Reelección de Donald Trump: para el Vaticano, la diplomacia es lo primero

La mirada ansiosa de los vaticanistas se volvió hacia la Casa Santa Marta el 6 de noviembre de 2024: ¿cómo reaccionaría el pontífice argentino ante la elección de Donald Trump como 47º presidente de Estados Unidos?

La pregunta merecía ser formulada a la vista de los últimos comentarios del soberano pontífice sobre las elecciones estadounidenses: respondiendo como de costumbre a las preguntas de los periodistas en el avión que lo llevó de regreso el 13 de septiembre de su viaje apostólico a Asia y Oceanía, el Papa Francisco no dudó en enviar un mensaje al magnate republicano y a la candidata demócrata.

“Ambos [candidatos] están en contra de la vida. Ya sea el que regresa a los inmigrantes, o el que mata a niños. Ambos están en contra de la vida”, afirmó. "No soy estadounidense, no puedo votar allí, pero déjenme ser claro: regresar a los inmigrantes, negarles la oportunidad de trabajar, negarles la bienvenida, es un pecado, es grave", declaró el sucesor de Pedro.

Y agregó: "En la moral política, en general, no votar es malo. Esto no es bueno, hay que votar y hay que elegir el mal menor. ¿Cuál es el mal menor? ¿Esta dama o este caballero? No lo sé, cada uno tiene su propia conciencia". Unas declaraciones poco apreciadas, como se puede imaginar, por la Casa Blanca y por el candidato del Grand Old Party.

Tras la elección de Donald Trump, la comunicación vaticana intervino para evitar comentarios inoportunos. En una entrevista del 6 de noviembre de 2024 al sitio de información Adnkronos, el Padre Antonio Spadaro, subsecretario del Dicasterio para la Cultura, intentó ser pacificador: “Ante las elecciones estadounidenses, la posición de la Iglesia solo puede ser la de la búsqueda de diálogo”, explicó el exdirector de Civiltà Cattolica.

Para el jesuita, mantener un diálogo abierto con el futuro inquilino de la Casa Blanca es fundamental, "por el bien de una sociedad estadounidense donde claramente hay muchas personas que no se sienten reconocidas y protegidas", una relación bilateral tanto más importante cuanto que la Santa Sede es un actor muy presente en la escena internacional y “Estados Unidos desempeña un papel importante en la resolución de los conflictos que ocurren en el mundo”.

Y para calmar cualquier polémica, el Padre Spadaro subrayó que "la Santa Sede nunca quiso construir alianzas políticas precisas con uno u otro. (…) La Iglesia intenta escuchar, interpretar la voluntad popular y al mismo tiempo exponer claramente los valores sin elegir el terreno. Por lo tanto, debemos evitar mezclar religión y política, sino poner gran énfasis en los valores".

Lo mismo sucede con el número dos del Vaticano y jefe de la diplomacia papal, que reaccionó a la elección de Donald Trump, al margen de un viaje a la Universidad Gregoriana: “Al inicio de su mandato, le deseamos mucha sabiduría porque es la principal virtud de los líderes según la Biblia”, afirmó el cardenal Pietro Parolin.

Deseó “en nombre de la Santa Sede” que el presidente electo “pueda ser realmente un elemento de tranquilidad y de pacificación en los conflictos actuales que desangran al mundo”.

El Secretario de Estado se distanció de las palabras del Papa Francisco antes citadas al subrayar que la Santa Sede y Donald Trump tienen puntos de convergencia, de los cuales "uno de los temas importantes es la defensa de la vida". “Espero también que esta defensa de la vida que ha asegurado Donald Trump durante su mandato pueda ampliar el consenso entre nosotros”, concluyó el porporato.

Suficiente para relajar el ambiente mientras la Santa Sede está particularmente involucrada en la resolución del conflicto en Ucrania, por un lado, y en China, en la normalización de las relaciones, dos regiones donde la actitud de Estados Unidos no dejará de tener repercusiones en la diplomacia vaticana.