Justin Trudeau, el ocaso de un wokista

¿Quién de los canadienses echará de menos a Justin Trudeau? Desde luego, no los católicos. Incluso han respirado aliviados desde que el primer ministro de Canadá anunció la dimisión de su cargo el 6 de enero de 2025.
Cabe señalar que la crisis que se venía gestando desde hace varios meses se aceleró en pocas semanas: popularidad a media asta, grave crisis política en el seno de su partido -con la dimisión del viceprimer ministro el 16 de diciembre- y riesgo de crisis económica con los Estados Unidos de Donald Trump... El comienzo del invierno ha sido fatal para el ex joven prodigio de la política canadiense.
Justin Trudeau dejará su oficina ubicada en el número 24 de Sussex, una vez que el Partido Liberal de Canadá (PLC), mayoritario, haya elegido a su futuro líder, lo que podría llevar varias semanas, mientras que las elecciones parlamentarias están previstas para otoño de 2025. Pero, ¿qué recordaremos exactamente del legado del futuro ex primer ministro?
En primer lugar, la liberalización de la eutanasia: la legislación sobre la muerte asistida entró en vigor en 2016, por iniciativa del jefe del ejecutivo, que se apoyó en las sentencias conjuntas de Quebec y del Tribunal Supremo sobre la materia.
La ley canadiense sobre la eutanasia (AMM) es una de las más liberales del mundo desde que el gobierno amplió los criterios de elegibilidad en 2021: ya no es necesario que el pronóstico vital del paciente que solicita el suicidio asistido esté en riesgo a corto plazo, por ejemplo, en el caso de enfermedades crónicas incapacitantes, para que la petición, examinada sistemáticamente por dos médicos, se considere admisible.
Justin Trudeau también fue uno de los promotores del aborto: a lo largo de sus mandatos, el jefe del gobierno canadiense atacó a las clínicas privadas -sobre todo católicas- para obligarlas a incluir el aborto en la oferta de cuidados, so pena de perder todas las subvenciones federales.
Por si fuera poco, el primer ministro canadiense intentó a menudo promover el aborto en varios países en desarrollo, provocando la indignación de la Iglesia católica: Monseñor Douglas Crosby, presidente de la Conferencia Episcopal de Canadá, escribió una carta abierta a Justin Trudeau en 2017, acusándole de "imperialismo cultural inapropiado".
Cabe recordar que el primer ministro canadiense hizo pagar muy caro a la Iglesia su oposición a la política llevada a cabo contra el derecho a la vida: en 2021, Justin Trudeau no dudó en instrumentalizar el descubrimiento de tumbas anónimas en los terrenos de un antiguo internado católico para sugerir que se habían encontrado supuestas pruebas de los abusos generalizados a los que la institución había sometido a los niños de los pueblos aborígenes.
¿Coincidencia? Los actos anticatólicos aumentaron en un 260% solo en 2021, cuando más de 120 iglesias fueron objeto de vandalismo o simplemente incendiadas... Las investigaciones llevadas a cabo dieron como resultado un fracaso monumental del que nadie hablaba, y mucho menos el ex primer ministro.
Y para que no se nos olvide, cabe mencionar también el particular compromiso de Justin Trudeau con las "minorías sexuales", deplorando el pasado mes de junio un supuesto "resurgimiento del odio hacia los miembros de la comunidad LGBT, en particular los transexuales" y la política de indemnización de miles de "víctimas" por su homosexualidad.
Pero aunque el encanto del hombre al que antaño sus detractores apodaban burlonamente Kid Kodak, debido a un rostro juvenil que le hacía parecer más bueno que un santo, puede que ya no funcione, la carrera política de Justin Trudeau no ha llegado necesariamente a su final: algunos piensan incluso que su dimisión podría darle la oportunidad de resurgir dentro de unos años. Porque en política, como en todas partes, es cierto el proverbio: "echa al diablo por la puerta y volverá por la ventana".
Fuente: National Catholic Register – FSSPX.Actualités
Imagen: Justin Trudeau – Prime Minister of Canada, CC BY 3.0, via Wikimedia Commons