Münich: laicos a cargo de parroquias sin sacerdotes
Cardenal Reinhard Marx.
Laicos a cargo de las parroquias donde no haya sacerdotes y ordenaciones de hombres casados: el prelado a cargo de una de las diócesis más grandes - y adineradas - de Alemania ha hecho pública su visión para la Iglesia alemana del siglo XXI.
El Cardenal Reinhard Marx es la cabeza de la arquidiócesis de Münich, a la que pertenecen más de 2 millones de católicos bautizados; es tambien la diócesis más adinerada de Alemania: con 5.5 mil millones de euros en activos en el 2016. El Cardenal también es miembro del C9 - el "Concilio de Cardenales" - creado por el Papa Francisco para introducir una serie de reformas estructurales en la Iglesia.
Pero la existencia misma de esta diócesis está siendo amenazada, como lo admite claramente un documento oficial publicado en el 2015; ni un nuevo seminarista - o para ser más precisos: ¡uno en el 2016! Se calcula que la mitad de las iglesias que continúan activas y abiertas cerrarán en el transcurso de cinco años; actualmente, sólo el 48% de la población del país se identifica como católica, a diferencia de 1959 donde era el 99%. "Si esta tendencia descendente continúa en las mismas proporciones", finaliza el documento, "no hay ninguna garantía de que la diócesis sobreviva otros diez años."
El Cardenal Marx habló recientemente ante un grupo de 180 miembros laicos del sínodo diocesano, y declaró que hay que hacer frente a la disminución en el número de sacerdotes, y luchar por conservar la actual red de parroquias, para poder mantener la presencia de la Iglesia Católica a un nivel local. Para poder lograr este sorprendente objetivo, dadas las circunstancias, el prelado planteó la idea de confiar las parroquias sin sacerdotes a laicos bien formados para esta misión, a la luz del concepto de un "sacerdocio común", popularizado en el Concilio Vaticano II: "La Iglesia está viviendo en una época de grandes cambios," declaró, recordando que "la Iglesia local continúa siendo la realidad más visible. Sería un desperdicio abandonar aquello que nos proporciona raíces territoriales." En su opinión, las leyes actuales de la Iglesia deberían dejar la puerta abierta a una mayor participación de los fieles.
Con el fin de defender la viabilidad de su proyecto, el Cardenal Marx reportó que "miles (de fieles) están convencidos de que valdría la pena involucrarse en las misiones pastorales de sus parroquias." En este sentido, el arzobispo de Münich desea que la ordenación de hombres casados - el "viri probati" al que el mismo papa hizo alusión - sea tomada en cuenta.
Según el cardenal, los ejes de acción de este proyecto piloto - parroquias sin sacerdotes y sacerdotes casados - no sólo son la respuesta adecuada a la creciente escasez de sacerdotes, sino también son un análisis lúcido: "No todos los sacerdotes están hechos para encargarse de una parroquia."
El hecho de que un arzobispo alemán insista en la necesidad de "conservar" las parroquias y evitar su reagrupación es digno de atención: en Alemania, el Estado recauda un impuesto eclesiástico - "Kirchensteuer" - de cada persona que se declara cristiana. Es alrededor del 8 o 9% del impuesto sobre la renta, y en general, entre el 0.2% y el 1.5% de los ingresos totales de una persona. Los ingresos son compartidos entre católicos, luteranos y otras confesiones protestantes. En teoría, este impuesto se vuelve obligatorio el día que una persona es bautizada. En otras palabras, mientras más disminuye el número de personas bautizadas, menor es la cantidad de impuestos que entra a las cuentas de la Iglesia. Las diócesis alemanas están consideradas - pero, ¿por cuánto tiempo, si se toma en cuenta el número cada vez mayor de personas que "abandonan la Iglesia"? - entre las diócesis más adineradas del mundo, luego de Estados Unidos: de aquí la importancia de "conservar" las parroquias locales y nacionales a toda costa, aun corriendo el peligro de revivir las antiguas Reuniones Dominicales en Ausencia de un Sacerdote, de origen francés, de la década de los setentas, que en realidad no ayudaron en nada a detener la inexorable descristianización de ese país, que ha ocurrido en los últimos 50 años.
El Cardenal Marx, frecuentemente llamado por los medios de comunicación una de las "manos derechas" del Papa Francisco, lleva en su corazón el deseo reformista expresado durante las congregaciones generales del último cónclave, que él mismo resumió en dos palabras: "unidad y subsidiaridad". Es decir, proporcionar una mayor independencia en todos los aspectos a las conferencias episcopales, manteniendo al mismo tiempo el endeble vínculo de la unidad de la Iglesia. Un vínculo que, hemos de repetir, únicamente puede realizarse en la unidad de la Iglesia, los sacramentos y el gobierno.
Fuente: La Croix / FSSPX.News - 04/25/17