La resignación de la Santa Sede ante el Acuerdo
Venta del último número del Apple Daily en Hong Kong
El ministro de Relaciones Exteriores del Vaticano considera que no es bueno que la Santa Sede se pronuncie sobre el tema de las restricciones que golpean a Hong Kong. Esta admisión es un mal augurio para el futuro de los católicos en China, e hipoteca aún más el acuerdo alcanzado con Beijing en 2018.
La eliminación del Apple Daily
Las coincidencias a veces tienen valores simbólicos. El día antes de la conferencia de prensa ofrecida por Monseñor Paul Richard Gallagher, secretario para las relaciones del estado, los residentes de Hong Kong se alinearon en las calles para comprar el último número del Apple Daily.
Este popular diario, de dudosa calidad, pero visceralmente anticomunista, fundado por Jimmy Lai, un católico que ahora se encuentra tras las rejas, ha sido definitivamente cancelado, después de veintiséis años de críticas más o menos directas al Partido Comunista Chino (PCCh).
Esta muerte súbita fue recibida como un golpe de mazo por los residentes de la excolonia británica, quienes creían, hasta que entró en vigor la Ley de Seguridad Nacional hace un año, disfrutar de ciertas libertades en el marco del estatus otorgado por Beijing: "un país, dos sistemas".
La cancelación del diario se suma a la larga racha de eventos en los que fue aumentando el control de los mandarines rojos sobre la excolonia británica devuelta a China en 1997.
Por ejemplo, el 23 de junio de 2021, el gobierno central de Hong Kong, satélite de Beijing, completó su transformación en un régimen policial: John Lee, hasta ahora secretario de seguridad, se convirtió en el número dos del ejecutivo local, mientras que Chris Tang, jefe de policía, lo reemplazó en su puesto.
La impotente defensa de Roma
En este contexto, Monseñor Gallagher respondió el 25 de junio pasado al periodista que le preguntó por qué la Santa Sede actúa en el Líbano y no en China: "podríamos decir muchas cosas [sobre Hong Kong, nota del editor] que serían apreciadas por la prensa internacional", admitió el alto prelado, pero el Vaticano "aún no está convencido de que (haría) alguna diferencia".
La observación de Monseñor Gallagher ilustra el método del secretario de estado que, para proteger el acuerdo alcanzado con Beijing sobre la nominación de obispos en China, intenta evitar cualquier comentario despectivo sobre el régimen de Xi Jinping.
Desde un punto de vista puramente diplomático, esta respuesta muestra un cierto realismo: las protestas de la comunidad internacional contra Beijing no han aflojado ni un ápice las restricciones impuestas contra Hong Kong, ni contra los católicos chinos en general.
Además, sería hipócrita conferir a la China comunista el monopolio del totalitarismo: habría mucho que decir, en nuestro Occidente secularizado, sobre la promoción de ideologías opuestas al cristianismo, como la del género, a expensas de la familia y de la vida en general.
Por otro lado, varios observadores chinos, como el cardenal Joseph Zen, han señalado que el silencio del Vaticano sobre las violaciones de los derechos de los católicos chinos, vinculado a los intercambios diplomáticos más estrechos por el acuerdo provisional, podría verse como un respaldo tácito del régimen.
Finalmente, aunque el silencio romano tiene una dimensión estratégica, muchas personas se preguntan sobre la capacidad de la Iglesia para hablar ahora de manera creíble sobre otras crisis civiles y políticas, como en el Líbano y Birmania.
Parece que la Secretaría de Estado se apoya en la Iglesia local para hablar y actuar más directamente sobre el terreno: "esperamos que el nuevo obispo de Hong Kong haga un buen trabajo", declaró al periodista Monseñor Gallagher, evocando la delicada misión encomendada a Monseñor Stephen Chow.
La situación es todavía más delicada puesto que sabemos que, desde el 25 de junio, en Zhongnanhai, sede del ejecutivo en Beijing, el Vaticano se ha resignado oficialmente a una cierta impotencia.
Fuentes: Asianews/imedia/The Pillar – FSSPX.Actualités
Imagen: Flickr / Just Click’s With A Camera / Domaine public