Lobbies LGBT: la generosidad de la Casa Blanca
En los últimos tres años, el gobierno de Estados Unidos ha gastado 3,700 millones de euros para financiar la agenda LGBT en todo el mundo. Una suma pagada con mayor frecuencia por los contribuyentes estadounidenses y utilizada sin su conocimiento.
¿Hacer regalos con el dinero de otras personas? Es una realidad para aquellos que ocupan la Oficina Oval de la Casa Blanca. Al menos el sitio web sobre los gastos federales de Estados Unidos es muy claro al respecto: durante los últimos tres años fiscales, se otorgaron 1,181 subvenciones para promover la ideología de género.
Retomando esta información, el periódico The Epoch Times señala en particular cómo la generosidad de la administración Biden recayó en la Universidad Emory situada en Atlanta (Georgia), un estado estratégico a nivel político que es objeto de especial preocupación por parte del Partido Demócrata.
Por tanto, Emory recibió 3.5 millones de dólares para estudiar, entre otras cosas, "los efectos del tratamiento hormonal de cambio de sexo en mujeres transgénero en Estados Unidos y Tailandia". Otra parte de la suma se destinó a examinar la relación entre el consumo de alcohol y la violencia en parejas transgénero.
En el mismo sentido, se destaca un premio de casi un millón de euros concedido a la asociación Outright Action, conocida por la “promoción de los derechos LGBT en todo el mundo”, en particular en Nigeria, África del Sur, Uganda, Ucrania, Filipinas, Irán y China.
Otras recompensas fueron directamente a los bolsillos de grupos de presión activistas como la asociación serbia Grupa Izadji o la organización armenia Pink Human Rights Defender, que trabajan a favor de la “inclusividad” en países relativamente librados del flagelo de la dictadura moral progresista.
Según The Epoch Times, el Departamento de Educación de Estados Unidos ha concedido 219 millones de euros en subvenciones a proyectos que defienden la “igualdad de los derechos sexuales”: el Boston College recibió una financiación de más de un millón de dólares para fomentar las uniones homosexuales en las escuelas secundarias del estado de Massachusetts.
Si bien es difícil saber cómo se gastaron realmente estas importantes sumas -especialmente en cuanto al título de la investigación pseudocientífica que supuestamente las justifica-, una cosa es segura: se trata de dinero público, es decir, del contribuyente estadounidense que fue así dilapidado.
Sin que este último pueda imaginar, por supuesto, que el fruto de sus contribuciones financieras se destina a proyectos que sirven principalmente para promover ideologías que pretenden deconstruir la naturaleza humana y, por tanto, la realidad.
Huelga decir que este tipo de información probablemente no ayudará al actual presidente de Estados Unidos en su deseo de añadir un segundo mandato presidencial a su lista de logros.
Fuentes: Zenit – FSSPX.Actualités
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