La reforma de la Curia: una preparación democrática

Recientemente circuló un rumor sobre la posible publicación de la Constitución Apostólica sobre la Reforma de la Curia Romana, el 29 de junio de este año. Pero luego de la reunión del Consejo de Cardenales (C9) el 25 de junio de 2019, el Vaticano ofreció una breve descripción del progreso de los trabajos.
El borrador del texto del documento se envió a los presidentes de las conferencias episcopales nacionales, a los Sínodos de las Iglesias orientales, a los dicasterios de la Curia romana, a las Conferencias de los Superiores Mayores de órdenes religiosas y a algunas Universidades pontificias, a las cuales se les pidió que enviaran sus observaciones y sugerencias.
Monseñor Marcello Semeraro, secretario del Consejo de Cardenales, dijo: "La Curia es una organización de servicio y es bueno que continúe avanzando por el camino del cambio y la reforma, para que este mismo servicio pueda ser principalmente eclesial y, más adelante, pueda responder a los desafíos del mundo y de la Iglesia a la que sirve”.
Por su parte, el Director interino de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Alessandro Gisotti, aclaró que la nueva Constitución Apostólica debería estar en manos del Soberano Pontífice entre septiembre y diciembre, y su promulgación podría ocurrir alrededor de diciembre.
Monseñor Semeraro también afirmó que el borrador de la Constitución incluía una serie de aspectos relacionados con la promoción y protección de la vida, el medio ambiente, la cultura, la atención al deporte y la presencia de las mujeres en la Iglesia.
Si bien es cierto que la Santa Sede acostumbra consultar a expertos para redactar documentos importantes, no es habitual que se trate de una consulta tan generalizada, especialmente para un organismo que depende directamente del Papa para asistirlo en el gobierno de la Iglesia. Esto no augura nada bueno, sobre todo porque los primeros elementos que tenemos disponibles (advertencias del Cardenal Müller y fragmentos del Vaticano) parecen disminuir la Curia a un mero servicio de coordinación, sujeto del mismo modo al Papa, así como al Sínodo y a las conferencias episcopales.
En otras palabras, la Curia tendrá que someterse a una integración "sinodal" y colegial, en conformidad con el Concilio Vaticano II. Así, esta integración hará realidad el sueño de los reformadores: el papa será solo la cabeza del colegio episcopal, y la Iglesia será colocada en un estado de consejo permanente. La autoridad del Papa llegará a perder su carácter específico a favor de las "periferias" tan queridas por el Papa Bergoglio.
Fuente: Vatican News – FSSPX.Actualités – 07/01/2019