Jubileo 2025: la otra cara de la moneda

Fuente: FSSPX Actualidad

Mientras Roma se prepara para recibir a más de treinta millones de peregrinos y turistas durante el Año Jubilar, los residentes ya se quejan del aumento de los costos de la vivienda y temen que la Ciudad Eterna pierda parte de su alma en los próximos meses. Por su parte, las autoridades municipales se muestran orgullosas de las transformaciones realizadas.

Los automovilistas romanos respiraron aliviados el 23 de diciembre de 2024, día en que se inauguró a bombo y platillo el nuevo pasaje subterráneo bajo el Tíber, cerca del Vaticano, tras un año y tres meses de embotellamientos que los usuarios no olvidarán pronto.

El proyecto se completó como parte de los planes para recibir a los 32 millones de visitantes que el Vaticano espera en 2025 con motivo del Jubileo. Para ser sinceros, los romanos tienen sentimientos encontrados ante las celebraciones, que vuelven a poner a la Ciudad Eterna en el punto de mira.

En el lado positivo, el ayuntamiento está encantado: "Es un milagro que tantas obras se hayan terminado a tiempo", afirmó el alcalde de Roma, Roberto Gualtieri, en una entrevista concedida al New York Times en Nochebuena. El alcalde romano, un progresista de centro-izquierda, afirma ver en el jubileo una oportunidad para renovar su ciudad y hacerla "más verde e inclusiva".

Pero mientras Roberto Gualtieri y los principales prelados del Vaticano pasaron la mayor parte del pasado diciembre inaugurando monumentos renovados, calles repavimentadas y nuevas plazas peatonales, la afluencia de peregrinos podría tener consecuencias inesperadas y menos positivas.

Aquí es donde entra el lado negativo: las obras de construcción del Jubileo han dejado muchas zonas de Roma repletas de desvíos, lo que provoca interminables atascos que provocan gran descontento a los automovilistas.

"Para mí, el Jubileo es un calvario", se lamenta Martina Battista, una estudiante de medicina de 23 años entrevistada por el diario neoyorquino, que tuvo que dejar el apartamento que alquilaba porque su casero quería convertirlo en una casa de huéspedes.

Para muchos romanos, ya hartos de los precios inmobiliarios en el centro de la ciudad y exasperados por las hordas de turistas que recorren las flamantes tiendas en busca de un refrescante limoncello o un tiramisu, el Jubileo aumenta su descontento: en el barrio de Piazza Navona, muchas calles conservan los nombres de los oficios que allí se concentraban: "Baullari" para los fabricantes de maletas, "Cappellari" para los sombreros, "Sediari" para los sillones y sillas.

Hoy, el barrio se ha convertido en un centro de tiendas de recuerdos, cafés y restaurantes, donde los turistas hacen largas filas para fotografiarse comiendo pasta "al cacio e pepe", uno de los platos romanos más populares.

En vísperas del Jubileo, los precios de los alquileres han subido hasta un 20% en un año en algunas zonas, y el número de alquileres disponibles ha caído hasta un 35%, según Idealista, una plataforma inmobiliaria en línea. El transporte, los precios de los productos de primera necesidad e incluso la recolección de basura también se han visto afectados por la proximidad del Año Santo.

"No es la ciudad la que cambia al turista, es el turista el que cambia a la ciudad, eso es el colmo", afirma Michele Campisi, presidente de la asociación de defensa del patrimonio Italia Nostra. El Ayuntamiento se exime de toda responsabilidad: "El Jubileo no es una elección política, existe desde 1300: la cuestión es cómo gestionarlo", afirma Roberto Gualtieri.

Sin embargo, algunos vecinos se quejan de que las medidas de seguridad son demasiado restrictivas para su gusto, a pesar de que son esenciales para frustrar cualquier intento terrorista: por ejemplo, los comerciantes del barrio de Borgo Pio temen que las barreras para el tráfico y los peatones perjudiquen sus negocios, que ya han sufrido dos años de obras casi ininterrumpidas.

A principios de 2024, Monseñor Rino Fisichella, prefecto del Dicasterio para la Evangelización y, como tal, responsable de la organización del Jubileo 2025, advirtió que los romanos "sufrirían un poco", asegurando que el resultado sería una ciudad más habitable y respetuosa con el medio ambiente. Mientras recorría en Nochebuena la avenida que conduce al Vaticano, el prelado aseguró a la prensa: "Ha llegado el momento. Roma está preparada para recibir a los peregrinos".

En cualquier caso, muchos romanos esperan el 2026 con indisimulada impaciencia...