La muerte programada de David Goodall fortalece la causa del suicidio asistido

David Goodall
Luego del suicidio asistido del botánico y ecologista David Goodall, el 10 de mayo de 2018, las organizaciones pro-vida lamentaron un "movimiento político" que tendrá consecuencias incalculables para las vidas de los más vulnerables.
A los 104 años de edad, y gozando de perfecta salud, David Goodall, un reconocido profesor del mungo anglosajón, dejó su país natal, Australia, para terminar sus días en Berna, Suiza, donde la práctica del suicidio asistido está permitida.
"Cuando alguien actúa como él lo hizo, es una mentira que se trate de un acto personal; esto no es más que un acto político," declaró Stephen Drake, un analista investigador y miembro del comité "Todavía Sigo Vivo", que se opone a la legalización del suicidio asistido y la eutanasia.
El científico añadió que el caso Goodall será un "tema divisivo" para los "promotores del suicidio asistido". "Una vez que se abre la puerta, los promotores aparecerán para abrirla tanto como se pueda."
"Sabemos bien que legalizar el suicidio asistido coloca a los más vulnerables en un riesgo mayor. El mismo Sr. Goodall no sufría de ninguna enfermedad terminal y, aún así, le fueron administrados medicamentos letales," explicó Matt Valliere, director de Patients Rights Action Fund, otra organización pro-vida.
Detrás de la legalización del suicidio asistido, se esconde también un cálculo económico despreciable, reveló Stephen Drake, basando su afirmación en las palabras de un conocido defensor estadounidense de la eutanasia, Derek Humphrey, fundador de Hemlock Society:
...a medida que la tecnología avanza y los costos médicos se disparan por las nubes sin control, (...) el impulso de la contención de costos proporciona impulso, se reconozca abiertamente o no, para los aspectos prácticos de la muerte asistida.
De hecho, a medida que el promedio de vida sigue aumentando, la lucha por la eutanasia y el derecho a morir con dignidad sirven a los propósitos de la política maltusiana inversa. Esta política limita los nacimientos con el control de la natalidad y el aborto, y ahora están aplicando el mismo objetivo para aquellos que se acercan al final de sus vidas.
Esta carrera vertiginosa dice mucho sobre nuestras sociedades que han perdido todo punto de referencia o moral. Elimina la muerte cristiana y el ejemplo que Cristo dio a todos los hombres en la Cruz. Convierte a la muerte en una decisión personal, pretendiendo reemplazar a Dios, quien, sin embargo, jamás dejará de ser el verdadero dueño de la vida y la muerte.
Fuente: Catholic News Agency / FSSPX.News – 6/5/2018