Lourdes: reconocimiento del 71° milagro más de un siglo después

Fuente: FSSPX Actualidad

John Traynor - en rojo - durante una peregrinación

Más de un siglo después de registrar la curación inexplicable de un soldado británico, la Oficina de las Constataciones Médicas de Lourdes ha dado luz verde al reconocimiento del 71º milagro en la gruta de Massabielle. La decisión fue oficializada el 8 de diciembre de 2024 por el obispo de Liverpool. Se trata del primer milagro procedente del Reino Unido en la historia del santuario mariano.

Nacido en Liverpool en 1883, de padre inglés y madre irlandesa, John Traynor se alistó en la Royal Navy cuando estalló la Primera Guerra Mundial. Herido por primera vez el 8 de octubre de 1914 cerca de Amberes (Bélgica), John Traynor fue alcanzado por una ametralladora el 8 de mayo durante la batalla de Galípoli (actual Turquía).

Tras varias intervenciones médicas infructuosas para devolverle el uso de su brazo derecho, el soldado británico rechazó la amputación y sufrió graves ataques epilépticos. En 1920, un cirujano de Liverpool intentó tratar su epilepsia mediante una trepanación, lo que le provocó una parálisis parcial de ambas piernas.

Su estado era tal que, a principios del verano de 1923, "fue enviado al hospicio de enfermos incurables, donde ingresó el 24 de julio de 1923", según consta en el informe sobre su recuperación de la Oficina de las Constataciones Médicas de Lourdes (OCM), firmado por su presidente, el Dr. Auguste Vallet, el 2 de octubre de 1926.

En julio de 1923, viajó a Lourdes en silla de ruedas con ocasión de la primera peregrinación a la ciudad mariana de la arquidiócesis de Liverpool. El 25 de julio de 1923, tras sumergirse en las piscinas del santuario y participar en la procesión eucarística y en la bendición de los enfermos, se levantó y comenzó a caminar. Los médicos de la peregrinación constataron inmediatamente su estado. El recién curado se marchó de Lourdes al día siguiente.

John Traynor no acudió a la OCM hasta el 7 de julio de 1926 para declarar su recuperación, y volvió a Lourdes todos los años como camillero hasta 1939. Murió el 8 de diciembre de 1943 de una enfermedad no relacionada con aquellas de las que se había curado.

Pero lo más sorprendente es el silencio ensordecedor de la jerarquía católica británica sobre la curación de John Traynor. Aunque los católicos británicos estaban convencidos del milagro, no fue hasta 1993 cuando la prensa inglesa intentó reabrir el caso. En vano.

Fue necesario esperar al centenario de la curación de John Traynor para que el director de la OCM, el doctor Alessandro de Franciscis, pidiera al profesor Kieran Moriarty, miembro inglés del Comité Médico Internacional de Lourdes, que reexaminara el expediente conservado en los archivos de la ciudad mariana.

El investigador británico desenterró un informe del doctor Vallet, entonces presidente en funciones de la OCM, que había sido publicado en el Grotto Journal en diciembre de 1926. Este último había examinado a John Traynor en julio de 1926, junto con otros tres médicos: Azurdia, Finn y Marley.

El informe concluía de la siguiente manera: "Reconocemos y proclamamos, con nuestros colegas, que el proceso de esta prodigiosa curación está absolutamente fuera y por encima de los poderes de la naturaleza". Todo parece indicar que el informe del Dr. Vallet, publicado en francés, nunca fue enviado a Liverpool, y de hecho nunca se informó sobre las posibles curaciones milagrosas que tenían lugar en Lourdes a los obispos diocesanos entre 1913 y 1946...

El Dr. Moriarty continuó su investigación en los archivos de la arquidiócesis y en otros lugares, reuniendo un importante expediente de pruebas, y en particular pruebas médicas contemporáneas, relacionadas con la curación de John Traynor. Este expediente fue enviado por la diócesis de Liverpool a Monseñor Jean-Marc Micas, obispo de Tarbes y Lourdes, en el verano de 2024, allanando finalmente el camino para el reconocimiento oficial el 8 de diciembre pasado.

Este reconocimiento demuestra una vez más el poder de la intercesión de la Inmaculada Concepción en un momento en que el rechazo de Cristo y de su Madre nunca se ha sentido con tanta intensidad en el Viejo Continente.