Primera conversación telefónica entre el Papa y Vladimir Putin

Fuente: FSSPX Actualidad

El 4 de junio de 2025, el presidente de la Federación de Rusia, Vladimir Putin, mantuvo una conversación telefónica con el papa León XIV sobre el conflicto en Ucrania. El líder ruso reafirmó su deseo de una resolución pacífica por la vía diplomática, al tiempo que dirigió duras críticas al gobierno ucraniano, al que acusó de alimentar la escalada de las hostilidades.

Según el comunicado publicado por Rusia, el líder del Kremlin subrayó que "el régimen de Kiev se obstina en exacerbar el conflicto, multiplicando los actos de sabotaje contra infraestructuras civiles situadas en territorio ruso". Vladimir Putin insistió en la necesidad de erradicar las causas profundas de esta crisis para alcanzar una solución definitiva, justa y global, que ponga fin de forma duradera a las tensiones.

Por su parte, el director de la sala de prensa de la Santa Sede, Matteo Bruni, informó que el papa León XIV instó a Rusia a dar un paso concreto en favor de la paz. Subrayó la importancia crucial del diálogo como vector de acercamiento entre las partes beligerantes, abogando por iniciativas constructivas destinadas a apaciguar los antagonismos y allanar el camino hacia soluciones duraderas.

Este intercambio, el primero entre el jefe de Estado ruso y León XIV desde su entronización, marca un hito en los esfuerzos diplomáticos para contener un conflicto con repercusiones mundiales. Desde el inicio de la ofensiva rusa, se han celebrado dos rondas de negociaciones directas entre las delegaciones rusa y ucraniana en Estambul, sin que se haya alcanzado un acuerdo significativo.

Moscú sigue formulando exigencias maximalistas, entre ellas la retirada de las fuerzas ucranianas de cuatro regiones cuya anexión reclama Rusia, así como el abandono por parte de Ucrania de cualquier ambición de adherirse a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).

Estas condiciones, consideradas inaceptables por Kiev, se oponen a la demanda ucraniana de un alto al fuego inmediato e incondicional, una propuesta que Rusia rechaza, argumentando que tal tregua permitiría a Ucrania reconstituir sus fuerzas gracias al apoyo militar occidental.

En los últimos días, Ucrania ha intensificado sus operaciones en territorio ruso, lo que marca una nueva fase en la escalada del conflicto. Un audaz ataque con drones causó importantes daños a varios aviones militares rusos, incluidos bombarderos estratégicos, lo que demuestra la capacidad de Kiev para llevar la lucha más allá de sus fronteras.

Por otra parte, Moscú ha acusado a Ucrania de estar detrás de una serie de explosiones ocurridas el pasado fin de semana, que provocaron el derrumbe de dos puentes y el descarrilamiento de tres trenes, causando la muerte de siete personas y heridas a más de un centenar, entre ellas niños.

Otro acto resonante, reivindicado por Kiev, tuvo como objetivo el puente de Crimea, una obra de importancia estratégica que conecta la península anexionada con la Rusia continental. Este atentado con explosivos reforzó las tensiones, ilustrando la determinación ucraniana de atacar objetivos simbólicos y vitales para Moscú.

Durante el intercambio con el Papa, calificado de "constructivo" por el Kremlin, Vladimir Putin denunció enérgicamente la prohibición por parte de las autoridades ucranianas de la Iglesia ortodoxa vinculada al patriarcado de Moscú en 2024. Esta institución, que en su día fue la más influyente de Ucrania en términos de fieles, ha sido proscrita en un contexto de ruptura de los lazos religiosos y culturales con Rusia.

El presidente ruso ha pedido al Vaticano que se implique más activamente en la defensa de la libertad de culto en Ucrania, una petición que refleja las crecientes tensiones entre las dimensiones políticas y espirituales del conflicto.

El Vaticano, en virtud de la posición de mediador que desempeña la Santa Sede, ha sido considerado en las últimas semanas como un posible lugar de negociación entre las dos partes, hasta ahora sin éxito, quizá porque, para muchos ortodoxos, la "tercera Roma" —como se define el patriarcado moscovita— no puede ponerse bajo la dirección de la primera Roma.

El papa León XIV, fiel a la tradición de la diplomacia vaticana, ha manifestado en cualquier caso su voluntad de contribuir a una resolución pacífica del conflicto, un compromiso aplaudido por Vladimir Putin. Este último expresó su "gratitud" por la implicación del sumo pontífice, reconociendo en él a un actor clave en la búsqueda de una salida a esta devastadora crisis.

El Kremlin, al calificar la discusión de "constructiva", deja entrever un rayo de esperanza, aunque tenue, en un contexto en el que las posiciones de ambos bandos parecen irreconciliables.

Para el papa León XIV, este intercambio representa una oportunidad para reafirmar el papel del Vaticano como promotor de la paz, un papel que pretende asumir con determinación ante la magnitud del sufrimiento infligido por este conflicto.