Panamá: la Iglesia y el Estado en el mismo canal

Monseñor Jose Domingo Ulloa Mendieta, arzobispo de Panamá
Las declaraciones del 47° presidente de Estados Unidos, en las que reclamaba recuperar el control del Canal de Panamá para contrarrestar la influencia de China en la región, provocaron la reacción del presidente panameño y del arzobispo del pequeño país de América Central. Es difícil hacer oír la voz de la soberanía cuando se está dividido entre el águila imperial y el dragón rojo.
Las aguas del canal de Panamá no habían estado tan calientes en mucho tiempo. No tanto por el calentamiento global como por los gestos encendidos desde la Casa Blanca. Cabe señalar que Donald Trump está furioso, ya que ha amenazado con recuperar el control estratégico del canal para contrarrestar la influencia tan discreta como creciente de China en la región.
A los ojos de los estadounidenses, el control de China sobre la actividad de un canal que permite el tránsito del 40% de los contenedores procedentes de Estados Unidos se considera una amenaza en caso de que China desee bloquear todo el tráfico si hay un conflicto abierto: "China explota el canal de Panamá, y no se lo hemos dado a China, se lo hemos dado a Panamá. Y vamos a recuperarlo", afirmó Donald Trump durante su investidura, el 20 de enero de 2025.
Unas declaraciones que provocaron reacciones en las filas de la Iglesia católica. El pasado 31 de enero, el arzobispo de Panamá publicó una carta alertando a los fieles: "Panamá debe alzarse con una sola voz para defender su soberanía frente a los repetidos anuncios que reclaman el canal, patrimonio exclusivo de la nación panameña", declaró Monseñor José Domingo Ulloa Mendieta.
Para el prelado, los panameños son "un pueblo noble y valiente, con un corazón inmenso, que a lo largo de la historia ha sabido afrontar los desafíos con determinación e inteligencia".
Para evitar que la crisis empeorara, la administración estadounidense envió a Centroamérica a su nuevo secretario de Estado, Marco Rubio: católico practicante, de origen latino, el jefe de la diplomacia estadounidense comenzó su visita asistiendo piadosamente a misa en una antigua iglesia de Panamá, lo que tranquilizó a la jerarquía eclesiástica, antes de reunirse con el presidente panameño.
Una reunión fructífera para la parte estadounidense, ya que José Raúl Mulino, presidente de la República de Panamá, según la agencia de noticias AFP citada por Le Monde, confirmó el 6 de febrero su retirada de las "nuevas rutas de la seda chinas" (Belt Road Initiative), es decir, los proyectos de infraestructura marítima, vial, minera, etc., destinados a ampliar la influencia económica y geoestratégica de Beijing en el mundo.
Proyectos que, a ojos de los adversarios de China, constituyen una colonización económica encubierta. Lo que puede calificarse de eufemismo.
La reacción de los mandarines rojos no se hizo esperar: "China se opone firmemente a que Estados Unidos utilice la presión y la coacción para denigrar y socavar la cooperación", protestó Lin Jian, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, que denuncia la "naturaleza hegemónica" de Estados Unidos.
Pero la guerra de palabras probablemente no irá mucho más lejos, porque, en definitiva, las veleidades estadounidenses de anexión de Panamá, Canadá o Groenlandia refuerzan indirectamente algunas reivindicaciones de China: difícil, según algunos observadores, querer oponerse en esta perspectiva a la recuperación de Taiwán por parte de China continental...
Cabe recordar que el acuerdo del 7 de septiembre de 1977, o Torrijos-Carter, garantiza el paso del canal bajo soberanía panameña a partir del 31 de diciembre de 1999. Se complementa con un tratado de neutralidad, sin limitación de duración, que garantiza el acceso a los buques de todas las naciones. Sin embargo, los buques de guerra estadounidenses gozan de un derecho de paso "sin demora".
Una enmienda adoptada unilateralmente por el Congreso autoriza a Estados Unidos a emplear la fuerza militar, si es necesario, para proteger el canal, lo que les da la posibilidad de intervenir en cualquier momento en los asuntos de Panamá, lo que hicieron durante la operación militar Justa Causa, en diciembre de 1989, derrocando al gobierno del general Noriega.
Fuentes: Crux/Le Monde/Encyclopedia universalis – FSSPX.Actualités
Imagen: Facebook / Jose Domingo Ulloa Mendieta