Monseñor Lefebvre y el antiliberalismo: Introducción

Fuente: District of the USA

A raíz del Concilio Vaticano II, la "opinión general" en Occidente, particularmente en los Estados Unidos y Europa, fue que la Iglesia católica no solo había hecho las paces con el liberalismo, sino que había internalizado sus principios fundamentales.

Nota del editor: esta introducción, que se está republicando en el mes de agosto de 2019, es la primera de una serie de varias partes que examina la reciente resistencia contra el liberalismo por parte de académicos, eclesiásticos y escritores, principalmente católicos, a la luz de la Fraternidad San Pío X (FSSPX), la cual ha sido testigo durante medio siglo de las fuerzas destructivas del liberalismo. En particular, las palabras y escritos del fundador de la Fraternidad, el arzobispo Marcel Lefebvre, serán examinados con especial atención para descubrir cómo el actual "catolicismo iliberal" complementa y contrasta con el antiliberalismo de la FSSPX y el magisterio social tradicional en el que se basa.

Aunque existen numerosas definiciones de liberalismo con muchos matices disponibles, esta serie aplica la palabra liberalismo a "ciertas tendencias en la vida intelectual, religiosa, política y económica, que implican una emancipación parcial o total del hombre de lo sobrenatural, moral y del orden divino" (H. Gruber, "Liberalismo", Enciclopedia Católica 1910).

Haciendo las paces con el liberalismo

A raíz del Concilio Vaticano II, la "opinión general" en Occidente, particularmente en los Estados Unidos y Europa, fue que la Iglesia católica no solo había hecho las paces con el liberalismo, sino que había internalizado sus principios fundamentales. Dignitatis Humanae, la declaración de Vaticano II sobre la libertad religiosa, abrió las puertas al indiferentismo religioso, tanto dentro de la sociedad como de la Iglesia. Otras declaraciones del Concilio, junto con el llamado "Espíritu del Vaticano II", que prevaleció durante las décadas posteriores, marcaron el comienzo de las reformas a la liturgia, la teología, el derecho canónico y la estructura del gobierno de la Iglesia. Aunque las autoridades de la Iglesia mantuvieron una postura firme sobre cuestiones sociales críticas, como el aborto y la eutanasia, un número cada vez mayor se hizo de la vista gorda respecto a cuestiones morales como la anticoncepción, la promiscuidad y las uniones antinaturales.

En el ámbito político, la línea principal de la Iglesia católica ha respaldado la democracia liberal como el mejor sistema político. Esta actitud positiva perdura a pesar de que muchos principios liberales democráticos, incluida la falsa noción de que la autoridad política deriva del "pueblo", fueron condenados expresamente a partir del siglo XVIII. Con respecto a la economía política, tanto el capitalismo de libre mercado como el socialismo, dos formas económicas que a menudo compiten por el dominio dentro de las políticas liberales, encuentran aceptación en los círculos católicos contemporáneos. Y sin embargo, tan solo una lectura superficial de Rerum Novarum del Papa León XIII o de Quadragesimo Anno de Pío XI pondrá de manifiesto desestimaciones severas de ambos como incompatibles con la ley divina y natural.

El testimonio antiliberal de la FSSPX

Aunque hablaremos más sobre la FSSPX y el antiliberalismo de Monseñor Lefebvre en artículos posteriores, son necesarias algunas palabras introductorias. Después del Concilio Vaticano II y la introducción del Novus Ordo Missae, Monseñor Lefebvre fundó la FSSPX con el objetivo principal de mantener vivo el sacerdocio católico tradicional. Vinculado a esta obra apostólica estaba el deber de hablar, a veces enérgicamente, contra los errores liberales que invadieron la Iglesia en la década de 1960 y causaron estragos en el transcurso de las siguientes décadas. Rechazado por sus compañeros prelados por negarse a aceptar las novedades de Vaticano II como la libertad religiosa, la colegialidad y el ecumenismo, Monseñor Lefebvre y su incipiente fraternidad de sacerdotes se dedicaron a luchar proporcionando catequesis y sacramentos tradicionales a los fieles, mientras difundían información oportuna sobre la crisis en la Iglesia.

En los Estados Unidos, por ejemplo, se creó Angelus Press para ofrecer instrucción católica tradicional, noticias y material devocional a un número cada vez mayor de católicos que comprendieron que estaban tratando con una Iglesia que sus antepasados ​​apenas reconocerían. A lo largo de los años, Angelus Press y su revista, The Angelus, proporcionaron a los lectores de habla inglesa las palabras y el pensamiento de Monseñor Lefebvre, incluidas sus críticas sabias, perspicaces y severas del liberalismo eclesiástico y político. Varias publicaciones, como el clásico del siglo XIX de Louis Veuillot The Liberal Illusion y las encíclicas de los grandes papas antiliberales como San Pío X, también se pusieron a disposición con la esperanza de inocular a los católicos contra los falsos principios del liberalismo. Este esfuerzo, aunque fructífero, ha tenido sus contratiempos.

El liberalismo, como ideología, se está totalizando. En todas las facetas de la vida occidental, desde la religión hasta la política, el liberalismo reina supremamente mientras muy pocos se toman la molestia de cuestionar sus fundamentos intelectuales o sus efectos. No es raro encontrar católicos, incluidos los católicos tradicionales, que creen que al menos cierta aceptación del orden liberal es buena o permisible, a pesar de lo que la Iglesia ha enseñado históricamente. Incluso es cierto que los antiliberales de hueso colorado pueden caer en la trampa de internalizar las inclinaciones liberales debido a la ubicuidad de la ideología. Solo la Iglesia Católica, pilar y fundamento de la Verdad, proporciona un horizonte puro más allá del liberalismo.

Brian McCall, John Rao, y Christopher Ferrara

El nuevo antiliberalismo

Mientras el testimonio de la Fraternidad contra el liberalismo sigue estando vigente, una nueva ola de voces antiliberales se está levantando tanto dentro como fuera de la Iglesia católica. El año pasado, Rod Dreher, un converso al catolicismo que, desafortunadamente, se unió a la Iglesia ortodoxa rusa, hizo público su descontento con el liberalismo a través de su blog publicado en la revista The American Conservative y en su libro de gran venta, The Benedict Option (Sentinel 2017). Aunque en ocasiones Dreher ha mostrado una actitud cautelosa respecto a lo que se supone que es "la Opción Benedicto", su llamado a los cristianos a vivir su fe en comunidades intencionales dedicadas a la preservación de la cultura y la sociedad cristiana (lo que una vez se conoció como "cristiandad") es paralelo al mensaje y al trabajo de la Fraternidad y de aquellos fieles católicos a quienes ministra. Dreher cree, con razón, que el liberalismo en los Estados Unidos ahora es enérgicamente anticristiano.

Otro texto reciente, Por qué Fracasó el Liberalismo, del Profesor de la Universidad de Notre Dame, Patrick Deneen, (Yale University Press 2018), ha recibido elogios en los círculos católicos por poner al descubierto los defectos y contradicciones inherentes que se encuentran en el liberalismo político. Sin embargo, a pesar de sus compromisos confesionales, sería difícil afirmar que Deneen escribe con firmeza desde la propia tradición católica. Al mismo tiempo, otros medios católicos estadounidenses, como la revista First Things, históricamente neoconservadora, han publicado escritos antiliberales, aunque de manera desigual, mientras que destacados escritores católicos como Ross Douthat del New York Times y Adrian Vermeule de la Universidad de Harvard han cuestionado por escrito y en las redes sociales la unión del liberalismo y el catolicismo.

Existen otros proyectos más en línea con el espíritu, si no la sustancia, del antiliberalismo de la FSSPX, como The Josias, que busca renovar y promover el integralismo católico, así como los libros y artículos de luminarias católicas tradicionales como Brian McCall, John Rao y Christopher Ferrara.

De cara al futuro

Debido a estos acontecimientos, era lógico que Monseñor Lefebvre, la FSSPX y el magisterio tradicional que representan constituirían la piedra angular del nuevo antiliberalismo. Sin embargo, ese no es el caso. La mayoría de los nuevos antiliberales, salvo aquellos que mantienen una estrecha asociación con la Fraternidad, desconocen o temen las palabras y escritos de Monseñor Lefebvre. ¿Por qué? Algunas posibles respuestas a esa pregunta se desarrollarán en el transcurso de esta serie. Si bien la intención de estos artículos no es señalar o criticar el nuevo antiliberalismo in toto, se expondrá el argumento de que este nuevo antiliberalismo sigue en deuda con el trabajo, a menudo no reconocido, de Monseñor Lefebvre y de la FSSPX, y, en ocasiones, se ve afectado por no apoyarse más en su labor apostólica.