Nuevos cardenales: el Papa Francisco enfrenta la tentación del cónclave

El anuncio del Papa Francisco, el 6 de octubre de 2024, desde la ventana del apartamento pontificio que da a la plaza de San Pedro, de la convocatoria de un consistorio público ordinario – el décimo de su pontificado – tomó por sorpresa a más de un observador. Según la voluntad del Romano Pontífice, el 8 de diciembre se crearán veintiún nuevos cardenales.
Una decisión que sorprende, porque la urgencia de estas nuevas creaciones cardenalicias no es evidente: el Sacro Colegio tenía 121 electores el 5 de octubre, uno más respecto al número máximo de 120 cardenales que tienen derecho efectivo de voto en el cónclave, un quórum fijado e inscrito en el derecho canónico por Juan Pablo II.
Desde el anuncio del 6 de octubre que los integra en el Sacro Colegio, pronto serán 141 los que podrán elegir al futuro sucesor de Pedro. Algunos objetarán que quince de ellos perderán su derecho de voto en 2025 debido al límite de edad fijado en 80 años, pero la emergencia parece estar más bien del lado del Papa que parece querer acelerar las cosas.
El perfil de los nuevos cardenales sugiere, en efecto, ciertas intenciones que guiaron al Papa en su decisión. En primer lugar, el deseo de imprimir lo más claramente posible su línea pastoral en el Colegio que deberá designar a su sucesor: con el temor implícito de que la sinodalidad impuesta con fuerza por el pontífice argentino pueda ser cuestionada en una impredecible época "posterior a Francisco".
Por ejemplo, Monseñor Jean-Paul Vesco, arzobispo de Argel desde 2021, está muy convencido del diálogo con el islam y se ha posicionado muy claramente, desde 2015, a favor de la integración de los divorciados vueltos a casar en la pastoral de los sacramentos. Como recuerda Jean-Marie Guénois en Le Figaro del 8 de octubre, Monseñor Vesco está “en contra del modelo “patriarcal” y “anacrónico” de la Iglesia actual” y desea dar un lugar más importante a la mujer.
El caso del Padre Timothy Radcliffe, un dominico progresista partidario del matrimonio entre personas del mismo sexo, así como el de monseñor Carlos Gustavo Castillo, arzobispo de Lima y cercano a la teología de la liberación, dejan pocas dudas sobre las intenciones del Papa Francisco.
Si bien la proporción de europeos disminuye en el Sacro Colegio, lo que refleja la evolución de la Iglesia, el peso de la Curia también se ve debilitado por estos nuevos nombramientos: de ella solo proceden tres nuevos cardenales; una observación que cobra todo su sentido si recordamos que el Papa actual desconfía de una Curia romana que no considera suficientemente dócil a sus orientaciones y que no duda en eludirla periódicamente.
Sobre África surge una pregunta, casi ausente en esta nominación: ¿fueron los africanos “castigados”, como sugiere un artículo de Corrispondenza Romana, por el rechazo de Fiducia supplicans? Este continente, uno de los más florecientes en términos numéricos, tendrá un solo cardenal, monseñor Ignace Dogbo, arzobispo de Abiyán, mientras que la muy pequeña minoría de obispos norteafricanos, que aprobaron la bendición de los homosexuales, también tendrá un nombramiento.
Los europeos también tendrá un solo nombramiento; en lo que respecta al episcopado estadounidense, una vez más ha sido dejado de lado, en beneficio de un canadiense. En cuanto a América Latina, tendrá cuatro: es cierto que los obispos de esta parte del continente americano son a menudo (muy) progresistas.
Una cosa es segura: Francisco no tiene intención de darse por vencido. El próximo consistorio incluye muchos cardenales nuevos y muy jóvenes, lo que demuestra el deseo de dar a la Iglesia una dirección para las generaciones futuras y, sin duda, también intentar influir en el próximo cónclave.
Este tipo de cálculo es siempre arriesgado y nunca nada está decidido de antemano, pero esta misma juventud, que dificulta abordar con la madurez necesaria los problemas de la Iglesia, no puede más que preocupar a quienes examinan la composición de la futura reunión que elegirá al próximo Papa. Sin olvidar, sin embargo, que la Cabeza de la Iglesia es Jesucristo...
Fuente: Vatican News/Le Figaro/Corrispondenza Romana – FSSPX.Actualités