Los Juegos Olímpicos, una religión moderna

El barón Pierre de Coubertin
Con la pérdida del espíritu religioso, con la “muerte de Dios”, fue necesario llenar un enorme vacío que se abrió en el alma humana. Varios “dioses” aparecieron para ocuparlo: la ideología política, un ídolo que aún perdura en los países comunistas; el materialismo – “hicieron un dios de su estómago” – y particularmente hoy, el culto al cuerpo.
Este culto se manifiesta de varias maneras: en el cuidado demasiado atento que se presta a los cuerpos en la sociedad moderna, mucho más allá de la simple preservación de la salud; por la presentación de modelos, masculinos o femeninos, que hacen soñar y gastar; especialmente por el culto al deporte, que se realiza en grandes competiciones seguidas por millones –a veces miles de millones– de telespectadores.
Los Juegos Olímpicos que pronto se inaugurarán en París son uno de esos grandes acontecimientos que emocionan a personas y naciones. También a los deportistas, que dedican parte de su vida a perseguir la medalla, y que hacen todos los sacrificios para alcanzar este fin, como ofrendas hechas a un dios.
Y no es el fundador de los Juegos Olímpicos modernos, Pierre de Coubertin, quien podría contradecir esta afirmación, sino todo lo contrario. Nacido el 1 de enero de 1863 en París y fallecido el 2 de septiembre de 1937 en Ginebra, el barón Pierre de Coubertin fue un historiador, “fuertemente influenciado por la cultura anglosajona”, según Wikipedia.
Tenía un especial interés por el deporte, que quería introducir "en los centros educativos franceses", como se hacía en Inglaterra. Trabajó de manera más general en el desarrollo del deporte en Francia. Con esta idea buscó restablecer los Juegos Olímpicos de Grecia: fundó el Comité Olímpico Internacional en 1894.
Una religión del cuerpo
Pierre de Coubertin adoptó “el principio de un renacimiento de los Juegos de 1896 en Atenas, introduciendo los deportes modernos. Y sobre todo proponiendo la itinerancia del lugar, en contra de los deseos de Grecia, que esperaba conservar los Juegos para la eternidad”, señala el sitio web de la RTS. Pero ¿cuál era la idea detrás de este renacimiento? ¿Solo el deporte?
En un discurso radiofónico pronunciado en 1936, el fundador de los Juegos modernos afirmó “que la primera característica esencial del olimpismo antiguo, así como del olimpismo moderno, es ser una religión”, cita el mismo medio. Esto es bastante claro. "Coubertin lo llamó religio athletae o 'religión muscular'".
Y aclaró aún más su punto: “Al esculpir su cuerpo mediante el ejercicio, como un escultor hace una estatua, el antiguo atleta honraba a los dioses. Al hacer lo mismo, el atleta moderno exalta su patria, su raza, su bandera”, singulares palabras de un hombre acusado de simpatizar con el nazismo. Concluye evocando “un sentimiento religioso transformado y ampliado por el internacionalismo y la democracia que caracterizan a los tiempos actuales”.
Ya había propuesto una fórmula similar, en otro contexto, muy poco popular hoy. Habló de la posibilidad de que las mujeres compitieran en los Juegos: “¿Qué interés tendría una pequeña olimpiada femenina al lado de la gran olimpiada masculina? […] Nada práctica, sin interés, nada estética, y no tenemos miedo de añadir: incorrecta, ese sería nuestro parecer a esta semi-olimpiada femenina.
"Esta no es nuestra concepción de los Juegos Olímpicos en la que creemos que hemos buscado y debemos seguir buscando la realización de la siguiente fórmula: la exaltación solemne y periódica del atletismo masculino con el internacionalismo como base, la lealtad como medio, el arte como marco y el aplauso femenino como recompensa". Las feministas deben estar felices...
El católico debe protegerse contra tal olimpismo. Practicar un deporte para mantenernos sanos, por supuesto, pero no para idolatrar el cuerpo. La fórmula de Juvenal: "mens sana in corpore sano" para justificar el deporte casi siempre se cita de forma incompleta. "Orandum est ut sit mens sana in corpore sano", Debemos orar por una mente sana en un cuerpo sano".
Fuente: RTS/Wikpédia – FSSPX.Actualités
Imagen: Photograph from Bain News Service, Domaine public, via Wikimedia Commons