riesgo de provocar un tsunami migratorio en las costas de Occidente.
Diez millones de desplazados –o uno de cada cinco sudaneses– en dieciséis meses de guerra y 150,000 muertos: este es el balance provisional que las Naciones Unidas y la administración estadounidense elaboraron en el verano de 2024, de la guerra civil que ha ha estado desgarrando a Sudán desde abril de 2023.
En esta fecha, la lucha por el poder entre las Fuerzas Armadas Sudanesas (FAS) del general Abdel Fattah Abdelrahman Al-Bourhane, y los paramilitares de las Fuerzas de Apoyo Rápido (FSR), conformadas por un exoficial del ejército regular, el general Mohammed Hamdan Daglo, conocido como “Hemetti”, sumergió al país en un baño de sangre.
El general Hemetti consiguió unir a una parte de la opinión pública “presentándose como el único líder sudanés que no proviene de la clase política”, informa Le Monde, “haciéndose pasar por el defensor de los 'marginados' contra los islamistas y contra los clanes ricos que, según él, han puesto al país en la cuerda floja desde su independencia" en 1956.
En su lucha, Hemetti puede contar con el apoyo discreto pero eficaz de las empresas militares privadas del tipo Wagner, cercanas a Rusia, así como de los Emiratos Árabes Unidos, mientras que el ESL cuenta con el apoyo de las fuerzas especiales ucranianas y tiene como aliados a Irán y Egipto: estos patrocinios extranjeros complican al máximo el panorama, pero se explican, entre otras cosas, por la presencia de uranio en el subsuelo sudanés.
En esta reciente crisis sin equivalente, mencionada por el Papa Francisco el 2 de junio de 2024, la Iglesia – en particular los religiosos de la Compañía de Jesús – está en primera línea para brindar apoyo a los refugiados sudaneses que huyen de los combates hacia Chad y el vecino Sudán del Sur.
“Estamos en una situación casi desesperada”, dijo a Fides el 10 de agosto el Padre Biong Kwol Deng, de la diócesis de El Obeid, secretario general adjunto de la Conferencia Episcopal de Sudán y Sudán del Sur. “Tuve que mudarme a Juba [capital de Sudán del Sur], explicó a Civiltà Cattolica.
“Como muchos miembros de la Iglesia, tuvimos que abandonar los lugares donde estábamos en Sudán porque se volvieron demasiado peligrosos, pero recibo noticias constantemente”, continúa el sacerdote.
Estos modestos avances son informados por la Agencia Fides: desde hace varias semanas la ayuda de la Iglesia puede llegar a los más desfavorecidos gracias a "la reapertura de tres pasos fronterizos", magros resultados obtenidos durante las conversaciones de paz en Ginebra el pasado agosto.
“En Sudán”, explica el Padre Biong, “hay cristianos del Norte, de origen nubio, y cristianos del sur, que permanecieron en Sudán después de la independencia de Sudán del Sur. Todos se encuentran en una situación difícil por la falta de ayuda externa. Por lo demás, es posible orar y reunirse para la misa en lugares seguros donde haya sacerdotes. A menudo los sacerdotes están solos y, cuando son dos, tienen que actuar en zonas muy extensas”, explicó a Fides.
Si el llamado de ayuda de la Iglesia no se toma lo suficientemente en serio, la inacción de Occidente corre el riesgo de tener graves consecuencias.
“Los europeos siempre se preocupan por la gente que cruza el Mediterráneo. Tengo una advertencia para ellos: si no brindan más apoyo a los refugiados que abandonan Sudán y a los desplazados internos, veremos movimientos de población hacia Libia, Túnez y el Mediterráneo, no hay duda al respecto”, declaró Filippo Grandi, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, a Africa News.
Fuentes: Fides/Civilta Cattolica/Le Monde/Africa News – FSSPX.Actualités
Imagen: Henry Wilkins/VOA, Domaine public, via Wikimedia Commons