Misión de la FSSPX en Filipinas: "¿por qué tiene tantas heridas?"

Fuente: FSSPX Actualidad

FSSPX.Actualidad ofrece a sus lectores la historia de una niña - una segunda Josephine Bakhita en ciernes - que encontró refugio en la misión de la FSSPX en la provincia de Sarangani, y ahora pide ser bautizada.

Otro milagro ocurrido en esta misión al otro lado del mundo, que se mantiene viva gracias a la generosidad de sus benefactores: 

No todas las personas conocen a su hermana mayor por primera vez en sus vidas y deciden inmediatamente seguirla aunque se trate de una completa desconocida, pero Mary Ann no tuvo otra opción, porque la niña ya no estaba a salvo en la casa donde se encontraba, debido a un vecino mal intencionado que no dejaba de acosarla.

Cuando llegó a la misión, Mary Ann era una niña muy callada. Su respuesta habitual a las preguntas que se le hacían era una sonrisa y nada más - una sonrisa que escondía un mundo de sufrimiento.

Cuatro semanas después, un primer viernes de julio de 2018, Mary Ann ayudó a limpiar la capilla. Mientras sacudía las bancas y las pequeñas imágenes cerca del comulgatorio, sus ojos se sintieron misteriosamente atraídos a la imagen de Cristo en la cruz sobre el altar.

En cuanto terminó de limpiar, Mary Ann se acercó a los catequistas con una pregunta urgente: "¿Quién es ese hombre que parece sufrir tanto y por qué tiene tantas heridas?" Quería una respuesta. Su silencio finalmente se había roto.

Mary Ann contó a los catequistas toda su historia: su infancia en un lejano pueblo de la montaña, su padre alcohólico y violento, su abandono con la guerrilla comunista local que la crió.

Luego siguieron más años cargados de sufrimiento, debido a los intentos repetidos de intimidación en su escuela y un tutor que estaba demasiado ocupado para hacerse cargo de ella. Cuando tenía once años, todavía no sabía leer.

Su madre, que la había abandonado contra su voluntad cuando la guerrilla comunista atacó, empezó a asistir a la misión de la FSSPX en 2008 junto con sus hermanos y hermanas. La mujer hablaba a menudo de una hija a la que había tenido que abandonar; solía decir que regresaría a buscarla pero murió antes de poder hacerlo.

Cuando la hermana mayor de Mary Ann hizo todo lo posible por encontrarla y llevarla con ella a la misión, los catequistas descubrieron que tenía un problema de tiroides.

Para ayudarla a tener acceso a la seguridad social, la misión tuvo que empezar por obtener su certificado de nacimiento. Se tuvieron que cruzar varios kilómetros de montañas aisladas en busca del padre de la niña, para que firmara el certificado, pero todo fue en vano, pues éste se negó a hacerlo, repudiando, en cierto modo, a Mary Ann una vez más.

Desde entonces, tanto Mary Ann como su hermana han acudido a la oficina del fiscal del distrito para pedir ayuda. Su hermana sólo tiene 17 años, lo que quiere decir que es un año menor de la edad legal requerida para poder tener acceso por su propia cuenta a la seguridad social y obtenerla para su hermana.

En agosto de 2018, Mary Ann se encuentra viviendo en paz con su hermana mayor en la residencia de la misión. Está aprendiendo a conocer a ese Dios que sufrió por ella, y a entender que las heridas de su alma pueden ser sanadas por Aquel que murió en la Cruz para que ella pudiera vivir.

Hace poco, elevando los ojos al cielo, Mary Ann preguntó por primera vez: "¿Qué necesito hacer para ser bautizada?"