Nigeria: nueve sacerdotes secuestrados en menos de un año en Enugu
Los secuestros de sacerdotes y religiosas se multiplican en Nigeria, a causa del yihadismo en un contexto de conflictos étnicos, crimen organizado y delitos menores... La creciente inseguridad se está extendiendo por todo el país y es motivo de preocupación para la Iglesia católica.
¿Qué está pasando en Enugu? Desde principios de 2019, nueve sacerdotes han sido secuestrados en este Estado del sureste de Nigeria. El más reciente es el secuestro del Padre Malachie Asadu, sacerdote de la diócesis de Nsukka, quien fue privado de su libertad el 25 de noviembre mientras regresaba de una reunión diocesana en la catedral de Santa Teresa en Nsukka. Fue puesto en libertad, sano y salvo, dos días después.
Sin embargo, no todos han corrido con la misma suerte. El 20 de marzo, el cadáver del Padre Clement Rapuluchukwu Ugwu, párroco de la iglesia de San Marco, fue encontrado en Obinofia Ndiuno.
Aprovechando la oportunidad, Monseñor Calliste Onaga, obispo de Enugu, expresó sus dudas acerca de la acción de la policía: "No podemos seguir fingiendo que todo está bien y que no es un asunto grave. Debemos reconocer que estamos viviendo una ola de violencia donde no hay respeto alguno por la vida. Poco después del secuestro del Padre Ugwu, fui a la policía tres veces y me dijeron que había algunas pistas sobre los secuestradores. Pero tengo la impresión de que no se hizo nada realmente", se lamentó.
La situación en el país es realmente alarmante. En el noreste, el grupo yihadista Boko Haram ha demostrado desde el verano de 2015 su capacidad destructiva. A esto hay que sumar la proliferación de ataques perpetrados por su rival Iswap, una entidad que ha jurado lealtad a la organización Estado Islámico (IS), responsable de cientos de muertes entre las fuerzas armadas nigerianas, lo que ha provocado un deterioro en las condiciones de seguridad.
Por su parte, la región central de Nigeria, está experimentando un aumento de los enfrentamientos entre pastores y agricultores, cuyo saldo es de muchas víctimas en ambos lados. El Delta del Níger, y un poco más al norte, el Estado de Enugu, rico en materias primas, como el carbón y especialmente el petróleo, avivan la codicia de las bandas organizadas y los malhechores comunes.
En este contexto, los secuestros de sacerdotes se han convertido en una forma más de ganar dinero, ya que el rescate es pagado a veces por los familiares.
A pesar de todo esto, la Fraternidad Sacerdotal San Pío X mantiene viva la Tradición católica en el Estado de Enugu: tres sacerdotes ejercen un apostolado fructífero. Mantengámoslos en nuestras oraciones para que Nuestra Señora de África los proteja.
Fuente: France diplomatie/Fides/La Croix - FSSPX.Actualités - 11/12/2019