La neopastoral de Francisco
Reunión interreligiosa en el Colegio Católico de Singapur, el viernes 13 de septiembre de 2024
En su discurso a los jóvenes de Singapur el 13 de septiembre de 2024, el Santo Padre dijo claramente que “todas las religiones son un camino hacia Dios”.
1. Durante su último viaje a Indonesia, el Papa Francisco se reunió con varios jóvenes en el Colegio Católico de Singapur, este viernes 13 de septiembre de 2024. Se trató de un encuentro interreligioso, pues los jóvenes en cuestión, lejos de ser todos católicos, pertenecían a diferentes religiones, católicas o no, cristianas o no.
2. Al animar a estos jóvenes al “diálogo”, el Santo Padre les dijo claramente que todas las religiones conducen a Dios. “Todas las religiones son un camino hacia Dios. Son –hago una comparación– como diferentes lenguajes, diferentes modismos, para lograr esto. Pero Dios es Dios para todos. Y como Dios es Dios para todos, todos somos hijos de Dios.[1]”
3. La comparación es interesante. En efecto, Aristóteles y Santo Tomás nos dicen que el lenguaje es el signo, la expresión directa e inmediata, no de realidades extramentales, sino de ideas, es decir, de conceptos intelectuales mediante los cuales nuestra mente hace presente, en lo íntimo de sí misma, la realidad que conoce.
Y el lenguaje es al mismo tiempo el medio que la naturaleza ha dado a los hombres para que puedan comunicarse entre sí, intercambiando sus pensamientos, mediante su expresión adecuada[2]. Comparar la religión con un lenguaje es, por tanto, comparar el camino que conduce a Dios con el camino que conduce a las ideas, al pensamiento.
Si la religión es un lenguaje, Dios es una idea, y las diferentes religiones son diferentes formas de expresar la misma idea. El Papa también insiste en este punto: "'¡Pero mi Dios es más importante que el tuyo!' ¿Es esto cierto? Solo hay un Dios, y nuestras religiones son idiomas, caminos hacia Dios. Algunos son sijs, otros musulmanes, otros hindúes, otros cristianos, pero son caminos diferentes".
4. La premisa que subyace a este discurso del Santo Padre es precisamente que los diferentes lenguajes no son más que expresiones diferentes de una misma idea. Diferentes seguidores de diferentes religiones tienen todos la misma idea del mismo Dios, y la única diferencia está en la forma en que la expresan.
5. Pero, ¿corresponde la idea de Dios a una realidad, y es esta la realidad del único y verdadero Dios? Por ejemplo, ¿la idea de Dios, tal como la expresan de diferentes maneras católicos y judíos, corresponde a la realidad eterna y objetiva de la Santísima Trinidad, un solo Dios en Tres Personas consustanciales, Padre, Hijo y Espíritu Santo?
¿La idea de Jesucristo, tal como la expresan de diferentes maneras católicos y musulmanes, corresponde a la realidad histórica y objetiva de Jesús de Nazaret, verdadero hombre, Hijo de la Virgen María, y verdadero Dios, Hijo eterno y consustancial al Padre? ¿Existe una realidad más allá de nuestras ideas? Y si la hay, ¿cuál es esta realidad?
¿Es esta la realidad del ser extramental, es decir, un ser independiente de nuestras reacciones psicológicas y subjetivas? ¿Es la realidad misma de nuestras reacciones vitales, la realidad de nuestro sentimiento religioso, de nuestra necesidad de lo infinito, un sentimiento y necesidad que se viven y se experimentan? ¿Y la idea de Dios sería algo más que la conciencia de esta experiencia?
¿Y puede una idea así, con el lenguaje que la expresa, lograr dar una explicación suficientemente precisa de esta realidad a la que se refiere? Son tantas las cuestiones decisivas que plantea este discurso del Papa Francisco, decididamente más rico en problemáticas de lo que podría parecer a primera vista.
6. Por su parte, el Papa San Pío X, en la encíclica Pascendi, expuso –con toda claridad– varios elementos de respuesta y de discernimiento. Según los datos constantes y debidamente establecidos del Catecismo, Dios es un ser personal, independiente del pensamiento, y se dio a conocer, mediante su Revelación sobrenatural, como Uno en la Trinidad de sus Personas consustanciales, Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Y por haber unido, en la Persona de su Verbo, la naturaleza humana individual de Jesús de Nazaret, hijo según la carne de la Virgen María. Puesto que estas verdades fundamentales son negadas tanto por la religión del judaísmo contemporáneo como por el islam y, más en general, por las religiones llamadas no cristianas, parece difícil ver en estas religiones caminos que conducen a Dios.
7. A menos que postulemos que Dios es solo una idea, refiriéndose como mucho a una experiencia existencial o a un sentimiento, experiencia y sentimiento que ninguna formulación religiosa puede expresar adecuadamente. Por consiguiente, cada creyente podrá alimentar la ambición de adherirse, más allá de las fórmulas de su religión, a la verdad desconocida que no se agota jamás por ningún lenguaje.
Desde tal perspectiva, todos los creyentes ya se comunican en la misma fe, y todas las creencias en el mundo son solo variaciones de ella. El diálogo interreligioso, alentado por el Papa Francisco, debería acelerar el día en que habrá una religión para toda la humanidad, después de que todas las divisiones conflictivas hayan sido abolidas para siempre[3].
8. ¿Deberíamos entonces denunciar un relativismo religioso o latitudinarismo? No, porque el error condenado por el Papa Pío IX en el Syllabus es el de quienes afirman que “todas las religiones son iguales[4]”. Para afirmar que “todas las religiones conducen a Dios”, el Papa Francisco no dice que conducen “por igual” o con el mismo valor.
Las enseñanzas del Concilio Vaticano II admiten este valor salvífico, a condición de entenderlo de manera diferenciada[5]. La religión católica sería, de este modo, la expresión privilegiada de la relación entre el hombre y Dios –o del sentimiento religioso que se ha hecho consciente. ¿Se podría hablar de un “latitudinarismo mitigado”? Por qué no, siempre que no exageremos el alcance de esta posible “mitigación”. Sin duda sería mejor intentar decir “neo latitudinarismo”, pero sigamos adelante ya que de nominibus non est disputandum.
9. Ya existía, no lo olvidemos, un precedente. El lunes 4 de febrero de 2019, el Papa Francisco firmó junto con el gran imán Ahmad Al-Tayyeb una Declaración Conjunta sobre la Fraternidad Humana para la Paz Mundial y la Coexistencia Común. Este texto afirma que “el pluralismo y la diversidad de religiones […] son una sabia voluntad divina, por la cual Dios creó al ser humano[6]”. La pastoral –neoindiferentista– llevada a cabo con los jóvenes debería lógicamente derivar de ahí.
Padre Jean-Michel Gleize
El Padre Jean-Michel Gleize es profesor de apologética, eclesiología y dogma en el Seminario San Pío X de Écône. Es el principal colaborador del Courrier de Rome. Participó en las discusiones doctrinales entre Roma y la FSSPX entre 2009 y 2011.
[1] Discurso del Santo Padre en el encuentro interreligioso con los jóvenes, viernes 13 de septiembre de 2024.
[2]Santo Tomás de Aquino, Comentario a las Peri hermeneias de Aristóteles, libro I, lección 2, núm.
[3] Cf. artículo “Exhortación sinodal y posconciliar” del Courrier de Rome de noviembre de 2019.
[4] Las proposiciones condenadas 16 y 18 del Syllabus afirman precisamente esta igualdad de las diferentes religiones, desde el punto de vista del valor salvífico. Proposición 16: “Los hombres pueden encontrar el camino a la salvación eterna y obtener la salvación eterna en cualquier religión”; proposición 18: “El protestantismo no es otra cosa que una forma diferente de la misma religión cristiana verdadera, y en la que se puede agradar a Dios así como en la Iglesia católica”.
[5] Constitución Lumen gentium, n° 15 y 16; Decreto Unitatis Redintegratio, n° 3; Declaración Nostra aetate, n° 2.
[6] Véase el artículo “Francisco y el dogma (II)” en el Courrier de Rome de febrero de 2019.
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Fuente: La Porte Latine – FSSPX.Actualités
Imagen: Banque d'Images Alamy