Limpieza de primavera en el Vicariato de Roma

Fuente: FSSPX Actualidad

El Papa Francisco ha terminado por cortar el nudo gordiano que Letrán no pudo desenredar. Oficialmente, los dos nombramientos publicados el 8 de abril de 2024 están en consonancia con un movimiento de “Roma hacia el Vaticano”, como señala Avvenire, el órgano de prensa oficial de la Conferencia Episcopal de Italia, que es la primera en inquietarse por este cambio de primavera.

El cardenal Angelo De Donatis deja las funciones de arcipreste de la Basílica Papal de Letrán y vicario de la diócesis de Roma, que ocupa desde 2017, para incorporarse al cargo de penitenciario mayor de la Iglesia, cargo vacante desde la salida del cardenal Mauro Piacenza.

Si bien la penitenciaría mayor tiene una dimensión prestigiosa, por ser uno de los órganos judiciales más antiguos de la Curia romana, es considerada, en Roma, como un lugar de descarte, lo que verifica el dicho promoveatur ut amoveatur, “dar un ascenso para deshacerse de alguien…”

El movimiento tiene algo de insólito e ilustra el constante deterioro de las relaciones entre el Santo Padre y su cardenal-vicario. Un clima tenso que contrasta con el ambiente de confianza y de profunda colaboración que pudo haber existido en el pasado entre los anteriores pontífices romanos y su vicario para la Ciudad Eterna: recordemos el estrecho vínculo que existía entre el Papa Juan Pablo II y el cardenal Camillo Ruini, o entre Benedicto XVI y el cardenal Agostino Vallini, vicario de 2008 a 2017.

Sin embargo, el cardenal De Donatis dio al sucesor de Pedro promesas de buena voluntad, aplicando del modo más estricto en Roma las normas del Motu Proprio Traditionis Custodes que limitan la celebración de la misa tradicional.

Al mismo tiempo, el inquilino de Santa Marta trasladó a la Curia a Monseñor Daniele Libanori, hasta ahora obispo auxiliar de Roma: el jesuita fue designado para una misión ad hoc creada especialmente para justificar su destitución, según se rumorea en los pasillos de los palacios sagrados: ser “consejero del Santo Padre para la vida consagrada”.

Cabe señalar que la colaboración entre el cardenal vicario y su obispo auxiliar no sobrevivió al asunto Marko Rupnik, nombre del sacerdote jesuita acusado de abusos, a quien Monseñor Libanori quería ver comparecer ante los jueces canónicos, pero que tenía a Monseñor De Donatis entre sus seguidores.

“Siento la necesidad de agradecer al Papa Francisco por estos nueve años de episcopado al servicio de la Iglesia de Roma. (…) Comprendo cada vez más que esta Iglesia no es un vehículo que hay que conducir, sino sobre todo una familia a la que amar”, reaccionó el ex cardenal vicario, dispuesto a abandonar sus funciones.

¿Quién sustituirá al cardenal De Donatis? Los vaticanistas susurran los nombres del cardenal Paolo Lajudice, arzobispo de Siena; de Matteo Zuppi, arzobispo de Bolonia, miembro de Sant’Egidio y enviado especial del Santo Padre para la guerra entre Rusia y Ucrania; o incluso Monseñor Baldassare Reina, que actualmente se ocupa de los asuntos ordinarios del Vicariato de Roma.

Para que conste, hace poco más de un año, la Santa Sede reorganizó completamente la estructura de la diócesis de Roma. Una reorganización con acentos de una vigorosa toma de posesión bajo el control directo del pontífice argentino.