La prodigalidad de la Preciosísima Sangre
Quiero aclarar lo que me atrevo a llamar, sin temor a ser malinterpretado, la innecesaria prodigalidad de la Preciosa Sangre, exponiendo las circunstancias en que se vertió y la manera en que existió durante los treinta y tres años de la vida de Jesús.
Continuaremos adheridos en el camino más estrecho al espíritu de la Iglesia, si elegimos, especialmente, detenernos en las siete efusiones sanguíneas que nos han sido ofrecidas como objetos de una devoción enriquecida por muchas indulgencias.
Ha habido algunas variaciones en la enumeración que distintos santos hicieron de los siete derramamientos de sangre; sin embargo, esto no es más que una diferencia de división. La enumeración que adoptaremos es la que Pío VII aprobó y enriqueció con las indulgencias. Estos siete derramamientos de sangre son: la circuncisión, la agonía, la flagelación, la coronación de espinas, el via crucis, la crucifixión y la herida del Sagrado Corazón.
Existe, sin lugar a duda, una intención divina en estos siete misterios. Descubriremos que resaltan el espíritu de la Preciosa Sangre de la manera más completa y conmovedora; si bien son similares, también son bastante diferentes entre sí.
Poseen esa mezcla de similitud y diferencia de la que a menudo resulta la belleza de las obras divinas.
Fuente: F-W. Faber, Le Précieux Sang ou le prix de notre salut – FSSPX.Actualités - 22/07/2019