“Instrumentum laboris” 2024

Fuente: FSSPX Actualidad

El Instrumentum laboris (IL) para la segunda sesión del XVI Sínodo de los Obispos sobre la Sinodalidad, que se celebrará el próximo mes de octubre, fue publicado el 9 de julio de 2024. Tiene alrededor de cincuenta páginas y se titula "¿Cómo ser una Iglesia sinodal en misión?"

Los organizadores habían anunciado que la segunda sesión se centraría nuevamente en el tema de la sinodalidad y, por tanto, eliminaría cuestiones específicas divergentes, como el diaconado femenino o la homosexualidad: cumplieron su palabra. Es cierto que el Papa demostró a través de Fiducia supplicans que no necesitaba el Sínodo para tomar una decisión sobre estas cuestiones.

Además, a pesar de que Francisco reiteró su oposición, el diaconado femenino sigue incluido en el programa de uno de los diez grupos de estudio, independientes del Sínodo, que deben devolver su copia al Papa antes de junio de 2025.

Además, tras los calamitosos textos de la primera fase del Sínodo, este documento tiene un aspecto diferente. Ya no está plagado de citas de las reuniones sinodales: menos de diez, la mayoría breves. Y tiene una estructura firme.

Finalmente, aunque no todo está realmente claro, el enfoque intelectual es más sólido. Pero hay una razón para esto: este IL está claramente copiado del texto de la Comisión Teológica Internacional de 2018 “La sinodalidad en la vida y la misión de la Iglesia”.

Una nueva toma de la Comisión Teológica Internacional (CTI)

El texto no oculta sus fuentes: la CTI es citada cinco veces, pero su doctrina se repite ampliamente. La primera sesión no logró nada o casi nada: la sinodalidad seguía siendo una noción vaga. El estudio realizado por la CTI es ahora la matriz del nuevo IL. Si se conocía el destino, ¿por qué perder tanto tiempo buscándolo inadecuadamente?

A menos que se avecine un desastre, ¿debía utilizarse un método seguro para salvar el proceso? Pero hay otra explicación: el texto de la CTI presenta la sinodalidad según Francisco, y es precisamente la noción del Papa la que se presenta aquí.

La sinodalidad según el IL de 2024

El texto da el significado “común” de la sinodalidad: “Los términos sinodalidad y sinodal, procedentes de la antigua y perenne práctica eclesial de los sínodos”, añade el texto, “han sido mejor comprendidos y vividos gracias a la experiencia de los últimos años”. Luego añade:

Fundamentalmente, “la sinodalidad es una expresión de la naturaleza misma de la Iglesia” (p. 4) que “está arraigada en una visión dinámica del Pueblo de Dios” (p. 14). Designa “el estilo particular que determina la vida y la misión de la Iglesia” (CTI, n. 70) (p.15). El análisis de la CTI lo explica más detalladamente.

Sinodalidad “significa el modus vivendi y operandi específico de la Iglesia que manifiesta y realiza concretamente su ser de comunión en el hecho de caminar juntos, de reunirse en asamblea y de que todos sus miembros tomen parte activa en su misión evangelizadora” (CTI, n. 6) (pág. 16). Pero la CTI precisa: “El concepto de sinodalidad no es una alternativa al de comunión”.

Finalmente, la CTI especifica la articulación de la sinodalidad: “La sinodalidad debe expresarse en el modo ordinario de vivir y trabajar en la Iglesia. Este modus vivendi y operandi se logra a través de la escucha comunitaria de la Palabra y la celebración de la Eucaristía, la fraternidad de la comunión y la responsabilidad compartida, la participación de todo el Pueblo de Dios en sus diferentes niveles y en la distinción de los diversos ministerios y roles, a la vida y misión de la Iglesia” (ibid.) (p. 16).

Este punto se explica con más detalle: “La sinodalidad se implementa a través de redes de personas, comunidades, organizaciones y un conjunto de procesos que permiten un intercambio eficiente de dones entre las Iglesias en un diálogo evangelizador con el mundo” (pp. 31-32).

Una Iglesia sinodal...

En la concepción dada por el Concilio y por el pensamiento personal del Papa Francisco, el término sinodal adquiere una nueva formalidad. Se trata de incluir a todos los miembros de la Iglesia –y más allá– en el proceso, a través de las relaciones ya existentes y otras que deben desarrollarse o modificarse: esto es lo que significa la expresión “caminar juntos” que aparece cuatro veces.

Así, el IL explica que una Iglesia sinodal “es una Iglesia relacional, en la que las dinámicas interpersonales constituyen el marco de la vida de una comunidad en misión, en contextos de creciente complejidad” (p. 34-35), lo cual sigue siendo un poco abstruso . Pero la CTI aclara las cosas.

“En la Iglesia sinodal, toda la comunidad, en la libertad y diversidad de sus miembros, está llamada a orar, escuchar, analizar, dialogar, discernir y aconsejar para tomar decisiones pastorales más conformes con la voluntad de Dios” (CTI), n. 68) (pág. 41).

En otras palabras, lo que hizo espontáneamente la fe animada por la caridad, la caridad fraterna, el fervor de las sociedades religiosas y el impulso misionero que siempre ha caracterizado a la Iglesia, debe ser sometido a una organización –la palabra está en el texto– o “a un conjunto de medios a través de los cuales los discípulos de Jesús forman conexiones ordinarias” (p. 23).

Esta movilización general podría ser algo grande y hermoso, pero es un paliativo a la falta de espíritu cristiano, a la pérdida de la fe, al abandono del ascetismo, a la pérdida de la moral y a la tibieza que siempre ha existido en una comunidad más o menos grande. No es esta “movilización” la que resolverá las cosas, sino el retorno a una verdadera vida cristiana.

… reunida en el Espíritu Santo

Un segundo elemento importante para la sinodalidad, según Francisco, es la acción del Espíritu Santo, que es concebido como la fuerza que hace avanzar o evolucionar a la Iglesia. No es necesario recordar la importancia dada a la “conversación en el Espíritu”, método específico del Sínodo, que se menciona en el documento periódicamente.

La CTI explica que la sinodalidad designa “el estilo particular que determina la vida y la misión de la Iglesia” (CTI, n. 70), un estilo que parte de la escucha como primer acto de la Iglesia: (…) escuchar la Palabra de Dios, escuchar al Espíritu Santo, escucharnos unos a otros”.

Estas escuchas están vinculadas: "La práctica de la conversación en el Espíritu permitió experimentar la profunda interconexión entre la escucha de la Palabra de Dios y la escucha de los hermanos y hermanas. Esta dinámica se abre gradualmente a la percepción de la voz del Espíritu". Lo que significa que el Pueblo de Dios recibe una comunicación divina que puede iluminar a la Iglesia.

Y además: “Gracias a la guía del Espíritu, el Pueblo de Dios, como partícipe de la función profética de Cristo (…)” participa hoy del discernimiento del plan de Dios. Esta “tarea eclesial de discernimiento tiene sus raíces en el sensus fidei, animado por el Espíritu Santo, que puede describirse como este 'estilo' o esta capacidad instintiva del Pueblo de Dios, bajo la guía de los pastores”.

Esta descripción de la sinodalidad es la que se encuentra en el citado texto de la CTI, un texto que lo único que hace es situar en categorías teológicas precisas la sinodalidad de Francisco, en particular la que describió en su discurso del 17 de octubre de 2015 pronunciado con motivo del 50º aniversario de la institución del Sínodo de los Obispos por Pablo VI.

Un segundo artículo mostrará los fundamentos teológicos del pensamiento sinodal de Francisco, ahora retomado por el Sínodo sobre la Sinodalidad, su consolidación en el Concilio y las consecuencias eclesiológicas que se exponen en el IL 2024.