Monseñor Lefebvre: el sacerdote es el ministro del Buen Pastor

Fuente: FSSPX Actualidad

Recordemos la parábola del Buen Pastor:

Fue Nuestro Señor Jesucristo quien dijo: "Ante eas vadit. El pastor va delante de las ovejas" (Jn. 10,4). Él las conduce. Y porque Él es el buen pastor, las ovejas escuchan su voz y reconocen la voz del verdadero pastor, y lo siguen. Y Él las conducirá por los pastizales donde encontrarán su alimento. ¡Qué bella imagen del buen pastor!

Al contrario de lo anterior, las ovejas no conocen a los mercenarios, a los ladrones: huyen, y el mercenario que no conoce a sus ovejas y que no las ama, dispersa y arruina el rebaño.

Ustedes serán ese buen pastor. Conducirán almas a Jesucristo. Las conducirán al altar para que puedan encontrar ahí su renovación espiritual.

Predicarán a Nuestro Señor Jesucristo como San Pablo, que dice en su predicación que sólo conoce a "Jesucristo y a éste crucificado (1 Cor 2,2). Pro Judæis scandalum, pro gentibus stultitiam (1 Cor 1,23)". La Cruz de Jesús es un escándalo para los judíos; para los gentiles, para los paganos, para las personas del mundo que viven sin Dios, que se alejan de Nuestro Señor Jesucristo, es una locura. Pues bien, predicarán a Nuestro Señor, ese escándalo, esa locura, para atraer a las almas a Él y convertirlas.

Y continuando su camino dentro de su Iglesia, encontrarán el baptisterio donde darán la vida espiritual a las almas que vendrán a pedirles la gracia del bautismo.

Y en su camino al baptisterio, pasarán delante del confesionario, delante del tribunal de la penitencia donde se sentarán y juzgarán a quienes acudan a ustedes con sus miserias y sus pecados. Este tribunal será, sin duda, un tribunal de justicia, pero también, y sobre todo, uno de misericordia. Se inclinarán sobre las almas para devolverles la vida espiritual que han perdido, o para consolarlas en su vida espiritual.

Esto es el ministerio del sacerdocio. Cuando ingresen a esta iglesia, todo su ministerio estará presente ante sus ojos, y la fuente de su ministerio será el Corazón de Nuestro Señor Jesucristo presente en el altar.

Mons. Marcel Lefebvre, 21 de septiembre de 1980 - sermón dado con motivo de la misa de un nuevo sacerdote.