¿Por qué el Papa no renunciará?

Fuente: FSSPX Actualidad

"¿Va a renunciar el Papa Francisco?", esta es la pregunta muy directa que plantea el vaticanista de Le Figaro, Jean-Marie Guénois, en su blog "Dieu seul le sait" del 19 de septiembre de 2021.

Entre los elementos que nos permiten cuestionarnos legítimamente sobre una posible renuncia de Francisco, el periodista francés señala los hechos observados durante el viaje del Papa a Hungría y Eslovaquia, del 12 al 15 de septiembre de 2021:

"La 'salida' este verano del Papa Francisco, quien fue sometido a una cirugía de colón el 4 de julio, parece un episodio cerrado. Durante su viaje a Hungría y Eslovaquia, del 12 al 15 de septiembre, con su médico personal, también estuvo acompañado en el avión por un enfermero. Este hecho fue algo nuevo e indica que Francisco, estrechamente monitorizado en el plan médico, aún se encuentra en convalecencia. 

"Él mismo reveló un detalle quirúrgico el 30 de agosto en una animada entrevista con la radio española COPE: "Tengo treinta y tres centímetros menos de intestino". Pero sobre todo envió este mensaje a todos sus amigos y especialmente a sus oponentes: "¡Todavía estoy vivo!"

Según Jean-Marie Guénois, el objetivo real de esta entrevista "era demostrar que no piensa renunciar a su cargo", porque la misión del Papa Francisco aún no está completa a sus ojos. Se siente obligado a implementar de manera "irrevocable" las reformas nunca concluidas, según él, y aprobadas por el Concilio Vaticano II (1962-1965).

"Todavía queda mucho por hacer antes de marcharse. Especialmente para "la reforma de la reforma", como yo la llamo, es decir, la principal ambición del pontificado. Si se aprueba, debería cambiar profundamente el rostro de la Iglesia católica.

"¿De qué se trata? Después de haber cambiado el enfoque moral de la Iglesia sobre las cuestiones sexuales al relativizar su importancia a los ojos del mundo -este capítulo está ganado para el Papa Francisco- tiene la intención de cambiar el gobierno de la Iglesia. Quiere transformar una jerarquía estricta y centralizada en una gestión participativa y descentralizada.

“Y esto en todos los niveles, desde la parroquia hasta el Vaticano, pasando por las conferencias episcopales. Sin embargo, esta participación no es democracia o parlamentarismo, puesto que el Papa, los cardenales y los obispos seguirán siendo quienes tomen las decisiones. Tenemos un ejemplo vivo de esto con Francisco que decide solo y sobre todo en las grandes cuestiones eclesiales en el Vaticano.

"Este es el sentido del sínodo sobre la sinodalidad que el Papa inauguró desde Roma los días 9 y 10 de octubre, y que mantendrá ocupada a la Iglesia hasta octubre de 2023 para su sesión de clausura. Llevará tiempo publicar los resultados, lo que podría atrasarlo hasta diciembre de 2023, o incluso a la primavera de 2024.

"El Papa Francisco, si Dios le da vida, tendrá entonces 87 años. Tanto en lo relacionado al nombramiento de la mayoría de cardenales, electores de su sucesor y todos compartiendo su visión de la Iglesia, como en el gran cambio hacia una Iglesia católica, sinodal, y por tanto participativa, como en un nuevo enfoque de las cuestiones morales, sin olvidar la reforma interna de la Curia que ocurrirá en breve, entonces se terminará el trabajo de reforma".

La Iglesia "saliente" vacía las iglesias

Por su parte, el 30 de septiembre, el sitio argentino The Wanderer no duda en hablar del "fracaso de la nueva Iglesia saliente, resultado del Concilio", ni en declarar sin rodeos que el pontificado de Francisco "ya está terminado, y fracasó".

The Wanderer se basa en las palabras del Padre Santiago Martín [sacerdote español, fundador de la Asociación Franciscana Internacional de María. Nota del editor], en un video reciente: "Santiago Martín, un sacerdote que no es tradicionalista, concluye: 'La nueva Iglesia ha fracasado'".

"En efecto, después del Concilio Vaticano II la Iglesia, que ya estaba en retirada, adoptó la estrategia de adaptarse al mundo para permanecer en el candelero y no perder fieles, esa estrategia se ha revelado como un error espantoso que nos ha encaminado a la presente situación de extinción.

"Y no es necesario recurrir a estudios sociológicos o a costosas encuestas realizadas por consultoras internacionales. Basta visitar los domingos —no digamos los días de semana—, las iglesias: están vacías. Y lo mismo en Europa que en Argentina. La poca gente que aún iba antes de la pandemia, ya dejó de hacerlo por efecto del pésimo manejo que hicieron los obispos de las cuarentenas decretadas por los gobiernos.

Y esta dramática situación se ve acentuada lamentablemente por la política del avestruz adoptada por la jerarquía actual: "el problema se agrava porque la jerarquía de la Iglesia, comenzando por el Sumo Pontífice, no reconoce la gravedad terminal de la enfermedad y propone incrementar las dosis del mismo remedio que ya probó su efecto nocivo.

"Recuerdo, solo para poner un ejemplo entre tantos, lo dicho a los jesuitas eslovacos: [el 12 de septiembre a la nunciatura de Bratislava. NDLR]: 'Por eso hoy se vuelve al pasado: para buscar seguridad. Nos asusta celebrar delante del pueblo de Dios que nos mira a la cara y nos dice la verdad.

"Nos asusta seguir adelante con las experiencias pastorales. Pienso en el trabajo realizado en el Sínodo de la familia para hacer entender que las parejas en segunda unión ya no están condenadas al infierno. Nos asusta acompañar a gente con diversidad sexual. [...] Este es el mal de este momento".

The Wanderer subraya lo siguiente: "Bergoglio insiste en que el adulterio ya no es pecado y en el 'acompañamiento' a las personas con diversidad sexual como signos de esta 'nueva Iglesia en salida' que ha probado ser un completo fracaso".

Y concluye de la siguiente forma: "El pontificado de Bergoglio está ya terminado y fracasado. No se puede insistir por esa vía. El problema es lo que vendrá después de él. Ya ha quedado claro que la crisis de la Iglesia no se arregla refosilándose con el mundo y juntando multitudes en las Jornadas Mundiales de la Juventud o en los viajes pontificios. Esas fueron las ingenuas esperanzas de los ’80 y ’90 que han quedado sepultadas".

El punto de vista de Jean-Marie Guénois y el de The Wanderer no se contradicen, se complementan. El primero ve la determinación actual del Papa por llevar a cabo su reforma, el segundo muestra que esta terquedad ya está penalizada por el fracaso: iglesias vacías y seminarios abandonados.

La determinación de Francisco indica que no se espera ninguna renuncia; su terquedad manifiesta una ceguera que ningún hecho puede eliminar, lo que también excluye cualquier idea de renuncia a corto plazo.