J.D. Vance fue recibido en el Vaticano en vísperas de la muerte del Papa Francisco

Fuente: FSSPX Actualidad

De visita en Roma pocas horas antes del fallecimiento del sumo pontífice, el vicepresidente estadounidense fue recibido en el Vaticano por el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado de la Santa Sede. Acompañado por su esposa y sus hijos, J.D. Vance, convertido al catolicismo en 2019, participó en las celebraciones de Pascua en la basílica de San Pedro, lo que dotó a su visita de una dimensión tanto espiritual como política.

La pequeña Mirabel Vance parecía un poco intimidada en este 19 de abril de 2025. Rodeada por las alabardas de los guardias suizos y subida a hombros de su padre, quien junto con Donald Trump lleva todo el peso de la primera nación del mundo, la hija del vicepresidente estadounidense descubría, en compañía de sus dos hermanos Ewan y Vivek, y de su madre, los dorados pasillos del Palacio Apostólico, que les abrió sus puertas con motivo de las fiestas de Pascua.

El vicepresidente de Estados Unidos, de paso por Roma, donde se reunió con la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, fue recibido con gran pompa por el número dos del Vaticano. Un encuentro calificado por la Santa Sede como "cordial": un término acordado en diplomacia para señalar la existencia de uno o varios desacuerdos que se intentan superar con una actitud constructiva.

Porque desde el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, no faltan motivos de discordia entre el Vaticano y Estados Unidos, sobre todo si se tiene en cuenta que el nuevo presidente de Washington y su administración han hecho de la inmigración ilegal su prioridad, mientras que el difunto Papa consideraba que la recepción indiscriminada de todos los migrantes era un principio no negociable.

J.D. Vance no ha dudado en entrar en la controversia defendiendo al presidente estadounidense, incluso cruzando espadas con las ideas del difunto sucesor de Pedro, invocando el concepto tradicional en teología de ordo amoris —el orden de la caridad— para justificar las actuales restricciones en materia migratoria decididas desde el Despacho Oval.

La Stampa señala, además, que este debate va más allá de una simple disputa teológica y pone de manifiesto la fractura que existe actualmente en el seno del catolicismo, entre una visión progresista de tipo universalista impulsada por el pontificado que acaba de terminar y una corriente conservadora, más arraigada, a veces calificada de "posliberal", a la que se asocia al vicepresidente estadounidense.

Pero la prolongada convalecencia del Papa Francisco, ahora entrado en la eternidad, ha permitido finalmente apaciguar la controversia, y la cumbre del 19 de abril de 2025 se inscribe en este contexto de distensión: el cardenal Parolin, hábil diplomático, ha querido mantener desde hace varias semanas un tono conciliador.

Esto subraya la importancia que tiene para el Vaticano el diálogo con Estados Unidos, primera potencia mundial que tiene en sus manos la resolución de varios conflictos internacionales en los que el microestado pretende desempeñar un papel. En una reciente entrevista concedida a La Repubblica, el secretario de Estado de la Santa Sede reiteró su esperanza de una "colaboración serena" con la administración Trump.

Por lo tanto, no es de extrañar que el comunicado final emitido por la Sala de Prensa de la Santa Sede sea positivo y subraye que "las diferentes partes se alegran por las buenas relaciones bilaterales entre la Santa Sede y Estados Unidos, y han reiterado su compromiso común de proteger el derecho a la libertad de religión y de conciencia".

Irónicamente, J.D. Vance fue la última personalidad política en ser recibida en audiencia por el Papa Francisco, fallecido en las primeras horas del lunes de Pascua. Sin embargo, el pasado mes de febrero, el sumo pontífice no escatimó críticas públicas contra la política migratoria de la dupla presidencial estadounidense, pocas horas antes de ingresar en el hospital Gemelli, donde falleció.