Hong Kong: un frágil puente entre el Vaticano y Beijing
Catedral de la Inmaculada Concepción, en Hong-Kong
El obispo de Hong Kong visitó la capital china, por invitación de los líderes de Beijing, del 17 al 21 de abril de 2023. Una visita muy esperada que llega en un momento en que las relaciones entre China y el Vaticano están estancadas, y mientras el futuro de los católicos chinos parece hipotecado por el deseo del presidente Xi Jinping de sinizar la religión en el país.
La visita a Beijing del obispo de Hong Kong comenzó bajo la señal de Matteo Ricci (1552-1610), célebre jesuita y pionero de la evangelización en China. Monseñor Stephen Chow, un jesuita como Matteo Ricci, llegó el 17 de abril de 2023 a la capital china.
Fue recibido por el Ordinario del lugar, monseñor Li Shan, un prelado que se convirtió hace unos meses en presidente de la Asociación Patriótica Católica China, la entidad en manos del Partido Comunista a la que se supone deben unirse, voluntariamente o por la fuerza, todos los miembros del clero.
Un viaje de cinco días largamente esperado, ya que los católicos de Hong Kong temen que Beijing les reserve el mismo destino que a sus hermanos de China continental. Oficialmente, el objetivo de la visita no eran las relaciones entre China y la Santa Sede, sino "intercambios" entre las diócesis: "Espero que nuestras dos ciudades cooperen más en el futuro", declaró el obispo de Hong Kong, y expresó su deseo de que esta visita a Beijing "no sea la última".
Además, en el último día de su visita al continente, monseñor Chow invitó oficialmente al arzobispo de Beijing a visitarlo en Hong Kong, intentando así reconectar el hilo de las relaciones diplomáticas entre China y la Santa Sede, debilitado desde hace quince días.
Fue durante las celebraciones de Pascua que la Secretaría de Estado tuvo conocimiento del traslado -decidido unilateralmente- de monseñor Shen Bin a la sede arzobispal de Shanghái, decisión tomada por los mandarines rojos que no parecen haber tomado en cuenta el acuerdo provisional firmado con el Vaticano en 2018 sobre el nombramiento conjunto de obispos, y renovado dos veces desde entonces.
"La diócesis de Hong Kong está en estrecho contacto con la Santa Sede, por lo que implícitamente esta visita ayuda a relanzar las relaciones entre China y el Vaticano", explicó Lo Lung-kwong, profesor-investigador de la Facultad de Teología de Hong Kong.
Monseñor Chow también intentó responder indirectamente al deseo de sinizar la religión, en nombre de la fidelidad a la patria: "Los fieles deben amar tanto a la Iglesia como a su país; ya sea que vivan en Hong Kong o en China, deben amar a su país", subrayó el prelado, justificando así a los líderes de Beijing -comprometidos con el principio de la unidad del país- y garantizando un mínimo de libertad a los católicos.
Un verdadero acto de equilibrio en el que la cuestión del futuro de Taiwán pasa a un segundo plano, pero también de los católicos que no forman parte de la Asociación Patriótica Católica China. Pero como dice un proverbio chino: "Un momento de paciencia puede preservar de grandes desgracias, un ataque de impaciencia puede destruir toda una vida".
Catedral de la Inmaculada Concepción, en Beijing
Fuentes: Associated Press/Asianews – FSSPX.Actualités
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