Mes del Sagrado Corazón - salvación de los que esperan en ti

Fuente: FSSPX Actualidad

Durante la tormenta, la pequeña barca estaba siendo sacudida por los furiosos vientos, aproximándose hacia el abismo que se abría para engullirla. Los apóstoles luchaban contra la violencia del viento y, en la popa de la barca, Jesús dormía...

El peligro fue tal que los marineros, abandonando la maniobra y perdiendo toda esperanza, gritaron a Jesús: "¡Señor! ¡Señor! ¡Sálvanos que perecemos!"

"¿Por qué tienen miedo?, dijo Jesús, ¿no tienen fe?" Luego, poniéndose de pie, ordenó al viento y al mar que se tranquilizaran, y entonces sobrevino una gran calma...

¡Ah! ¡La tempestad! ¡Nosotros la conocemos bien! A veces cae sobre la Iglesia como cayó en el lago de Genesaret, llevándose toda la fuerza de los navegantes; las velas se desgarran, las cuerdas se rompen, los más fuertes se desalientan y todos dicen: "¡El Señor duerme! su Iglesia va a perecer... ¡Es un hecho!" Cada siglo que pasa, vuelve a resonar esta queja; la generación que se va la hereda a la generación que la sucede, y la barca siempre está ahí... casi siempre golpeada, atacada sin cesar, pero siempre triunfante, ¡porque el piloto divino está a bordo!

A quienes dicen: "¡Es un hecho que pereceremos!" - "¿Por qué temen?, les dijo, ¿No confían en mi palabra y en mi Corazón?", y cuando a Él le place, ordena al rayo, gobierna y reprende a las olas: "Silencio, dejad de gruñir..." y, entonces, todo vuelve a estar muy tranquilo...

Y. d’Isné, El Corazón de Jesús en el Evangelio.