México: la victoria de la izquierda deja perpleja a la Iglesia

Fuente: FSSPX Actualidad

Conferencia Episcopal de México

Tras el triunfo electoral de la candidata de izquierda que acaba de convertirse en la primera mujer presidenta de México, muchos están preocupados por el programa progresista de quien llevará las riendas del poder durante los próximos seis años.

“Felicitamos respetuosamente a Claudia Sheinbaum por su victoria en las urnas, que la convierte en la presidenta electa de los Estados Unidos Mexicanos para el período 2024-2030. (…) Recordamos a todos los ganadores de esta votación electoral que, cuando tomen el cargo, trabajarán al servicio de todos: gobernarán para todos los mexicanos, hayan votado por ellos o no”, informó Zenit citando un mensaje de los obispos mexicanos.

El tono cauteloso del comunicado de prensa publicado por el episcopado mexicano el 3 de junio de 2024, pocas horas después del resultado oficial de la votación presidencial celebrada la víspera, dice mucho de la perplejidad de la Iglesia de México ante la elección de los votantes.

En este país que tiene un 80% de católicos de 128 millones de habitantes, el diario Le Monde evoca un “tsunami” el 3 de junio de 2024, a raíz de la victoria del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), el partido político de izquierda fundado hace diez años por el actual presidente Andrés Manuel López Obrador (“AMLO”) y la que lo sucederá en octubre, Claudia Sheinbaum, electa con el 59.3% de los votos.

“No los decepcionaré”, prometió la candidata de izquierda que hizo historia como la primera presidenta de México, cita BFMTV, y que asume el desafío de contener la violencia del narcotráfico y promover los derechos de las mujeres.

Descendiente de abuelos paternos judíos asquenazíes que emigraron de Lituania a México en la década de 1920 y de abuelos maternos sefardíes que llegaron de Bulgaria en la década de 1940, informa CNA, la presidenta electa declaró en 2020 en las columnas del New York Times que sus padres “siempre han sido ateos” y que ella misma “nunca ha pertenecido a la comunidad judía”.

Un distanciamiento muy claro de la religión que le permite asumir el programa progresista del partido fundado por AMLO que defiende, entre otras cosas, “la liberalización del aborto y la ideología de género”. Así, durante el mandato de AMLO, “se despenalizó el aborto hasta las doce o incluso trece semanas de embarazo en varios estados mexicanos”, explica CNA.

El 17 de mayo de 2019, cinco meses después de asumir el cargo, AMLO estableció el “Día Nacional contra la Homofobia, Lesbofobia, Transfobia y Bifobia”, y un año después apoyó la libertad, para un menor, de cambiar de sexo. Sheinbaum está siguiendo el mismo camino.

“Al inicio de su campaña, la candidata anunció cien promesas electorales”, entre ellas “el acceso de las mujeres a la salud sexual y reproductiva”, cita CNA. “El 12 de diciembre de 2023, festividad de Nuestra Señora de Guadalupe, la futura presidenta compartió en X una imagen y un comentario indicando su deseo de “fortalecer los derechos de las minorías sexuales”, continúa el mismo medio.

Morena y sus aliados obtuvieron más de dos tercios de los escaños en la Cámara y casi el mismo resultado en el Senado. “Esto significa que los contrapoderes están muy debilitados y que el ejecutivo podrá aprobar todas las reformas constitucionales sin tener que negociar con la oposición”, declaró para Le Monde Azul Aguilar, profesora de ciencias políticas de la Universidad Jesuita de Guadalajara.

Pero la nueva presidenta sabe que encontrará en su camino una Iglesia católica aún poderosa, si quiere incluir el aborto en la Constitución mexicana, como desea. Una de sus asesoras, Olga Sánchez Cordero, exministra del Interior, señala: "Quizá todavía no sea el momento más oportuno".

Los católicos mexicanos todavía tienen un consuelo: “el nuevo espectro político confirma el vertiginoso declive del Partido Revolucionario Institucional”, recuerda Le Monde. Un partido heredero directo del Partido Nacional Revolucionario que masacró a los cristeros a partir de 1929. Pero, en México, como en otras partes, la memoria de los mártires está desapareciendo en las brumas del progresismo.