Nicaragua: la Iglesia trata de evitar un baño de sangre

Enfrentamientos entre manifestantes antigubernamentales y fuerzas policiales el 21 de junio de 2018 en Masaya, Nicaragua.
Los obispos de Nicaragua se reunieron el 22 de junio de 2018 en la ciudad de Masaya para intervenir entre la policía y los manifestantes. En rebelión abierta contra el gobierno del ex-revolucionario Daniel Ortega, la ciudad ha sido blanco de una represión que, en algunas horas, ha dejado 26 muertos y cientos de heridos.
El escenario es un poco surrealista: un cardenal en sotana blanca con bordes rojos, sosteniendo la custodia, seguido por el nuncio y los obispos del país, intenta abrirse paso en medio de una multitud reunida para rezar y manifestar su apoyo a la Iglesia.
"Queremos paz y justicia," gritan los habitantes. Algunos están de rodillas, y la mayoría reza. Los cánticos resuenan en el barrio de Monimbo, mientras que los obispos exhortan a los habitantes a guardar la calma.
"Ni un muerto más", suplica Monseñor Silvio Báez, obispo auxiliar de Managua, tanto a la multitud como a la policía, quien ha sido acusada de asesinar a 26 personas en Masaya, explica Álvaro Leiva, secretario de la Asociación Nicaragüense para los Derechos del Hombre.
Desde el mes de abril del 2018, Nicaragua ha estado inmersa en una serie de episodios violentos y bloqueos en las carreteras. El país se encendió en unas pocas semanas debido a una impopular reforma sobre la seguridad social que posteriormente fue abandonada. Ahora, el blanco de las agresiones es el jefe de Estado, Daniel Ortega, ex revolucionario sandinista, quien está acusado de haber manipulado su elección en el 2016 y confiscado el poder de su clan.
La Iglesia católica ha estado involucrada desde el inicio del conflicto en la mediación entre el gobierno y los insurgentes, solicitando una reunión de diálogo bajo el amparo del primado nicaragüense.
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Fuente: La Croix/RFI/Ouest France - FSSPX.Actualités - 02/07/2018