Monseñor Voderholzer: una concepción estrecha de la verdad

Fuente: FSSPX Actualidad

Monseñor Rudolf Voderholzer

Monseñor Rudolf Voderholzer es obispo de Ratisbona (Rottenburg) en la Baja Baviera desde 2013. Es uno de los obispos conservadores de Alemania que se opone con bastante firmeza al Camino Sinodal y que no ha dudado en tomar medidas concretas para manifestarlo. Pero este conservadurismo tiene límites, como lamentablemente se puede constatar.

Hay dar crédito al obispo de Ratisbona por haber sido, junto con el cardenal Rainer Woelki, arzobispo de Colonia, uno de los primeros opositores al Camino Sinodal alemán, basándose en la Carta de Francisco a la Iglesia de Alemania y en las críticas de la Curia romana contra el proyecto de Estatutos del Camino Sinodal.

Los dos obispos presentaron entonces al consejo permanente de la Conferencia Episcopal de Alemania (DBK) un proyecto de Estatutos alternativos, que fue rechazado por la mayoría de los obispos. Este proyecto tenía en cuenta las críticas del cardenal Marc Ouellet, prefecto de la Congregación para los Obispos, expresadas en su carta al cardenal Reinhard Marx, sobre el proyecto respaldado por la mayoría de los obispos.

En un sermón del 31 de diciembre de 2019, Mons. Voderholzer criticó duramente el proceso sinodal. Llegó incluso a utilizar esta enérgica expresión: "La indignación ante los abusos es el fuego sobre el que se debe cocinar la sopa del Camino Sinodal". Pero no siempre es coherente en su actitud.

Así, durante la primera asamblea sinodal, Mons. Voderholzer recibió la comunión de manos de una joven, durante una misa celebrada el 31 de enero de 2020 en la catedral de San Bartolomé de Fráncfort.

Participó en las cinco asambleas plenarias del proceso sinodal. Volvió a manifestar su oposición en la fase de aplicación: en junio de 2023, junto con otros tres obispos, se negó a que el Comité Sinodal, encargado de dicha aplicación, fuera financiado con dinero procedente del impuesto eclesiástico. En efecto, se requiere una decisión unánime de los obispos diocesanos para decidir el uso de este dinero.

Recientemente, en una carta del 19 de mayo de 2025 dirigida a monseñor Georg Bätzing, presidente de la DBK, los mismos cuatro prelados se negaron a reconocer la autoridad del Comité Sinodal y su pertenencia al mismo. "No somos miembros de derecho ni promotores de este Comité", declararon.

En una larga entrevista concedida el 13 de junio de 2025 al Schwäbische, el obispo de Ratisbona volvió a criticar el Camino Sinodal, explicando que no estaba en contra de la sinodalidad, "sino contra una cierta forma de sinodalidad que se parece más a un debate parlamentario entre partidos que a una escucha común de la palabra de Dios".

Añadió que el Camino Sinodal está "influenciado por la experiencia de una cierta forma de democracia en las asociaciones católicas. Pero no se trata de cuestiones de fe, sino de cuestiones relativas a la orientación de una asociación católica", refiriéndose con estas palabras al Comité Central de los Católicos Alemanes (Zdk), que participa al 50% en el Camino Sinodal junto con la DBK.

Por último, afirma que "los objetivos del camino sinodal eran irrealistas desde el principio".

Una enemistad contra el movimiento tradicional

Como muchos conservadores, al obispo de Ratisbona no le gusta el movimiento tradicional: protesta regularmente contra las ordenaciones celebradas en el seminario del Sagrado Corazón de la Fraternidad San Pío X, situado en Zaitzkofen, en el territorio de su diócesis.

En la entrevista mencionada, se le pregunta por la Fraternidad San Pío X. Él responde lo siguiente: "No se trata del latín ni de la liturgia. (...) Se trata del reconocimiento del Concilio Vaticano II, de la enseñanza de la Iglesia y de su tradición. (...) En la Fraternidad, se observa una teología política que antepone la verdad a la libertad. Esto es inaceptable".

Primero habría que entender qué quiere decir Mons. Voderholzer con esta crítica que dirige a la Fraternidad San Pío X. Parece que le reprocha tener una visión demasiado radical de la verdad: una verdad que debe imponerse a todos. De ahí la mención a una teología “política”, que impone su manera de ver a la sociedad. Rechaza así la radicalidad de la verdad.

Esta verdad radical es nuestro Señor Jesucristo mismo: "Yo soy el camino, la verdad y la vida". Y solo Él es la verdad. El hombre solo la posee, o no la posee. Pero si posee a Jesucristo, entonces ciertamente está en la verdad.

De esta verdad nace la libertad en su plenitud, según estas palabras de Cristo: "Si permanecéis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres (8, 31-32)".

Para el obispo de Ratisbona, reconocer la radicalidad de la verdad es, al parecer, atacar la libertad. Sin duda aceptaría la palabra de San Juan, pero dentro de ciertos límites: siempre que deje un margen de libertad al error.

En otras palabras, no está lejos de la posición de Poncio Pilato: "¿Qué es la verdad?". El procurador romano pronuncia estas palabras ante Aquel que posee toda la verdad, ante Aquel que es la verdad. Con tal postura, es imposible reconocer la realeza de Cristo sobre la sociedad. También es imposible salir de los errores que florecen desde el Concilio Vaticano II.

No es con una noción tan mitigada y temerosa de la verdad como Mons. Voderholzer podrá ayudar a la Iglesia alemana a salir del camino cismático que ha tomado y que parece querer seguir a toda costa.