Hace 165 años, la Virgen María se apareció en Lourdes

Fuente: FSSPX Actualidad

En 1858, la Santa Virgen María se apareció 18 veces - entre el 11 de febrero y el 16 de julio - a la joven Bernadette Soubirous, en la gruta de Massabielle, en Lourdes. Nacida en el molino de Boly (localidad de la ciudad de Lourdes) el 7 de enero de 1844, la joven vidente hizo su primera comunión el 3 de junio de 1858, día de Corpus Christi, poco antes de la última aparición. Bernadette deseaba ardientemente hacerla, y seguir las enseñanzas que las Hermanas del hospicio de Lourdes daban a los niños.

El Papa Pío XII, en su carta encíclica Le Pèlerinage de Lourdes, del 2 de julio de 1957, nos muestra cómo "Lourdes es la Ciudad donde triunfa la Hostia. Un lugar donde se celebra una perpetua fiesta de Corpus Christi", según la expresión de Monseñor Pierre-Marie Théas (Lourdes, Tierra de María):

"El quincuagésimo aniversario de la Definición dogmática de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María proporcionó a San Pío X la oportunidad de atestiguar en un documento solemne el vínculo histórico entre esta acta del Magisterio y la aparición de Lourdes: 'En cuanto Pío IX definió como fe católica que María estuvo exenta de pecado desde el momento de su concepción, la Virgen misma comenzó a operar en Lourdes sus maravillas" (Carta Encíclica Ad Diem Ilium 2 de febrero de 1904). Poco después, creó el título episcopal de Lourdes, adjunto al de Tarbes, y firmó la introducción de la causa de beatificación de Bernadette.

"Se reservó sobre todo a este gran Papa de la Eucaristía destacar y fomentar la admirable conexión que existe en Lourdes entre el culto eucarístico y la oración mariana: '¿La piedad hacia la Madre de Dios vio florecer allí una piedad notable y ardiente hacia Cristo Nuestro Señor' (Carta del 12 de julio de 1914). ¿Podría ser de otra manera? Todo en María nos lleva a su Hijo, único Salvador, en previsión de los méritos por los cuales ella fue Inmaculada y llena de gracia; todo en María nos eleva a la alabanza de la adorable Trinidad. ¡Bendito fue el rosario de Bernadette elevado frente a la gruta, quien aprendió de labios de la Santísima Virgen a rendir gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo!

"Por tanto, nos sentimos felices de asociarnos en este centenario al homenaje dado por San Pío X: "La gloria única del santuario de Lourdes reside en el hecho de que las personas de todo el mundo son atraídas por la Virgen María a adorar a Cristo Jesús en el Augusto Sacramento, convirtiendo este santuario, al mismo tiempo, en centro de culto mariano y trono del misterio eucarístico, el cual sobrepasa en gloria a todos los otros misterios del mundo católico" (25 de abril de 1911).