¿Hay más evangélicos que católicos en Brasil?

Fuente: FSSPX Actualidad

El "Templo de Salomón" en São Paulo

Los evangélicos representan un tercio de la población de Brasil, y mediante la elección del presidente Jair Bolsonaro, han logrado extender su presencia en todos los sectores del estado.

Con el impulso evangélico en las elecciones de 2018, el número de legisladores evangélicos en la Cámara de Diputados aumentó a 112 (o el 21% de los 513 diputados), mientras que en la Cámara Alta se eligieron 15 senadores evangélicos, es decir, el 18.5% de los 81 miembros de la legislatura. Hace un cuarto de siglo, apenas el 4% de los diputados eran evangélicos. Ahora son un componente dominante en Brasil.

Este país de 215 millones de habitantes sigue siendo el país católico más grande del mundo, pero su religión dominante ha estado en constante declive ante el auge de las congregaciones evangélicas desde la década de 1970, cuando el 92% de los brasileños se autodenominaban católicos. En 2010, eran solo el 64%.

Según los demógrafos, las dos corrientes deberían equilibrarse en 2030. El censo realizado por el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), que comenzó el 1 de agosto de 2022, mostrará el progreso de los evangélicos en Brasil sobre el número de católicos.

Nunca hemos visto un cambio tan rápido en ningún lugar de un país tan importante, señalan los observadores. El crecimiento evangélico se viene desarrollando desde hace cuatro décadas. Empezó con fuerza en la década de 1980 y explotó en la década de 1990 con el crecimiento de los suburbios y las favelas.

Exentas del pago de impuesto predial o sobre la renta, las congregaciones evangélicas, mediante agresivas técnicas de cobro a sus seguidores, cuentan con considerables recursos económicos con los que han construido imperios mediáticos que potencian su influencia religiosa y política.

Los pastores, al predicar el "evangelio de la prosperidad" en áreas desfavorecidas, les prometen éxito y enriquecimiento personal, a cambio del diezmo recaudado (10% de sus ingresos). En las ciudades, hay hospitales evangélicos, universidades evangélicas, escuelas evangélicas, medios de comunicación evangélicos, editoriales evangélicas, productos alimenticios evangélicos y hasta artículos de moda evangélicos.

Los templos están creciendo de norte a sur, en territorios rurales y en áreas metropolitanas, para los millones de personas golpeadas por el desempleo, las drogas, el alcoholismo o la violencia doméstica que muchas veces son desatendidas pastoralmente por la Iglesia católica. La "oleada evangélica" ha suplantado efectivamente al catolicismo, especialmente entre los más pobres, en las afueras de las grandes ciudades, en las favelas.

La falta de espiritualidad y de espíritu misionero de la Iglesia católica

Según el Wall Street Journal, las principales razones por las que tantos católicos abandonan la Iglesia por otras comunidades eclesiales son, según estudios sociológicos, porque encuentran allí "una mayor conexión personal con Dios" (81%) y más ayuda para sus miembros (60%).

El Padre Martín Lasarte, sacerdote uruguayo presente en el Sínodo sobre la Amazonía, considera que el movimiento de la teología de la liberación muchas veces ha colocado los temas políticos y sociales por encima de la experiencia religiosa. En este caso, "falta el sentido existencial de la alegría de vivir el Evangelio, ese encuentro personal que tantas Iglesias pentecostales dan a la persona", declaró.

Algunos movimientos católicos en América Latina han buscado recuperar la oveja perdida, ya sea imitando el pentecostalismo o a través de un cierto tradicionalismo. Desde la década de 1970, el catolicismo carismático ha tratado de mantener en sus filas a muchos católicos atraídos por el pentecostalismo, por medio de "curaciones por la fe" y "habla en lenguas", combinado con prácticas católicas, incluida la devoción a la Virgen María. En 2020, el 22.8% de los católicos en América Latina eran carismáticos, según el World Christian Database. 

El catolicismo conservador militante -más reciente- enfatiza la apologética. Uno de los principales líderes es el Padre Paulo Ricardo, que tiene 1.5 millones de seguidores en Facebook: condena la teología de la liberación como herejía. Nacido en Recife, el 7 de noviembre de 1967, fue ordenado sacerdote el 14 de junio de 1992 por el Papa Juan Pablo II. Es licenciado en teología y tiene una maestría en derecho canónico por la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma. 

Desde 2006 ejerce el apostolado en su blog de Internet, dedicado "a la formación teológica y espiritual de los católicos de todo el mundo". El contenido más significativo de esta obra se condensa en sus cursos, entre los que se encuentran: "Terapia de las enfermedades espirituales", "Revolución cultural y marxismo", "Ingeniería de la santidad", "Lutero y el mundo moderno", "El secreto de la pequeña Teresa", y muchos otros.

El poder financiero de los evangélicos

Los diezmos y los ingresos de un imperio comercial dirigido por las Iglesias evangélicas de Brasil, que incluye cadenas de televisión y líneas de cruceros, le han dado al movimiento una fuerza económica que le permite expandirse a los suburbios pobres y financiar campañas políticas. 

En el centro de São Paulo, una réplica del Templo de Salomón, valorada en 300 millones de dólares, es testigo del ascenso meteórico del evangelismo. Construido en 2014 por una de las denominaciones neopentecostales más grandes y ricas de Brasil, la Iglesia Universal del Reino de Dios, este templo puede albergar hasta 10,000 fieles.

Muchos pentecostales predican la "teología de la prosperidad", más conocida en Estados Unidos como Prosperity Gospel, según la cual la gracia de Dios se refleja en la riqueza material.

Por ejemplo, en el Templo de Salomón, en Sao Paulo, varios hombres vestidos de traje hacen fila regularmente ante el altar con bolsas y lectores de tarjetas de crédito para recibir las ofrendas, mientras el pastor promete a sus feligreses que mientras más generosa sea su donación, más ricos serán.

Desafortunadamente, aunque hizo su primer viaje internacional a Brasil en julio de 2013, y desde entonces ha visitado otros nueve países de la región, parece que el Papa Francisco no está intentando lograr la reconquista de Brasil para el catolicismo.