Guerra en Ucrania: el Vaticano intensifica el esfuerzo diplomático

Fuente: FSSPX Actualidad

Monseñor Paul Richard Gallagher y Sergueï Lavrov

A pocos días de la Pascua de 2025, mientras el conflicto en Ucrania sigue desgarrando Europa del Este, el Vaticano se erige una vez más como un actor discreto pero decidido a favor de un proceso de paz. Con la esperanza de poder influir de una forma u otra en la resolución del conflicto, cuando llegue el momento.

El pasado 4 de abril, Mons. Paul Richard Gallagher, secretario del Vaticano para las Relaciones con los Estados (el equivalente a un ministro de Asuntos Exteriores en el Vaticano), mantuvo una conversación telefónica con Serguéi Lavrov, su homólogo ruso. Una llamada que se enmarca en un contexto de creciente tensión en torno a las perspectivas de un alto al fuego entre Ucrania y la Federación de Rusia.

Según el comunicado oficial publicado por el palacio apostólico tras su contacto telefónico, ambos abordaron "ciertas iniciativas destinadas a poner fin a las acciones militares". Si bien los detalles siguen siendo confidenciales en este momento, el objetivo es claro: explorar todas las vías posibles para establecer una tregua, si no un paz duradera, tal vez a través del intercambio de prisioneros de guerra, una vía privilegiada por la diplomacia vaticana para salir del estancamiento.

La conversación, que duró unos cuarenta minutos según fuentes cercanas al Vaticano, ilustró una vez más la naturaleza diplomática del microestado: "El Vaticano no tiene ejército ni poder económico, pero tiene una autoridad moral única", recuerda el medio de comunicación Crux.

Este intercambio se produce en un momento en el que se multiplican los rumores de un posible alto al fuego, sin que este se materialice. Desde hace varios meses, los beligerantes emiten señales contradictorias. Por un lado, Rusia mantiene una postura ofensiva, consolidando sus posiciones en los territorios ocupados. Por otro, Ucrania está en apuros, aunque con el apoyo incondicional de la OTAN, y sigue fingiendo rechazar cualquier concesión que ratifique una pérdida territorial.

Pero la diplomacia vaticana tiene varias vertientes: la primera se desarrolla entre bastidores, entre diplomáticos experimentados que filtran la mínima información, mientras que la segunda se desarrolla a través de la acción humanitaria y se muestra a la luz pública. Así, el 7 de abril de 2025, el Papa Francisco supervisó el envío de cuatro ambulancias a Ucrania, un gesto destinado a apoyar a las poblaciones martirizadas por la guerra.

Estos vehículos, equipados para transportar heridos y proporcionar atención de emergencia, fueron bendecidos por el Santo Padre: "Quiere llevar la luz de la Pascua en la noche de las tinieblas", explicó la comunicación de Casa Santa Marta, cuidando bien las palabras elegidas.

No es la primera vez que el Papa moviliza recursos materiales para Ucrania. Desde 2022, se han enviado decenas de toneladas de ayuda (medicamentos, ropa, generadores) a través de la capellanía apostólica.

Las ambulancias de 2025 se suman a una lista ya larga, que incluye vehículos similares enviados en 2023. "Cada ambulancia es un signo de la misericordia divina", declaró monseñor Gallagher en una conferencia de prensa, mostrando de alguna manera el vínculo esencial, a los ojos del Vaticano, entre la ayuda humanitaria y la diplomacia.

Esta estrategia de doble vertiente no es nueva: durante la Primera Guerra Mundial, el Papa Benedicto XV ya había intentado negociar la paz mientras organizaba la ayuda a las víctimas. Más recientemente, Juan Pablo II adoptó una postura similar ante los conflictos de los Balcanes.

Queda esperar que el resultado sea mejor en 2025 que en 1914-1918 o en 1991-2001...