La Biblia y los descubrimientos modernos (2): el griego del Nuevo Testamento
El griego es el idioma original de la mayoría de los libros del Nuevo Testamento. Solo el evangelio de San Mateo es una excepción. Según la tradición, fue escrito en hebreo y traducido al griego por el mismo evangelista.
Sin embargo, lo que ahora se conoce como griego del "Nuevo Testamento" tiene ciertas particularidades que hasta el siglo XIX dieron lugar a curiosas explicaciones y especulaciones.
De hecho, hasta hace unos 200 años, los únicos textos griegos transmitidos desde la antigüedad eran los de los grandes autores: poetas como Homero, historiadores como Heródoto o Tucídides, médicos como Hipócrates, filósofos como Platón o los cínicos. Este lenguaje es el de una cultura refinada. Fue el único conocido en Occidente en la época medieval y los siglos subsecuentes.
La comparación de ese griego con el lenguaje del Nuevo Testamento es confusa. En este último encontramos palabras, formas, construcciones y frases que podrían describirse como vulgarismos, más de un estilo popular. Los eruditos del Renacimiento fueron desfavorables en su juicio del Nuevo Testamento griego. Su opinión se resume en estas palabras de Claude Saumaise (1588-1653): “De tales hombres [los autores del Nuevo Testamento], tal lenguaje. Su lenguaje es el llamado idiotikos [personal], el lenguaje común y popular. Porque se le llama idiotai, hombre común sin educación literaria, al que emplea el lenguaje que las personas usan en sus conversaciones".
En los siglos XVII y XVIII, hubo disputas sobre la calidad y la naturaleza del griego del Nuevo Testamento. Esta discusión dio origen a los sistemas purista, hebraísta y empirista.
1. A principios del siglo XVIII, los puristas defendieron, contra toda evidencia, la pureza absoluta y exactitud del Nuevo Testamento.
2. En los siglos XVII y XVIII, los hebraístas creían que los escritores del Nuevo Testamento pensaban en hebreo y habían traducido sus pensamientos al griego. Su idioma solo se transpondría al hebreo.
3. Los empiristas del siglo XVIII argumentaron que los escritores del Nuevo Testamento no sabían griego y lo escribieron de manera incoherente. Por lo tanto, los escritores del Nuevo Testamento podrían haber usado una cosa para otra, un modo para otro, un caso para otro, etc.
El descubrimiento del griego koiné
Pero todos estos sistemas colapsaron después del descubrimiento de miles de escritos griegos en las excavaciones de Egipto, Persia y el Cercano Oriente: piedra, papiro, óstraca, fragmentos de cerámica, tabletas de arcilla y pergaminos, tanta evidencia que abarca una larga serie de siglos.
Desde el punto de vista del lenguaje, estos descubrimientos hicieron posible el estudio del griego llamado "koiné", o griego común, que sirvió como la lengua franca en toda la región mediterránea, especialmente después de las conquistas de Alejandro Magno. Este lenguaje común era menos correcto que el lenguaje clásico, a menudo mezclado con palabras o frases tomadas del idioma de los hablantes. Así, el griego que se habla en Palestina está marcado por el hebreo y el arameo.
Los apóstoles, naturalmente, hablaban el idioma de su tiempo, koiné, y dejaron sus escritos de esta forma para que fueran accesibles a sus contemporáneos. Así, el Nuevo Testamento y la Septuaginta, la versión griega del Antiguo Testamento, fueron durante siglos los principales testigos de este lenguaje común, antes de que se redescubriera en el siglo XIX.
Fuente: Dictionnaire de la Bible (Vigouroux) – FSSPX.Actualités – 07/29/2019