Orden de Malta: inquietudes sobre la reforma

El proyecto de enmienda de las constituciones de la Orden de Malta, que se supone debe permanecer confidencial, fue objeto de una reciente indiscreción que socava el deseo de reforma iniciada hace varios años por las más altas autoridades romanas.
Desde hace varios meses, el cardenal Silvano Tomasi, delegado especial de la Santa Sede para la Orden de Malta, prepara, con la mayor discreción, la reforma de una institución casi milenaria.
El proyecto de constitución, aún en discusión en los niveles más altos de la Orden, acaba de ser ventilado, generando perplejidad, preocupación y confusión entre los caballeros.
Suficiente para sacar al cardenal Tomasi de su habitual reserva: "Me sorprende que el presidente de la asociación alemana de la Orden haya procedido, por iniciativa propia, y sin tener derecho a ello, a la publicación de un anteproyecto que ni él mismo debería haber tenido en su poder", lamentó el alto prelado, en una carta fechada el 14 de enero de 2022.
Una confesión que demuestra que entre la Santa Sede y al menos una parte de la Orden, el calentamiento global no está nada cerca.
Lo que es seguro es que el proyecto de constitución que se distribuyó a los caballeros contiene una serie de cambios potencialmente explosivos que afectan la estructura y el gobierno de la Orden.
La reforma orquestada por las más altas autoridades romanas subordinaría la Orden de Malta a la Santa Sede, en particular otorgando al Papa el poder de vetar la elección del Gran Maestre, o de intervenir a voluntad en el proceso de modificación de las constituciones, una prerrogativa que pertenece por derecho al Consejo Soberano: algo jamás visto en un milenio de existencia...
Todos estos son cambios que también podrían tener un impacto significativo en el estatus de la Orden con respecto al derecho internacional, poniendo en duda su capacidad para mantener relaciones diplomáticas activas con otros Estados –alrededor de un centenar en la actualidad– así como su condición de observador permanente ante las Naciones Unidas.
Del lado romano, lo más urgente es desminar el terreno para evitar que se propague la rebelión de los caballeros: "el texto publicado es solo un borrador destinado a integrar las modificaciones emanadas de miembros calificados", explicó en su defensa el cardenal Tomasi, exigiendo a los diversos líderes "abstenerse de cualquier evaluación de un texto que aún está en espera de una formulación final".
El delegado especial de la Santa Sede aseguró a los caballeros que tenía la intención de informarles plenamente de los cambios propuestos, pero solo después de una "consulta limitada" de las más altas autoridades de la Orden, incluido en particular el actual lugarteniente de Gran Maestre, Fra Marco Luzzago, y el gran canciller Albrecht von Boeselager.
Con tantas precauciones lingüísticas será difícil convencer a los miembros. Sobre todo, porque esta filtración llega en el peor momento para los partidarios de la reforma: el cardenal Tomasi propondría al Gran Consejo de Caballeros, el 25 de enero, el proyecto de constitución enmendada.
Después de lo cual, se suponía que se convocaría un capítulo general para respaldar oficialmente el proyecto.
Pero dadas las recientes indiscreciones señaladas por el cardenal Tomasi -de las cuales es difícil evaluar a qué nivel exacto se ubican, en los pasillos de los palacios apostólicos o dentro del Palacio Magistral-, la cuestión de respetar el calendario de la reforma subsiste.
Fuente: The Pillar – FSSPX.Actualités
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