Monseñor Vitus Huonder y la Fraternidad San Pío X
Monseñor Huonder dando la bendición al final de su Jubileo en la iglesia de Wil
Mucha gente se sorprendió al saber que Monseñor Vitus Huonder, quien falleció el miércoles de Pascua, no sería enterrado en Coira, sino en Écône. Esta decisión ya había sido comunicada a la diócesis en 2022 y luego reiterada oralmente a Monseñor Bonnemain y al Superior general de la Fraternidad San Pío X pocos días antes de su muerte. ¿Cuáles fueron los motivos que impulsaron al exobispo de Coira a tomar esta decisión?
Se resumen brevemente: quería ser enterrado junto al obispo que tanto sufrió por la Iglesia. Esas fueron sus propias palabras.
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Capilla ardiente en el Instituto Sancta Maria
- del jueves 4 de abril al martes 9 de abril, de 6:30 a 21:00 horas
- todos los días a las 18:30 horas: rosario por los difuntos
Capilla ardiente en la iglesia de Oberriet
- del jueves 11 de abril al lunes 15 de abril, de 6:30 a 21:00 horas.
Obsequias en la iglesia del seminario de Écône
- miércoles 17 de abril, a las 9:30 horas, con entierro en la cripta del seminario.
El camino hacia la Fraternidad Sacerdotal San Pío
Fue a petición de Roma que Monseñor Huonder descubrió la Fraternidad. Así lo dijo él mismo durante su entrevista en el canal de YouTube, Certamen:
"A través de una carta del 9 de enero de 2015, recibí la orden de iniciar un diálogo con los representantes de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X. Esta carta era del Cardenal Gerhard Müller, entonces prefecto de la Congregación Romana para la Doctrina de la Fe. El objetivo era establecer una relación amistosa y humana con la Fraternidad. Por otro lado, era necesario abordar ciertas cuestiones doctrinales de la Iglesia relacionadas con los documentos del Concilio Vaticano II (1962-1965), además de otros asuntos concernientes a las declaraciones de Roma de años anteriores. Cabe mencionar que se trataba particularmente de cuestiones relativas a la liturgia, y más específicamente a la auténtica Misa romana. Los otros temas tenían que ver con la autocomprensión de la Iglesia, el ecumenismo, las relaciones entre Iglesia y Estado, el diálogo interreligioso y la libertad religiosa.
Esta misión condujo, desde el 9 de abril de 2015, a contactos regulares con la Fraternidad, ya fuera con los superiores generales o con otros representantes. Estas relaciones y discusiones tenían como objetivo particular allanar el camino para el reconocimiento canónico de la Fraternidad".
Estos contactos le permitieron conocer la Fraternidad desde el interior y no según la imagen dada por los medios de comunicación. También le brindaron la oportunidad de conocer los escritos de Monseñor Marcel Lefebvre y profundizar en las razones doctrinales de la lucha que este último lideró desde el Concilio y hasta su muerte.
"En el transcurso de estas conversaciones, profundicé particularmente en la biografía y los escritos del fundador de la Fraternidad, Monseñor Marcel Lefebvre. Así me fui familiarizando cada vez más con los argumentos teológicos, las preocupaciones y los objetivos de la Fraternidad".
Así, en 2019, cuando fue necesario dejar su cargo de obispo diocesano, Monseñor Huonder pidió autorización para pasar sus últimos años en el Institut Sancta Maria de Wangs, recibiendo la autorizacíon explícita de la Comisión Ecclesia Dei.
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Monseñor Huonder durante la peregrinación a Flüeli, en 2023
Nueva evaluación de la situación
La crisis de la fe
A partir de entonces, Monseñor Huonder se dedicó al estudio y a la oración en paz y serenidad. Y esta nueva perspectiva le llevó a una verdadera retractación.
"Las relaciones con la Fraternidad, el estudio de su historia y la profundización de las cuestiones teológicas me permitieron tener una visión nueva. Una nueva mirada a los últimos setenta, ochenta años de vida de la Iglesia. Podríamos hablar de una retractatio, de una nueva evaluación de la situación de la fe en la época del Concilio y después de él. Comprendí más claramente por qué la Iglesia ha llegado hasta donde está hoy. La Iglesia se encuentra actualmente, en 2023, en una de las mayores crisis de su historia. Es una crisis interna en la Iglesia. Afecta todas las áreas de la vida de la Iglesia: predicación, liturgia, cuidado pastoral y gobierno. Es una profunda crisis de la fe. Cualquiera que se adentra en el desarrollo y la vida de la Fraternidad se enfrenta, aunque no quiera, con la causa y los orígenes de esta crisis. Porque la Fraternidad es, en cierto sentido, una hija de esta crisis. Lo es en la medida en que su fundador quiso, al crear esta institución, remediar la crisis y acudir en ayuda de la Iglesia".
La crisis de la misa
Monseñor Huonder descubrió también que en el centro mismo de esta crisis de fe se encuentra el drama del Calvario. Celebrando a partir de entonces cada día la Santa Misa de siempre, como le gustaba decir a Monseñor Lefebvre, descubrió que la Misa no es solo un acto litúrgico sino que es una profesión de fe, la fe de todos los tiempos.
"La liturgia romana tradicional es comparable a una confesión de fe. No puede ser modificada en su esencia. Por lo tanto, tampoco se puede prohibir. A través de su bula, Pío V no creó nada nuevo. Más bien, afirmó la legitimidad de la práctica de la fe en esta forma de liturgia. Confirmó la autenticidad de este depósito de la fe. Un bien de este tipo nunca podrá ser arrebatado a los fieles. Lo que ocurrió después de Vaticano II, con la abolición intencionada del rito tradicional de la misa, es una injusticia, un abuso de poder".
La crisis en la Iglesia
Monseñor Huonder, desde entonces, percibió con gran claridad la realidad de la situación de la Iglesia. No dudó en hablar de ello públicamente, tanto durante los sermones como durante las entrevistas difundidas por Internet. Esto es lo que dijo a Certamen:
"La Iglesia se encuentra actualmente, en 2023, en una de las mayores crisis de su historia. Es una crisis interna en la Iglesia. Afecta todas las áreas de la vida de la Iglesia: predicación, liturgia, cuidado pastoral y gobierno. Es una profunda crisis de la fe. Esto es lo que podemos constatar. La pregunta ahora es cómo superar esta crisis. Hay que decirlo de inmediato. Solo hay una salida a la crisis: volver a los valores y verdades de fe que hemos abandonado, descuidado o ilegítimamente dejado de lado. Se trata de hacer balance de la evolución de los últimos 70 años y someterlo a revisión. La Iglesia necesita una renovación en su cabeza y en sus miembros. Necesita particularmente una renovación de la jerarquía, una renovación del episcopado y, sobre todo, un retorno a la vida sacramental y litúrgica. La vida sacramental y el sacerdocio –es decir, la jerarquía– están, en efecto, estrechamente vinculados".
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Entrevista con Certamen
La gran herida
El Papa Benedicto XVI tuvo el valor de declarar que, en realidad, la misa prohibida nunca había sido prohibida. Pero su sucesor revocó el motu proprio Summorum Pontificum mediante las medidas establecidas en Traditionis Custodes. He aquí con qué firmeza juzgó Monseñor Huonder estas medidas en contra de la liturgia tradicional:
“[Estas] ordenanzas... no son más que una cacería de fieles que reconocen, con justa razón, en esta liturgia, el culto verdadero y original de la Iglesia romana. Se ignora descaradamente el hecho de que tienen derecho a recibir los sacramentos en esta forma que se ha transmitido durante siglos. Es el mismo descaro que prevaleció después del Concilio y que luego causó tanto sufrimiento".
Y en una conmovedora súplica, Monseñor Huonder habló así al Santo Padre:
"Me gustaría hacerle una pregunta al Papa ¿por qué le quita el pan a los niños? ¿Qué le incita a dejar que se mueran de hambre? ¿Qué le incita a dejarlos perecer? Porque tienen derecho a este alimento –insisto: a este alimento– insisto: tienen derecho. Es el alimento del que sus padres se alimentaron y les transmitieron. No es su propia receta. No lo compusieron ellos mismos, por así decirlo, a su antojo. Lo aceptaron de quienes lo transmitieron fielmente. ¿Por qué el Papa se los quita y deja que se mueran de hambre? ¿Por qué quiere administrarles a la fuerza algo que les es ajeno? Nuestro Señor dijo: “Un padre de familia no le da a su hijo una piedra cuando le pide pan, una serpiente cuando le pide un pescado, o un escorpión cuando le pide un huevo” (cf. Mt 7,9). y Lc 11,11-12). Pero aquí ni siquiera se trata de que el Papa les esté dando algo, sino de que deje algo a sus hijos, algo que es vital para ellos: el santo sacrificio de la Misa de los Padres".
Petición de justicia
"Defunctus adhuc loquitur – El difunto sigue hablando".
Estas palabras de San Pablo a los hebreos se pueden aplicar a la carta de Monseñor Huonder. He aquí, en efecto, la conclusión que él mismo sacó del descubrimiento de la Fraternidad:
"Vuelvo al 9 de enero de 2015, a la carta romana donde se me pedía iniciar un diálogo con los representantes de la Fraternidad San Pío X. A pesar de las circunstancias adversas, cumplí este mandato y lo sigo cumpliendo. Terminaré, pues, con una petición dirigida a las autoridades de la Iglesia: pido justicia para la Fraternidad San Pío X. El estudio de su situación exige esta petición. La Iglesia debería disculparse con esta Fraternidad, como lo ha hecho en otros casos. Como lo ha hecho incluso en casos de tumbas fantasma. No se trata aquí de fantasmas, sino de personas vivas, de almas que tienen derecho a la asistencia pastoral que la Iglesia les concedía antes del Concilio, y que sigue siendo un derecho permanente incluso ahora. No es un privilegio ni un indulto, es un derecho.
Sería también oportuno que las autoridades eclesiásticas, con estas disculpas, expresaran su agradecimiento por el trabajo realizado por la Fraternidad, y su agradecimiento sin reservas por esta obra auténticamente católica".
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Fuente: District de Suisse - FSSPX.Actualités