Nigeria en un momento crucial (5)

Un campo de refugiados en Nigeria
La organización Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN) proporciona una valiosa ayuda a los católicos en situaciones de profunda dificultad en todo el mundo. Dicha organización ha publicado un informe sobre Nigeria, donde los católicos sufren desde hace décadas y pagan el impuesto de sangre en proporciones alarmantes. Este artículo aborda el tema de las personas desplazadas
Las personas desplazadas en Nigeria
Según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), los conflictos en los que participan Boko Haram y otros grupos armados, así como los enfrentamientos entre pastores y agricultores, han provocado el desplazamiento de unos tres millones de nigerianos (2022). El noreste de Nigeria, el noroeste y el Cinturón Medio son los más afectados por esta tragedia.
El conflicto derivado de los ataques de Boko Haram e ISWAP en el noreste de Nigeria entra en su duodécimo año. Los ataques y la inseguridad han desplazado a millones de personas, devastando la producción agrícola y otros medios de subsistencia, cortando los servicios esenciales y provocando una crisis de seguridad.
Según la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU, más de 2.2 millones de personas se han visto desplazadas por el conflicto en los tres estados más afectados, Borno, Adamawa y Yobe. Algunas de las víctimas llevan más de ocho años viviendo en campamentos o asentamientos.
La diócesis de Maiduguri, sede del grupo islamista Boko Haram, ha sido la más afectada por sus ataques. En la diócesis han quedado destruidas más de 200 iglesias, numerosas parroquias, 25 escuelas, tres hospitales, tres monasterios e innumerables comercios, así como viviendas particulares y centros comerciales. Algunas de ellas han sido reconstruidas con la ayuda de AED.
Aunque muchos refugiados han regresado a Borno, cientos de miles de desplazados internos no han podido volver a sus hogares destruidos. Se concentran en "ciudades-guarnición" defendidas por las fuerzas armadas nigerianas, cuyo perímetro es limitado y de las que es arriesgado salir. Las condiciones de vida limitan las opciones de subsistencia de los agricultores desplazados, que no pueden ni sembrar ni cosechar.
La violencia de los pastores contra los agricultores ha creado una nueva crisis humanitaria en la región del Cinturón Medio en los últimos cinco años. En su informe, el HCR enumera más de 400,000 desplazados en el estado de Benue. Según el gobernador del estado, hay más de dos millones de desplazados internos y 10,000 refugiados cameruneses.
Según representantes de la diócesis de Makurdi, en el estado de Benue, los ataques fulani se han cobrado muchas vidas y han dejado a innumerables personas sin hogar, obligando a la población a ser realojada en 13 campos oficiales de desplazados internos. Muchos otros viven con familiares en comunidades de acogida y campamentos no oficiales.
Sin embargo, esta tragedia sigue siendo ignorada en gran medida por los medios de comunicación e incluso por las agencias internacionales de ayuda, que se concentran más en la grave situación del noreste del país: no hay informes exhaustivos sobre la situación.
El área del gobierno local de Guma acoge a la mayoría de los desplazados del estado de Benue. Hay cuatro campamentos, así como otras comunidades de acogida y campamentos no oficiales. Además, la zona se vio gravemente afectada por las inundaciones de octubre de 2022, que destruyeron muchas granjas, casas y propiedades.
Los efectos combinados de los ataques, los desplazamientos y las inundaciones han agravado unas condiciones de vida ya de por sí precarias: "No tienen comida. No tienen camas. Las personas que solían valerse por sí mismas ahora tienen que mendigar comida. Los niños de los campos están desnutridos, algunos andan desnudos. Ni siquiera tienen ropa que ponerse.
"Hace muchos años que no pueden ir a la escuela. No tienen acceso a atención médica. No tienen agua. Carecen de las necesidades básicas de la vida, como un lugar donde vivir. Si vas a los campos de desplazados, verás la frustración de la gente, que se limita a caminar hasta que se cansa. Y duermen sobre el suelo desnudo.
"Esta es la condición a la que se han visto reducidos los seres humanos desde hace muchos años, y nadie habla de esta situación. Si intentan regresar a sus granjas, son cazados como animales salvajes. Así que viven en un ciclo de desesperación. No pueden volver a sus granjas. Viven en campamentos. No tienen acceso a nada", explica el Padre Remigius Ihyula, socio del proyecto de AED encargado del programa de ayuda de emergencia en la diócesis de Makurdi.
Fuente: AED – FSSPX.Actualités
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