La Misa del diario “La Croix”, ¿una Misa de otra “fe”?

Fuente: FSSPX Actualidad

Respuesta a las negaciones doctrinales difundidas por el diario La Croix.

En dos columnas de este periódico, el 10 de febrero de 2022 y el 12 de julio de 2023, una pareja de católicos activos, Aline y Alain Weidert, comparten una observación muy sensata. La religión de la cual la Misa Tradicional es el principal acto de adoración bien puede no ser la misma que la de la Misa Nueva; es la "Misa de otra fe", ¡que incluso podría no ser celebrada en nombre del mismo Dios!

La reflexión parte de la multiplicación de Misas privadas, justificada por la múltiple aplicación de los méritos de la Cruz a las almas de los difuntos. Luego conduce a la doctrina de la Misa como sacrificio expiatorio. Es un buen punto, con algunos matices, y si tenemos en cuenta la polémica caricatura [1]. Deberíamos estar agradecidos con el Sr. y la Sra. Weidert por haber situado el problema a nivel de la doctrina. Contrariamente a lo que hemos oído muchas veces, la elección de la Misa antigua no es una cuestión de carisma o de sensibilidad, de "apego positivo" que evita formular razones, sino completamente de fe.

Claramente, el Sr. y la Sra. Weidert se orientan hacia una hermenéutica de ruptura, y no sin razón. Se hace referencia únicamente al Concilio, y un poco al Catecismo de la Iglesia Católica; una cita (mal entendida) de Benedicto XVI[2]. No es de extrañar, si el objetivo es promover "una figura de Cristo completamente nueva". Lo que piden es que finalmente se deshechen los últimos vestigios de la "otra fe". ¿El motivo? Para anunciar la fe de manera creíble y audible: evitando "un contratestimonio de la fe, una imagen desastrosa de Cristo".

Cuando Juan Pablo II escribió su última encíclica, Ecclesia de Eucharistia (2003), lamentó el surgimiento de "una comprensión muy reduccionista del misterio eucarístico. Despojado de su valor sacrificial, se vive como si no fuera más allá del sentido y valor de un encuentro convivencial y fraterno". Esta noción de la Misa sacrifica una parte de la doctrina "a la sola eficacia del anuncio" (n°10).

Se puede decir que las reflexiones de estos cristianos activos abarcan este tema. Pues la noción de la Misa que defienden rechaza la doctrina de la satisfacción expiatoria. Suprime la Epístola a los Hebreos ("sin derramamiento de sangre, no hay remisión de pecados" [Heb 9, 22.]), amputa a los Evangelios las numerosas menciones del infierno, elimina el Concilio de Trento, ignora la Tradición en favor de un retorno a un Evangelio aséptico, pues todo esto no es más que una "deriva histórica".

A decir verdad, va mucho más allá de Juan Pablo II y Benedicto XVI, porque el Catecismo de la Iglesia Católica (dirigido por Joseph Ratzinger y promulgado por Juan Pablo II) explica el por qué de las misas de difuntos (1371) y la sustitución vicaria [3] y, en última instancia, la naturaleza de la salvación (n.º 612–623). ¡Porque si hay salvación, debe haber salvación de algo, es decir, del pecado y su castigo! Recordemos que el sacrificio expiatorio no consiste en satisfacer un gusto morboso por la sangre y la muerte, sino en realizar un acto de amor a Dios por encima de todo, hasta el punto de dar efectivamente la propia vida, que repara la ofensa hecha a Dios por una voluntad rebelde (cf. Santo Tomás de Aquino, Suma Teológica, IIIa q.48 a.3).

Al rechazar toda esta doctrina, efectivamente es otra religión la que se ahora se anunciará, otra salvación. Sin embargo, esta figura de Cristo no es tan nueva, es más o menos la de la "pretendida religión reformada".

Es un precio muy alto a pagar por un anuncio de fe que debería ser más creíble. ¡A diferencia de los días de San Jerónimo, el mundo católico, al menos el del diario La Croix, no gime ni se asombra cuando se descubre protestante[4]! Por otro lado, el evidente éxito de la Misa tradicional no es suficiente para despertarlo de su letargo antidogmático. Brave New Religion… [5]

Padre Nicolas Cadiet


[1] El famoso dios cínico y sanguinario, una bizarra disminución de los castigos "eternos" (sic) para las almas del purgatorio, el mote de "magia" para la multiplicación de las señales de la cruz en la celebración tradicional de la Misa...

[2] Lo que califica como "completamente erróneo" no es la satisfacción vicaria, sino la idea de una voluntad divina de Jesús que sería opuesta a la del Padre, ya que es una y la misma voluntad, distinta de la voluntad humana de Cristo. Es cierto que la explicación dada no es muy esclarecedora. En cuanto a la satisfacción expiatoria, solo la califica de incomprensible para nuestros contemporáneos. Sin embargo, parece que el Sr. y la Sra. Weidert lo entendieron suficientemente bien como para rechazarla deliberadamente.

[3] Núm. 615: "Así como por la desobediencia de uno solo, muchos fueron constituidos pecadores, así por la obediencia de uno solo, muchos serán constituidos justos" (Rm 5, 19). Con su obediencia hasta la muerte, Jesús realiza la sustitución del Siervo sufriente que "ofrece su vida como sacrificio expiatorio", "cargando con el pecado de las multitudes" "a quienes justifica cargándose a sí mismo con sus faltas" (Is 53, 10). -12). Jesús reparó nuestras culpas y satisfizo al Padre por nuestros pecados (cf. CC Trento: DS 1529). Si bien el Catecismo de la Iglesia Católica retoma ciertos datos dudosos del Concilio, al menos se pueden extraer numerosas referencias pertinentes a la auténtica Tradición de la Iglesia.

[4] Nota del editor: En el siglo IV, ante la expansión del arrianismo que negaba la divinidad de Cristo, San Jerónimo expresa su conocida frase: "El mundo entero gimió de asombro al descubrirse arriano".

[5] Nota del editor: El lector habrá reconocido una fórmula inspirada en "Brave New World", título original en inglés del libro "Un Mundo Feliz" de Aldous Huxley.