Nicaragua: el Papa rompe el silencio
Mientras los nubarrones se ciernen sobre la Iglesia en el cielo de Nicaragua sobre el horizonte del año 2025, el Pontífice acaba de publicar una carta pastoral en apoyo de los católicos del país, a quienes, una vez más, se les impidió manifestar públicamente su fe en la fiesta de la Inmaculada Concepción.
"Precisamente en los momentos más difíciles, donde humanamente se vuelve imposible poder entender lo que Dios quiere de nosotros, estamos llamados a no dudar de su cuidado y misericordia". La carta de Francisco del 2 de diciembre de 2024 al pueblo nicaragüense tiene cuidado de no mencionar la situación en la que viven los fieles en un país mayoritariamente católico.
Lejos quedan los días en los que el pontífice argentino comparaba el poder de Daniel Ortega, presidente de Nicaragua, con el régimen de Adolfo Hitler: de eso hace ya dos años, y desde entonces la diplomacia de la Santa Sede intenta, como puede, recuperar sus derechos en un país en el que la Iglesia sufre cada vez más abusos.
Encarcelamiento o exilio forzoso de varios miembros del clero que consideraron oportuno posicionarse contra la dictadura del exrevolucionario sandinista, confiscación de bienes pertenecientes a religiosos, prohibición de procesiones como la realizada en honor de la Inmaculada, impuestos extraordinarios sobre las colectas, etc.
En octubre pasado, la abogada y activista Martha Patricia Molina, citada por el diario Il Messagero, enumeró más de 870 ataques directos contra la Iglesia y el clero en este país centroamericano entre abril de 2018 y julio de 2024. Pero lo que ahora cristaliza todas las preocupaciones de la Iglesia católica es el proyecto de reforma constitucional que debe promulgarse en 2025.
De los 200 artículos que contiene actualmente la ley fundamental de Nicaragua, más de 140 van a ser modificados y 37 derogados: todo en una dirección que difícilmente beneficiará a la libertad religiosa a la que aspiran los católicos del país.
El proyecto de ley, que debería ser aprobado por la Asamblea Nacional, amplía notablemente el mandato presidencial de cinco a seis años, y eleva al rango de "copresidenta"a la vicepresidenta Rosario Murillo, esposa del actual presidente, que, al igual que su esposo, no respeta a la Iglesia.
En un país ahora sin frenos, donde "la sociedad civil en su conjunto ha sido criminalizada", en palabras del periodista nicaragüense Carlos Fernando Chamorro, director del medio Confidencial, la Iglesia contiene la respiración y especula sobre el momento probable del colapso del régimen, bajo los golpes de la crisis económica.
O espera pacientemente la desaparición del matrimonio Ortega, y con ellos los últimos vestigios del sandinismo, movimiento político marxista que ha sumido a Nicaragua en el caos durante casi un siglo.
Fuentes: Vatican News/Il Messagero – FSSPX.Actualités
Imagen: Christoph Wagener, CC BY-SA 3.0, via Wikimedia Commons